OPINION

Morbo, infidelidad e incredulidad: así encajan las piezas que han logrado un cotilleo nacional

María Patiño, Alexia Rivas, Telecinco
María Patiño, Alexia Rivas, Telecinco

La desescalada mental de la televisión ha empezado con un ataque de cuernos retransmitido. Porque hay factores que no cambian en la idiosincrasia de la indiscreción cañí. Y el morbo nacional sigue celebrando la cornamenta ajena. Más aún si queda en evidencia por una supuesta torpeza de una webcam mal encuadrada. De hecho, todavía funciona mejor si aquellos a los que deja mal el vídeo en cuestión carecen de toda credibilidad ante parte de la población.

La historia arrancó en una emisión en la que, al fondo del plano confinado del opinólogo Alfonso Merlos, se coló una chica semidesnuda, siendo él, en teoría, novio de la ex-gran hermana Marta López. A pesar de ser un vídeo grabado y subido a posteriori a Youtube, nadie del equipo del programa se dio cuenta, solo los espectadores que rápidamente compartieron el fragmento del vídeo en redes. No se tardó nada de tiempo en identificar a la chica que cruzaba por detrás, que no es otra que Alexia Rivas, reportera del programa de Telecinco 'Socialité'. Las piezas encajaban. Y, por supuesto, ella tampoco tardó nada en dar declaraciones en su programa. La escenografía y comunicación no verbal de su primera entrevista con María Patiño tras la polémica dejó claro que Rivas piensa dar guerra: se puso en un lugar lujoso de la casa, con chimenea al fondo, como si fuera una estrella de variedades. Estaba muy cómoda en esta situación. Estaba, en cierto sentido, cumpliendo su sueño de popularidad y aprovechándolo. O eso cree. Ingenua.

Todos los focos hacia su persona. Aunque para explicar su relación con el opinólogo Merlos tenga que dejar claro que, mientras toda la población está realizando un esfuerzo de confinamiento para paliar la pandemia, ellos se han saltado a la ligera la cuarentena. Pero da igual, lo importante es la fama. Y esta trama ha hecho subir la popularidad de esta aspirante a famosa en tiempo récord. Desde luego, hay personas que disfrutan triunfando con méritos muy cuestionables. También el asunto ha promocionado al infiel, Merlos, cómodo en el papel de playboy de la España de la chulería repeinada, donde a los hombres se les ovaciona cuando son infieles mientras que a las mujeres se les critica.

Así que nada de cerrar el tema, hay que rentabilizarlo porque la historia cuenta con todos los ingredientes para el cotilleo nacional. Y, claro, el sábado llegó el 'Deluxe' y el programa se tematizó en una especie de monográfico del culebrón de la infidelidad del todo por la fama. Y los de 'Sálvame', expertos en estas artes, tenían en plató al personaje más identificable de la trama, en el que el espectador se puede reflejar: la que se ha quedado compuesta y sin novio y lo ha visto todo a través de una webcam, Marta López. A todos nos han dejado alguna que otra vez y los dejados suelen ser los primeros personajes en estar en un plató: porque les entendemos. Así se construye la empatía del relato. Sin ir más lejos, Belén Esteban fue pionera en estas lides de sentarse en sofás de plató de televisión con una historia de abandono y despecho.

La audiencia se quedó atrapada. Las piezas del éxito televisiva estaban siendo encajadas a la perfección. Incluso llamó el presentador que conduce y dirige el programa online en el que se coló la reportera por detrás, Javier Negre. Y recalcó el nombre de su programa, 'Estado de Alarma'. Publicidad gratis en prime time para todos. A costa de lo que fuera, incluso de sí mismo, porque un rato después el nombre de Negre también se puso en la palestra como posible pretendiente extra de Alexia Rivas.

Pero el espectador es más inteligente de lo que ellos creen. Y disfrutó más del asunto porque aquello fue un festín de risas, giros de guion, filtraciones, surrealismo y hasta relecturas ideológicas, con los egos de todos los personajes de la trama encantados de participar en el escarnio público, en el show y en las ristra de trending topics que se apoderaron de Twitter (¡#MerlosPlace!). Como si eligieran fama antes de cualquier escrúpulo profesional, social o personal. Todos participando en una historia que, de ser un montaje, es uno de los buenos, de esos que, por momentos, parecen un cachondeo y un minuto después se vuelven creíbles para convertirse en mofa de nuevo inmediatamente después. Habrá cuerda para rato en programas de Telecinco. Y nuevos y jugosos perfiles para futuros realities de la casa. 

Por suerte, Jorge Javier Vázquez este sábado estaba conduciendo el 'Deluxe' y, ante tal percal, fue convirtiendo un culebrón básico sin más en un sarcástico retrato de la hipocresía social y el cotilleo del radio-patio de luces del bloque de vecinos, con chascarrillos brillantes. Así, el plan oscuro se ha transformado en un sainete de la España que mira por la mirilla para criticar las libertades del otro y luego en su casa hace lo contrario de lo que profesa. Y el cóctel ha terminado siendo hasta terapéutico para una audiencia que ansiaba evadirse tras semanas en confinamiento con la mente casi solo puesta en un objetivo: sentir que todo sigue igual aunque no siga igual. Y, desde luego, que lo del cotilleo sigue tal cual. En los balcones, y en la tele.

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