OPINION

'Todo es mentira' versus 'Zapeando': el problema de una guerra con tregua

Risto Mejide en Todo es mentira
Risto Mejide en Todo es mentira

Hay programas que no pueden parar su emisión o la competencia puede adelantar terreno. Es el caso de 'Zapeando'. Tras un primer intento de realizar el programa a distancia, a través de webcams, La Sexta decidió suspender las emisión. Sólo aguantó cinco días con esta fórmula. 

Y en Mediaset se debieron frotar las manos, pues en Cuatro no se plantearon paralizar 'Todo es mentira'. Al contrario, el programa de Risto Mejide, con Risto Mejide metido en un plasma desde su casa, ha seguido con sus contenidos que tratan los vaivenes informativos del día a día. 

Sin competencia en el canal rival directo y con el interés de ser un magacín pegado a  la compleja actualidad, este formato ha tenido vía libre para ser descubierto por nuevos públicos que desconocían su existencia.

Y ya se sabe: en televisión para que te descubran hace falta tiempo, constancia... y que los rivales bajen la guardia. No sería honesto con la premisa del formato de 'Todo es mentira' de 'vigilante del universo mediático' retirarlo de la programación en estas circunstancias.

Diferente es la materia prima de contenidos que sustenta 'Zapeando', asemejada más a un show de humor evasivo. Sin embargo, el hueco que ha dejado su ausencia en La Sexta se lo ha puesto más fácil a Mediaset propiciando cierto trasvase de espectadores. Así que los de Dani Mateo han adelantado su retorno ya esta semana para intentar recuperar el terreno perdido. Incluso Risto Mejide recomendó desde su programa a los espectadores que cambiaran de canal y vieran a la competencia. "Un programa necesario", añadió, refiriéndose a 'Zapeando'. Un guiño muy al estilo de Chicho Ibáñez Serrador que, al final, más que publicidad al adversario termina también otorgando visibilidad a su propio programa que ha vivido unas semanas en crescendo. 

El programa del publicista se ve más fuerte. Mientras que el de La Sexta ha vuelto a medio gas, faltan colaboradores emblemáticos y se nota que el retorno tras el parón es difícil en un silencioso plató en el que se echan de menos las risas del público y sobran silencios incómodos.  Ni siquiera se puede contar con invitados estelares como reclamo por el confinamiento. Va a costar arrancar este pilar vespertino. 

Por eso mismo, hay programas de entretenimiento que han evitado parar. Es la forma de evitar el mal de la 'emisión interruptus' que desfideliza la rutina del público a la vez que rompe la fluidez de tramas del show. Como consecuencia, el vacío es más complicado de recuperar a la vuelta en los formatos que son tira diaria. Por eso 'Sálvame' nunca se toma vacaciones. Porque cualquier descanso podría ser el final de un espectáculo que parece interminable. Pero no lo es si se para la fábrica de la tele.

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