OPINION

'OT' vuelve: así se reinventa para conectar con los nuevos consumos de entretenimiento

Noemí Galera, OT 2020
Noemí Galera, OT 2020

Operación Triunfo' vuelve esta noche a TVE cuando está a punto de alcanzar las dos décadas de su estreno. Entonces, nadie creía en un gran espectáculo musical en prime time. De hecho, todas las cadenas privadas rechazaron este formato creado por Toni Cruz, Josep Mainat y Joan Ramón Mainat. Este último, uno de los más valientes y visionarios creadores de la historia de la televisión en España.

En términos televisivos, dos décadas para un programa de televisión es mucho tiempo. Demasiado. Pero la fortaleza de 'Operación Triunfo' reside en que ha contado con astucia para adaptarse a los nuevas épocas y sus nuevos consumos. Un programa que recuerda que la televisión de hoy crece en las redes sociales. La edición de 2017 no se hubiera convertido en un fenómeno sin la presencia del programa en Youtube, el hábitat natural donde está el público potencial de este espacio. Allí los más jóvenes tuvieron margen para conocer e identificarse con un casting a través del canal 24 horas. Ellos mismos resumían lo que sucedía en esta emisión de la vida y aprendizaje en la Academia a golpe de 'tuit'. Los seguidores del programa se sentían representados por un casting generoso, pues se abría sin demasiadas corazas en la Academia y, además, era inspirador, ya que venía limpio de prejuicios y con un bagaje de inquietudes culturales y sociales que compartían con una audiencia que aprendía con ellos, sentía su evolución y se veía reflejada en el aprendizaje, el esfuerzo y la imperfección de la convivencia.

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OT ha entendido que el éxito de la televisión ya no sólo se mide por el frío dato de audiencias tradicionales del instantáneo día después, sino por la influencia de los programas en el ámbito global.

Por ejemplo, 'La Resistencia' de David Broncano no rompe en cuota de pantalla convencional en su emisión lineal en el canal #0 de Movistar Plus, pero es uno de los programas con mayor repercusión por fidelización de público. Lo mismo sucede con 'OT',  no necesita disparar la cuota de pantalla clásica porque atesora otro valor de influencia con un elevado consumo entre los más jóvenes. Lo que propicia, además, que las nuevas generaciones descubran TVE para acontecimientos de calado. Los formatos televisivos ya se ven desde diferentes soportes y el espectador elige la manera de acceder como quiera a ellos.

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El reto de 'Operación Triunfo' es realizar este trasvase de las plataformas online a la emisión televisiva tradicional. Los espectadores ven como evolucionan los ensayos en la academia en Youtube y redes sociales y, después, asisten al desenlace en la gala que emite en directo La 1 de siempre de TVE. Pero, para enganchar con más energía, el programa necesita incorporar más acción en las galas y romper con su viejas dinámicas más encorsetadas.

El público siente que cuenta con más oferta de contenidos audiovisuales que nunca y tiene menos paciencia. No quiere perder tiempo. Si puede ver sólo la actuación de un concursante no va a aguantar ver una gala completa, a no ser que la emisión sea un evento más imprevisible. De esta forma, OT va a intentar dotar a sus galas de más sustancia imprevisible. Para empezar, ya no sólo habrá dos nominados, puede salir nominado cualquiera de los concursantes. Incluso todos. También el programa necesita que el jurado sea menos políticamente correcto para aportar realidad a los participantes, que son seres adultos. Por tanto, más argumentación en los veredictos para que sea más entendible los aciertos y fallos de las galas. Al final, el programa es una escuela de talentos. No se pueden quedar en la frase hecha. De nuevo, se intenta romper con un guion que pueda caer en lo pronosticable. Ahí entra en juego la incorporación como jurado fijo de Nina, Natalia Jiménez, Javier Llano y Javier Portugués Portu. Profesionales del sector que entremezclan gracia, para crear estampas televisivas para la posteridad (y algún que otro meme) y, a la vez, con una experiencia útil para poder explicar lo que pasa en el escenario y se acaba de ver por la tele. Así Alumnos y audiencia sienten que las galas sirven para más que un predecible desfile de la puesta de largo de los números musicales.

-Espectador de paciencia menguante

Y como el espectador tiene menos paciencia que antes. Y como los ritmos de los consumos televisivos actuales son más rápidos que nunca: el programa no esperará a que los concursantes no les quede otra que lanzar su carrera musical cuando acabe el concurso. Podrán aprovechar el escaparate televisivo de 'OT' para mostrar sus composiciones. En este sentido, tendrán más clases de composición y se incorpora la figura del manager. Los participantes podrán llegar a acuerdos con cualquier discográfica sin prácticamente ataduras, a pesar de estar dentro de un formato televisivo. De esta manera, ellos mismos pueden rentabilizar mejor la visibilidad que les otorga OT y el programa lo puede retratar con la versatilidad que demandan los nuevos tiempos televisivos.

Porque cuando los focos del programa se apaguen, todo será más complicado en una sociedad de sobreinformación en las que OT ha entendido que hay protocolos que ya están para saltárselos. Eso sí, sólo si no se desvirtúa la personalidad que hace que la fórmula del programa sea única. Y en OT esa fórmula se alcanza gracias a la suma de la esencia de tres géneros: el talent show, el reality show y la teleserie juvenil. No existe, por ahora, otro concurso de talentos en el que la audiencia tiene tiempo para empatizar con los participantes porque asiste en directo a sus vivencias y aprendizajes en la Academia. Aprende y descubre con ellos, de hecho.

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Si el casting es generoso y se abre a la audiencia para contagiar esa verdad que hace más grande cualquier cualidad artística... el éxito de 'OT 2020' será seguro. En la época de la sobredosis de televisión rápida de ver y usar, existen pocos referentes estimulantes que acompañen al público en sus rutina diarias durante tres meses. Menos aún que despierten inquietudes, que descubran canciones y hasta hagan pensar sobre cómo somos, cómo crecemos y cómo relativizar una sobrevaloradas palabras llamadas 'fracaso' y 'triunfo'.

Borja Terán.

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