OPINION

'OT 2017': cómo diseñar un concierto para no defraudar las expectativas de tu público

Amaia en el concierto de OT
Amaia en el concierto de OT
Amaia en el concierto de OT
Amaia en un pausa dramática de su brillante interpretación de 'Miedo'.

El concierto de OT no es para fieles a conciertos. El concierto de OT es para fans de un programa de televisión y, como consecuencia, los organizadores han sabido reproducir la esencia del programa de televisión en los estadios a los que acude el show.

El escenario de la gira de OT recuerda al plató de OT con la estructura de sus pantallas, con la disposición de sus escaleras. Las animaciones de las grandes pantallas del decorado también recuerdan a las que ya se vieron en la emisión de OT. Incluso los bailarines son los mismos que en OT. Y, por supuesto, las canciones son las que ya se interpretaron en OT. Todo han sido grandes hits del talent show, con parecidas coreografías y hasta con los mismos besos simbólicos.

Beso concierto OT
La diversidad es la esencia de la vida.

El concierto de OT invita a los seguidores del programa a colarse, a lo grande, en el plató del talent show. A ese plató del televisión que vieron por la pantalla pero al que no podían ir en persona. Y ese es el mejor acierto del diseño del concierto. No intenta ser nada que no es, sólo quiere convertirse en una fiesta para fans de un programa de televisión. Así que se es fiel al programa de televisión. Sin defraudar en expectativas o gestos, que son la señal de identidad del formato.

No sucedió lo mismo con el concierto de hace más de un año por el 15 aniversario del primer Operación Triunfo. Salvó el show la famosa "cobra" entre Bisbal y Chenoa. Porque ni la (ausente) escenografía remitía a la nostalgia de OT1 ni la iluminación trasladaba al espectador a un show de primera línea. Al contrario, parecía una verbena cualquiera.

Cepeda y Aitana en el Concierto OT
Captura para shippear. 

OT 2017 tiene una gira digna para esos fans que, tal vez, hasta es la primera vez que acuden a un gran concierto. Se conforman con ver a los ídolos en el contexto televisivo en el que les han conocido. Éxito asegurado tras un fenómeno de tales dimensiones, de ahí que las entradas no hayan sido nada baratas.

Y, como esto ha nacido de la televisión, TVE también ha grabado para la posteridad este primer concierto y, probablemente, el más simbólico: el del Palau Sant Jordi. Lo ha tenido bien guardado para emitirlo en el instante adecuado y ha decidido que este miércoles era la fecha más idónea, probablemente para frenar el efecto de Factor X, que ha llegado con éxito a Telecinco el pasado viernes.

La realización del primer concierto de OT2017 ha estado a cargo de Jordi Vives, emblemático realizador de TVE en Cataluya. El maestro de realizadores ha logrado transmitir el fervor del Palau Sant Jordi con grandes planos generales y sin escatimar en los cruciales planos de reacción del público. Esos encuadres en los que se ve y se siente a los asistentes emocionarse con sus artistas.

Público concierto OT
Ponga un plano de reacción en su programa.
el detalle

Píldoras entre bambalinas

Al no ser un programa en directo, la emisión del concierto de OT ha permitido incorporar imágenes inéditas de los cantantes entre bambalinas, antes y después de salir a escena. Así se da más fluidez narrativa a la transición entre canción y canción y, no menos importante, se enriquece la retransmisión con un nuevo contenido extra, al que no ha tenido acceso el asistente al concierto. Esta es una buena manera de picar la curiosidad del espectador para que se quede en el prime time de La 1 más allá de las actuaciones que podrá ver luego, una y otra vez, cuando quiera y como quiera en Youtube.

Hacer una realización atractiva en un concierto de estas características no es fácil, pues la puesta en escena -aunque se inspire en la televisión- no está pensada para la televisión. Empezando por las grandes pantallas de led con una tosca definición muy complicada (e incómoda) para los primeros planos de los artistas. Pero Vives y su equipo de Televisión Española en Cataluña ha salvado la papeleta, como también la salvaron los concursantes del talent show. Brillan, cada uno a su manera: Ricky como el showman -el único que ha presentado con rotundidad y cierta gracia a sus compañeros que actuaban después de él-, la intensidad de Ana GuerraAitana como la gran diva pop... pero, especialmente, Amaia. Ella no hace versiones, ella hace vibrar.

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