ANÁLISIS

'Padre no hay más que uno 2': España como ejemplo ante la (temerosa) industria norteamericana de cine

Las salas de cine cuentan con una cualidad sin rival que no se debe infravalorar. 

Santiago Segura y Loles León en 'Padre no hay más que uno'
Santiago Segura y Loles León en 'Padre no hay más que uno'
Borja Terán

Las grandes compañías del cine norteamericano tienen miedo. Creen que estrenar ahora es lanzar al vacío sus producciones, sobre todo aquellas de alto presupuesto y que por tanto requieren abundantes beneficios. Disney incluso ha movido su apuesta estelar, 'Mulán', a la plataforma bajo demanda del grupo: no se verá en cines en la mayoría de los mercados. Tanta es la paralización del sector ante la pandemia del Covid-19, que existen medios de comunicación en Estados Unidos que empiezan a criticar la extrema cautela de los principales estudios cinematográficos y ponen como ejemplo el éxito en los cines españoles de la película de Santiago Segura 'Padre no hay más que uno 2'. Un triunfo en taquilla que hasta parece que va a superar las cifras que su primera entrega el pasado año.

La situación era muy incierta antes del estreno de la comedia familiar de Segura. Los cines reabrieron tras el confinamiento pero el tímido flujo de público no podía compararse con las mismas fechas el año pasado. Los agoreros aseguraban que la secuela de "Padre no hay más que uno" también sería un fracaso con este panorama. Pero entonces Santiago Segura y su equipo se atrevieron, e incluso adelantaron el estreno de la película, previsto para el 7 de agosto, al 29 de julio, miércoles y día del espectador. Y las salas empezaron a llenarse. Más de 5 millones de euros recaudados lleva ya.

A su favor, Segura tenía lista la continuación de un filme que fue un rotundo triunfo en taquilla el año pasado. La marca ya era reconocida por un público potencial y, además, el director es un maestro de la promoción. No se queda parado, despliega su carácter de personaje en televisión y radio para dar a conocer su nueva cinta. Y los programas le acogen, pues saben que sus apariciones funcionan. Sabe jugar en directo y, a la vez, entiende cómo hacer el equilibrio entre promoción, comedia y seriedad cuando toca. En esta ocasión, además, sumando el discurso de que los cines necesitaban la ayuda de un producto comercial atractivo para reactivarse. "Todo lo que tengo se lo debo al cine y quería devolverle el favor", dijo.

Así, una película diseñada para arrasar como es 'Padre no hay más que uno 2' ha llegado en el momento oportuno para demoler una mentira que estaba empezando a ser asumida por muchos: "La crisis sanitaria de la pandemia del coronavirus iba a ser la estocada final de las salas de cine. Tras el confinamiento, el público no estaba volviendo quizá porque han asumido las ventajas de los videoclubs de la televisión bajo demanda". Pero, en realidad, el público no estaba acudiendo a las salas después de su reapertura porque no contaban con estrenos con tirón. Todo era un refrito o títulos sin promoción. Y justo, ahora, como siempre, se necesita no sólo colocar el producto, sino comunicarlo mejor, dar a conocer que ha llegado ese estreno que merece la pena ver en las salas.

Porque, como decía Pilar Miró a Jesús Hermida en una conversación en TVE de 1981: "Una de las magias del cine es ese poder del aislamiento que, por ejemplo, no tiene la televisión". Esa cualidad sin rival a la que se suma el consumo en grupo. La risa, la emoción o los sustos no se sienten igual en la individualidad del visionado en una tablet que en la colectividad de una sala. Y menos ahora, en un presente lleno de distracciones. 'Padre no hay más que uno 2'  es una comedia para todos los públicos, en el sentido más amplio y familiar. Es perfecta para el verano, y más para un verano donde necesitamos un extra de evasión. Por eso los espectadores la han acogido con los brazos especialmente abiertos.

El público tiene ganas de la experiencia del consumo en colectividad. Quieren la vieja normalidad en todos los aspectos, no la nueva. Ahí las clásicas salas de cine tienen una baza sin rival, más aún cuando en este tiempo raro pueden controlar fácilmente las medidas de seguridad. Pero, paradójicamente, los grandes estudios de cine estadounidenses se han bloqueado, siendo cierto que allí la situación de la pandemia es ahora aún más compleja. Están posponiendo casi todas sus grandes apuestas para el año que viene (veremos qué pasa con 'Tenet', que se estrenará en Europa antes que en EEUU) y por eso su prensa, como Deadline, mira a España y a Santiago Segura de reojo. Porque aquí hubo un atrevimiento que desmontó miedos y augurios. Sintomático de la situación, pues ellos tienen más medios, en inversión de producción y en campañas de marketing, para crear eventos que devuelvan la vida a los complejos de salas de proyección cinematográfica. Pero el riesgo de equivocarse en una época de tan claustrofóbica incertidumbre ha dejado al cine y la televisión de Estados Unidos conservadoramente paralizada. Al final, como se ha hecho aquí, solo habrá una solución posible: actuar, avanzar, dar pasos hacia delante.

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