OPINION

Por qué la TV tradicional va a seguir siendo crucial en tiempos de Netflix

Gráfico evolución Netflix
Gráfico evolución Netflix
Nerea de Bilbao

Las nuevas generaciones ya no esperan a la decisión del programador tradicional, han asumido que pueden ver cómo y cuándo quieran los contenidos 'a la carta'. Sin esperas, sin retrasos, sin cambios de última hora de contraprogramación y sin interrupciones publicitarias.

La televisión asiste a una revolución de acceso a los contenidos, pero ¿terminarán desapareciendo los canales tradicionales? Los canales de 'toda la vida' tendrán que reinventarse e interiorizar que el público masivo ya no verá su producto sólo por la televisión convencional.

TVE, Atresmedia y Mediaset deberán potenciar sus plataformas 'bajo demanda' para que sean de un uso más accesible, más intuitivo y más visual. La oferta'online' debe entrar por los ojos sin que cueste demasiado esfuerzo.

Uno de los éxitos de Netflix se basa en que para utilizar su interfaz no hay explicaciones de uso. El espectador maneja de forma intuitiva los contenidos, que están destacados con carteles identificativos en los que se cuida el diseño para llamar la atención como hacían los carteles de las películas en las luminosas marquesinas de los cines.

La estrategia es la misma de la antigua industria de Hollywood, pero no es suficiente. El usuario siente que existe una inmensa oferta de contenidos y los creadores se empiezan a percatar de que sin una gran campaña publicitaria lo más fácil es pasar completamente invisible ante los ojos de la audiencia potencial. Los espectadores sólo verán aquello que cuenta con una fuerte inversión en márketing.

Ahí es donde siguen teniendo el poder las cadenas tradicionales, si saben estructurar bien sus parrillas de programación. Estas frecuencias se convertirán en el escaparate premium de series y programas.

Sólo las cadenas deben reorganizar mejor sus contenidos en horarios que sean reconocibles, en los que el público sepa la hora en la empieza  la ficción pero, también, no menos importante, la hora en la que termina su nueva serie. Así TVE, Atresmedia y Mediaset cuentan con la baza que pueden crear una cita en la que favorecer el consumo, del público potencial al unísono, de tal producción en directo. Y si le gusta, lo puede ver después en diferido.

Porque la experiencia de ver la tele en grupo no desaparecerá. Menos aún, mientras estén en auge las redes sociales tal y como las conocemos. Al memos, si las cadenas reorganizan y estabilizan bien sus parrillas para no despistar al público con caóticas decisiones que impedían fidelizar seguidores, como ha sucedido en España en las últimas épocas.

La televisión que acompaña al espectador en directo 

Las cadenas de televisión irán moviéndose hacia el modelo de emisoras de información y entretenimiento en directo, un directo en el que la audiencia siente que está viviendo de primera mano y en primera persona un acontecimiento irrepetible que se retransmite en tiempo real.

La televisión que acompaña en el vivo y el directo no está en peligro de extinción y, además, será la perfecta vitrina para colocar productos estelares, más atemporales, como el lanzamiento de series que si no pasan por la parafernalia de estas cadenas serán imperceptibles.

Por eso mismo, es tan crucial una televisión pública con un proyecto rotundo y de largo recorrido para que la cultura española plural tenga sus vitrinas y escaparates en los que proyectar el talento que se queda fuera de los intereses empresariales de las plataformas norteamericanas. Si no, esa diversidad cultural, que se ha ido manteniendo a flote en nuestro país, puede empezar a ser menguante y hasta invisible para el público. 

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