ANÁLISIS

¿Por qué no funciona Isabel Pantoja en 'Idol Kids'?

Las lágrimas de Isabel Pantoja cuando un niño canta 'Marinero de Luces' en 'Idol Kids'
Las lágrimas de Isabel Pantoja cuando un niño canta 'Marinero de Luces' en 'Idol Kids'
Borja Terán

Qué difícil es ser uno mismo en televisión. Incluso ser Isabel Pantoja. La tonadillera es el gran reclamo de 'Idol Kids', el talent show con el que Telecinco intenta mantener el éxito de la versión infantil de 'La Voz', que saltó a Antena 3. Y la apuesta dio sus frutos. Al menos, en el primer programa.

El estreno del concurso tiró. Hasta adelantó a 'Mujer', el serial turco que también e inesperadamente triunfa en Antena 3. Había curiosidad por ver a la cantante en su nueva función como jurado de un concurso de aspirantes a niños prodigio. Mediaset ganó la noche. Pero, en cambio, al siguiente lunes, la telenovela ya superó al show de variedades.

El problema de esta pérdida de liderazgo está en parte en que Isabel Pantoja ya había enseñado sus cartas y son ciertamente artificiales. En 'Idol Kids' quiere quedar bien con todo el mundo y, entonces, no se desenvuelve como en el ámbito del reality-corazón, donde su intensidad melodramática encaja mejor con el tono habitual de la exageración del cotilleo nacional.

En 'Idol Kids', Pantoja vuelve a interpretar con aires de diva su propio culebrón, pero no argumenta con pedagogía y proximidad cuando toca realizar un veredicto concreto e inspirador tras una actuación. Por eso mismo, no se la entiende. Y lo que es peor: resulta cargante. 

De esta forma, 'Idol Kids' sufre la idéntica debilidad que padeció 'La Voz' la pasada temporada con Paulina Rubio: si no hay implicación con los pequeños artistas más allá de una frase hecha y unas palabras de ánimo condescendiente, el espectador tampoco se siente partícipe con el programa. Y, cada semana, pierde un poco de interés. Hasta olvidar la existencia del show.

Isabel Pantoja suelta muchos 'ole, ole', sí, pero cada uno de sus juicios de valor son tan repetitivos y fingidos que agota a la audiencia masiva. Satura, vamos. Y cuando quiere ser chistosa se atribuye expresiones de Lina Morgan. Pero, claro, no es Lina Morgan. Ni tiene que serlo. Tampoco ayuda al programa que la puesta en escena de las actuaciones musicales se ve demasiado amateur. Ni la escenografía del plató ni la iluminación transmiten percepción de gran espectáculo. Sólo lo podía salvar el ingenio del jurado. Pero nadie dijo que ser jurado de un talent show fuera fácil. Menos aún si eres Isabel Pantoja, con todo lo que conlleva ese nombre.

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