ANÁLISIS

Por qué 'Saber y Ganar' sigue siendo un éxito (24 años después)

El concurso de Jordi Hurtado se ha adelantado a su tiempo. 

La evolución de Jordi Hurtado a través de una imagen que realizaron los responsables de redes de La 2 de TVE
La evolución de Jordi Hurtado a través de una imagen que realizaron los responsables de redes de La 2 de TVE
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'Saber y Ganar' ha cumplido 24 años. El cumpleaños fue el miércoles y el programa, de nuevo, fue lo más visto de La 2, superando en audiencia a programas como 'Zapeando' o 'Todo es mentira'. No es nada nuevo, el formato mantiene su fuerza. Lo hace a pesar de su veteranía.

Lejos queda aquella primera vez de Jordi Hurtado al frente de 'Saber y Ganar'. Entonces, parecía que Televisión Española estrenaba un concurso para los más empollones del país en una franja horaria donde ya era vieja costumbre formatos de este género. Estaba la rutina hecha, tan necesario en TV. Pero, rápidamente, el espacio empezó a destacar de manera especial por su habilidad para generar vínculos entre el espectador y los participantes, que no eran resabiados repelentes. Sabían mucho, claro, pero el público los veía como cualquier vecino de su barrio. No es casual, ya que el juego permitía empatizar con su elenco al dar tiempo a conocer a sus sabios. Con esta táctica, 'Saber y Ganar' se adelantaba y definía tendencia a los concursos posteriores.

Ya la sintonía del programa iba un paso por delante de las narrativas de una televisión que cada vez atesora más competencia en otros canales, pero también en otras plataformas y en otras aplicaciones.  Así, desde sus inicios, 'Saber y Ganar' arranca mostrando lo que sucede en el plató. No se forma el logotipo del 'show' con una cabecera clásica, directamente se muestra lo que sucede en plató. Pero no es una imagen cualquiera, cuenta con un ritual escénico. Todos los personajes del programa -presentador, copresentadora, voz en off y concursantes- están en el centro del decorado charlando a contra luz. Una estampa característica, con sello muy propio, para empezar y que el público tome posiciones. De qué estarán hablando, mientras la voz del programa ya incide con la suficiente épica recitando el título: "¡Sabeeeer y Ganaaaar!". La atmósfera para sumergir al espectador se crea desde la propia introducción de los títulos de crédito. 

Después, Jordi Hurtado hila el show con mucha energía. No hay público en el estudio, pero la ovación no se echa en falta porque Hurtado cuenta con un ímpetu a la hora de hablar que disimula los silencios de una grabación que está muy tejida para que el ritmo no decaiga. Y la voz en off, especialmente cuando ha estado al frente de este micrófono el carismático Juanjo Cardenal, no es sólo una voz en off que lee. Es un contrapunto necesario de Hurtado, que además de soltar las preguntas, se permite soltar ironías. Como en cualquier obra audiovisual, así se crea un clima acogedor a través de los personajes y sus personalidades. De hecho, el cometido de Hurtado no sólo es introducir las pruebas y, especialmente, cuenta con la destreza de dibujar los matices que hacen a cada concursante único.  

En este sentido, 'Saber y Ganar' se ha transformado en el concurso diario más longevo de la historia de nuestra televisión porque ha contado con la inteligencia de entender las ventajas de que los concursantes aguanten en el tiempo. Incluso recuperando su presencia en los aniversarios del formato con ediciones especiales y hasta con un mote propio: "los magníficos", bajo esta denominación se identifica con gracia a los mejores del concurso y, de paso, se desengrasa cualquier atisbo de monotonía del legendario espacio con la emisión de capítulos-acontecimiento que reviven el interés del show con inolvidables viejos conocidos. 

De esta manera, el show construye comunidad fiel. No sólo de concursantes, que vuelven y vuelven, también de unos espectadores que ven cómo los participantes avanzan durante las semanas. Pero, a la vez, cómo crecen con el paso de los años. Porque todos crecemos viendo 'Saber y Ganar'.

Se nota que está detrás la sabiduría del gran autor de nuestra televisión, Sergi Schaaff, creador de 'Saber y Ganar' y tantos programas de tantos géneros. Lo que puede parecer un concurso cultural de preguntas y respuestas sin más, está sustentando en una creatividad bien estructurada  que hace que no se desgaste con su envejecimiento. Desde la sintonía que ya suena a la hora de la siesta hasta la composición de la complementariedad de los protagonistas del show, donde siempre será especial el binomio de complicidad entre Hurtado y Cardenal. Se echa en falta cuando no está este último, la magia de tantos años juntos... desde 'Si lo sé no vengo'. También de Schaaff.

Pero 'Saber y Ganar' sigue vibrando 24 años después con más vitalidad que el primer día. Sus pruebas enseñan cultura a través de un entretenimiento rodado que es coherente consigo mismo y, a la vez, versátil para introducir giros de guion que pillen de improvisto al personal, audiencia y participantes. Siempre cuidando la épica del desafío del 'reto' auténtico pero, sobre todo, primando esa inspiradora cercanía que hace que el espectador sienta que conoce de toda la vida a los concursantes. Y ya, con 24 años en emisión en La 2, lo de toda la vida puede empezar a ser una expresión literal.

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