ANÁLISIS

¿Quién era el verdadero personaje principal de 'Verano Azul'?

Chanquete no era.

Verano Azul
Verano Azul

Es la serie más repuesta de la historia de nuestra televisión. Siempre elevando la audiencia de TVE, aunque pasaran largas décadas y las grabaciones se sintieran cada vez más viejas. Pero, en realidad, las vivencias que atesoran las tramas  de 'Verano Azul' (1981) se mantienen en gran medida de actualidad porque Antonio Mercero supo conjugar historias con sentimientos universales sin fecha de caducidad con la ingenuidad de una España en plena edad del pavo de la democracia, que nos sigue haciendo entender cómo somos. Porque somos fruto del lugar del que venimos.

'Verano Azul' convirtió al país en una pandilla de púberes que empezaba a descubrir la bofetada de la compleja realidad. La serie podía haberse quedado en inalcanzables tramas de superficial fantasía evasiva, pero Mercero decidió abrazar aquellas situaciones cotidianas que nos afectan y que, sin embargo, la Televisión Española no había contado nunca desde la perspectiva de unos jóvenes pedaleando en el verano de sus vidas.

Pero, ¿quién era el personaje principal de 'Verano Azul'? ¿El venerable Chanquete que vivía en un barco varado en tierra firme y que Tito y Piraña confundieron con un OVNI? ¿La pintora Julia, intentando huir de la tristeza de la desgracia? ¿Pacho? ¿Bea? ¿Javi? Antonio Mercero fue más allá para atrapar a la audiencia con, en cierto sentido, la idea de que todos somos siempre personajes secundarios. Con nuestro instante puntual protagonista, pero todos somos secundarios en el trabajo en equipo de la existencia. 

Y su ficción habitualmente ha sido una hábil mezcla de personajes intergeneracionales diseñados con astucia para complementarse entre sí.  'Verano Azul' representa esa coralidad que ayuda a que toda la audiencia pueda sentirse identificada con alguno de los personajes y, a la vez, descolocarse con ese travieso contrapunto de la emoción que logran las cándidas ocurrencias de los más pequeños, Tito y Piraña. Niños y mayores reflejaban sin demasiadas condescendencias una sociedad en la que no todos son guapos de manual ni referentes de nada. Sólo son personas intentando encontrar su sitio.

'Verano Azul' trató temas que todavía la televisión familiar tenía cierto temor a enfocar. Desmontó tabúes, restó egos. Y conectó con su sociedad, vamos que si conectó con su sociedad, porque sus guiones equilibraron lo asombroso de la iconografía aplastante que te hace especial (ese loco barco plantado encima de una montaña) con la verdad de esa sensibilidad que te hace igual. Una combinación que surge de la maestría de crear guiones mirando con imaginación, sensibilidad y sin snobismos la cotidianidad en la que estamos inmersos. Cotidianidad en la que todos somos actores secundarios y, a la vez, protagónicos. Cotidianidad que, quizá, en estas cuatro décadas, no ha cambiado tanto como creemos.

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