OPINION

Rajoy: 6 claves televisivas de su éxito y fracaso en 'La Sexta Noche'

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Por obra y gracia de la campaña electoral, Mariano Rajoy ha reaparecido en un programa de actualidad, La Sexta Noche, para rendir cuentas a ciudadanos anónimos. La última vez que realizó una comparecencia de estas características fue en Tengo una pregunta para usted, hace seis largos años, en aquella televisión pública que conocía la pluralidad, modernidad e innovación.

Ahora ha retornado a un programa político en directo y en horario de máxima audiencia. Sin cortes de edición, sin futbolines, sin Bertín Osborne, sin kylie Minogue.

Pero los lenguajes de la política en televisión han evolucionado. Y se ha notado. Y de ahí surgen seis claves del éxito y fracaso del día en el que un presidente del Gobierno español volvió a aceptar preguntas y repreguntas de gente de la calle. Ventajas de las campañas electorales.

1. Tranquilidad convincente

Rajoy se defiende mejor de lo que confían sus propios asesores. O eso se deduce por lo poco que los gurús sacan a su líder fuera del plasma. A la vista de la aparición de anoche, podían haberlo hecho durante toda la legislatura y no estaría tan denostada su imagen: sus razonamientos tranquilos pueden dar una perspectiva convincente en determinados asuntos. Pero la decisión llega forzada y tarde.

2. Falta de empatía con la gente de la calle

En La Sexta Noche no han existido barreras entre el presidente y los ciudadanos, que se sentaban alrededor como alumnos en la escuela. Un acierto de puesta en escena que, sin embargo, Rajoy no ha sacado partido. El presidente ha argumentado sosegado, pero sin transmitir empatía. Al contrario, ha contagiado frialdad. Le falta apego e identificación en temas muy sensibles, como el trabajo precario. Además, en ciertos momentos, la comunicación no verbal ha delatado a un Mariano que no puede evitar una cierta mirada perdida en busca de razonamientos para salir airoso del atolladero. Y eso desconcierta.

3. Querer ser simpático como una Miss

A la hora de pretender caer rematadamente bien, Rajoy tira del tópico más tópico. Si ha estado en Málaga, dice que allí hay gente encantadora. Como una buena Miss de la escuela de Raquel Revuelta. Pero Mariano no es miss y lo de que Rusia es un país con gente maravillosa ya nos lo sabemos.

4. Dialéctica exquisita

No ha variado su manera de comunicar. Es un político a la vieja usanza. Tiene argumentos bastante elaborados e interesantes pero que, al mismo tiempo, se pueden transformar en extensos prolegómenos y largas disertaciones hacia ninguna parte. Es decir, da rodeos con mucho arte. Rajoy habla muy bien, pero en la televisión de hoy, cuando te hagan preguntas directas (¿pactará usted con Ciudadanos? ¿derogará la ley del matrimonio igualitario?), apuesta por respuesta directa. O transmitirás que estás tirando balones fuera. O, peor aún, indecisión. Porque en el prime time triunfan los diálogos claros, contundentes y rotundos, a no ser que quieras un papel como rimbombante protagonista de El Secreto de Puente Viejo.

5. Juzgar al periodista

Los juicios de valor están muy bien, pero evita juzgar la valía profesional del periodista que te acaba de enviar una pregunta en un vídeo grabado. Queda raro. Así ha sucedido anoche: Cristina Pardo (con su habitual honestidad crítica e irónica) preguntó sobre la experiencia que debe tener un político para presentarse a las elecciones. Hasta ahí correcto. Pero Rajoy, en un ataque de conocimiento de las entrañas de los medios de comunicación, se metió en el jardín de reflexionar sobre la capacidad de la propia Pardo como supuesta directora máxima de La Sexta. Canal que, por suerte para Rajoy, (aún) no dirige. Está claro que Cristina Pardo no es su tipo.

6. Mariano Osborne

El presidente del Gobierno ha demostrado anoche en La Sexta que, en cierto sentido, es el Bertín Osborne de la política. Sus argumentos conectan con un público mayor de cincuenta años. Porque ser serio no está reñido con la campechanía de Mariano. Incluso suelta algún que otro argumento de tasca, como Bertín. Lo malo es que sus habilidades comunicativas de "cuñado prototípico" no congenian con las generaciones más jóvenes. Tal vez le ha faltado más contacto con una visión global de un país que siempre será mejor gobernado en contacto directo con la realidad que está en la calle.

@borjateran

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