OPINION

Isabel Pantoja y Carlos Lozano: la pelea perfecta para un Supervivientes con técnicas de culebrón

Isabel Pantoja, pelea 'Supervivientes'
Isabel Pantoja, pelea 'Supervivientes'

Supervivientes' es un reality que aprende de las trampas clásicas del culebrón de siempre. De hecho, el programa incluso cuenta con una sintonía en la que van apareciendo todos los concursantes al estilo de las estrellas de una apoteósica telenovela. Y, como buen culebrón, esta careta de arranque deja para el final la imagen de los fichajes estelares, Isabel Pantoja y Carlos Lozano. Nada es casual en estos casos.

Los egos de los 'guest stars' no podían pasar desapercibidos en el programa, claro. Tampoco quieren decepcionar a los mandamases de la tele-realidad. Así, Lozano entra en cólera sin piedad y Pantoja responde con la intensidad folclórica de sus canciones. La gresca está servida.

Aunque, en realidad, nadie entienda muy bien el motivo de la discusión. Todo da la sensación que surge sin conflicto previo aparente. Como sucede en el buen culebrón. Esa telenovela cutre, pero que engancha y que, además, introduce con habilidad otros personajes para que la trama coja más aire. En este caso, son las Azúcar Moreno. También folclóricas de la exageración, que creen entender que su éxito en el reality pasa por pringarse. Y no sólo en el agua. Mejor de barro, el literal... y el menos literal.

Jugada redonda para Telecinco (y Cuatro). El casting está remando a favor del delirio colectivo. Pero la pelea sin motivación no sirve de nada en televisión. Es más, puede ser hasta incómoda de ver. El grito por si solo es molesto en un prime time. El público necesita entender lo que sucede. En este punto, destaca la habilidad del programa al organizar las tramas de la convivencia con la astucia del ingenioso guionista que atesora la intuición y destreza para dibujar un desarrollo de una historia que retiene la atención del público.

En este proceso, es crucial la capacidad de los presentadores -Jorge Javier Vázquez, Jordi González y Carlos Sobera, cada uno con un tono pero todos con mucha ironía- para guiar a los personajes, recalcar su rol en el devenir del show e introducir el humor que filtra la intensidad de la convivencia del concurso para que no sea excesiva y no corra el peligro de empezar a parecer un teatrillo poco creíble. La guasa relativiza, equilibrando la intensidad folclórica de Isabel Pantoja y Azúcar Moreno que, por otro lado, es vital. Al igual que en cualquier telenovela de postín, los personajes principales pasados de frenada son un clásico a la hora de atrapar al espectador con el arte del divismo malicioso.

'Supervivientes 2019' cuenta con ese divismo malicioso del culebrón a raudales. Y los responsables del programa lo colocan con inteligencia en la escaleta para que el espectador no se aburra y se mantenga hasta el final. O, al menos, hasta las doce y pico de la noche. De esta forma, es evidente que están muy calculado los tiempos de los puntos álgidos de esta telenovela hecha con la realidad. De ahí que planten la esperada imagen del reencuentro de Isabel Pantoja, Azúcar Moreno y Carlos Lozano a las doce menos diez de la noche, hora ideal para disparar la audiencia de Cuatro cuando las otras cadenas ya están bajando la guardia. 

Y, entre tanto, el programa va haciendo un tira y afloja de contenidos que proyectan un arco de tensiones y comedia en la isla y en el propio plató, con otras divas sin piedad como Bárbara Rey de comentarista. Aunque no quieras verlo,  la locura folclórica termina dejándote pegado frente al televisor. No hace falta entenderlo, no hace falta seguir el hilo. Los concursantes gritan, a veces parece que sobreactúan enfadados sin sentido, pero el programa ordena ese caos emocional con una maquiavélica pericia con la que propicia una catarsis colectiva. Aunque los concursantes acaben desquiciados. Aunque todos acabemos algo desquiciados.

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