OPINION

La inaudita táctica de convertir 'Sálvame' en trampolín del nuevo culebrón (de ficción) de Divinity

Sálvame
Sálvame

Divinity tiene una nueva telenovela. Es turca, se llama Kara Sevda (Amor eterno) y va de amores imposibles. Se ha estrenado a las cuatro de la tarde de este martes en Divinity, pero para que no parezca una romanticona teleserie importada más -que podía dar esa sensación y no lo es- se ha decidido potenciar su lanzamiento con una primera emisión simultánea en cuatro canales: Divinity, Energy, Be Mad y en el propio Telecinco.

De hecho, Kara Sevda se ha dado a conocer en Telecinco como si fuera una efectista exclusiva de Sálvame. El programa se ha pasado varios días generando expectación con la ficción para, al final, crear una especie de premiere en directo en su plató, reconvertido en una tetería.

Invitados ilustres, como Leticia Sabater o el maestro Joao -muy ilustres...), han pisado una alfombra roja para dar la bienvenida a esta producción y, de paso, despertar en el asiduo público del magacine de tarde de Telecinco la percepción de que está ante un culebrón sin igual.

Crear expectativa de un producto de otro canal

"Por fin ha llegado el estreno que todos esperábamos", insistía una intensa voz en un vídeo de Sálvame a la caza de cebar la proyección del primer episodio, que ha introducido la mismísima Carlota Corredera, como si fuera Doña Adelaida dando paso a Cristal en los noventa, pero aquí mucho más solemne.

Con tanta pompa, Mediaset consigue su objetivo: dar visibilidad a un canal más pequeño como Divinity a través de la incorporación de una serie que ha triunfado en otros países, tiene un Emmy y que, además, puede arañar adeptos de la base de seguidores de Telecinco. 

Porque en Mediaset son expertos en favorecer el traspase de públicos. Lo suelen conseguir con los realities, de Supervivientes a Gran Hermano VIP, que terminan sustentando prácticamente todas las franjas de la programación de Telecinco e incluso de algún que otro canal del grupo, como es el caso de Divinity, uno de los canales que más cuida la definición de su identidad de marca desde su origen.

Ejercicio empresarial a la inversa

Ahora, la compañía televisiva hace el ejercicio empresarial a la inversa: durante días, Mediaset ha definido una cita entre los fieles de Sálvame para que interioricen la existencia de una ("buenísima") serie en Divinity. Nada habitual y hasta arriesgado: la tele grande se permite la licencia de desvirtuar su programación habitual para promocionar a una cadena más pequeña. Es la manera de proteger y dar relevancia a la implantación de este serial que narra el romance entre Nihan, una artista de una opulenta familia, y Kemal, un humilde estudiante de Ingeniería. El trasfondo de la historia no es nada nuevo, pero por eso mismo puede brillar entre un tipo de público de sobremesa.

En una televisión en la que no hay demasiado riesgo,  la ensoñación por el amor utópico, la lucha de clases, la disputa por dineros o herencias y el glamour aspiracional de casoplones con guapas y guapos es infalible. No falla. O no fallaba hasta ahora.

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