OPINION

Saray y lo que quizá no sabe de cómo se realiza un casting de televisión

Saray, cuchillo, Masterchef
Saray, cuchillo, Masterchef

Los grandes concursos de televisión realizan sus castings con dos dinámicas principales: abriendo convocatoria de audición pública y, a la vez, con búsqueda activa de posibles participantes. Es decir, se busca a candidatos que cuenta con una personalidad atractiva para la televisión pero que, quizá, jamás se presentarían al programa.

Esta doble vía de acción es importante. Porque hay determinados programas de entretenimiento que por su veteranía reciben siempre a aspirantes de perfiles muy parecidos. Por ejemplo, uno de los problemas de las últimas ediciones de 'Gran Hermano' con anónimos estuvo en que las personas que ansiaban por entrar en la casa de Guadalix eran fans de Telecinco que repiten siempre unos estereotipos alejados de la pluralidad de realidades sociales. Lo que provocaba que todos creyeran que a más grito más éxito.

Pero 'GH' crece en la diversidad que es más identificable con el espectador medio. Igual sucede con otros formatos como 'MasterChef', que necesita un casting que se sustente en pura armonía de personalidades  para alcanzar esas tramas de emoción que hagan interesante la competición para las grandes audiencias.

O lo que es lo mismo: no todos tienen que ser cocineros perfectos para que la historia que narra el programa cuente con evolución durante la temporada. Los chefs novatos crecen gracias a sus errores. Y la imperfección cotidiana suele ser lo que nos hace especiales y reconocibles, a la vez. Tampoco todos los concursantes tienen que ser de la misma edad, entre otras circunstancias sociales y personales. En definitiva, se intenta equilibrar un arco de personajes que se complemente entre sí para que de ahí surjan variopintas tramas.

Esta semana, Saray, la chica que emplató el cadáver de una perdiz ren 'Masterchef', soltó en sus redes que ella no se planteó participar en el programa. Los de 'MasterChef' fueron a ella. ¿Tongo? Para nada. Siempre, en la mayor parte de los formatos de televisión, se intenta encontrar activamente a perfiles que pueden aportar otras miradas al concurso. Pero eso no quiere decir que, después, no realicen las pruebas del casting como el resto.

Pruebas hacen todos. De hecho, la propia productora de 'Masterchef', Shine Iberia, ha compartido imágenes de Saray en las multitudinarias pruebas del programa. Porque es decisivo medir su talento en la cocina para estudiar si encajará en el show que se pretende. También sucede en 'MasterChef Celebrity'. Aunque sean famosos tienen que vivir unas audiciones para ver si su rol cuadra o no en la foto final de todo el elenco. Y Saray hizo las audiciones, como también etiquetó al programa en su Instagram en una receta suya previa. Ella siempre ha sentido atracción por el mundo de la televisión. No lo oculta.

Pero, al final, los castings no eligen a los concursantes de forma individual. Para que el programa alcance su meta de encontrar una excelente historia debe analizar cómo funciona el elenco de candidatos en conjunto. En cómo se combine la diversidad de los elegidos, el talent show tendrá mimbres para el éxito... o no.

Pero, ojo, cuidado, eso no significa que un programa deba primar la historia personal detrás de cada concursante al talento en el que se sustenta el programa. Si un programa va de cocinar y los miembros del casting no cocinan, el show no se sostiene. Aunque sean muy carismáticos. Da igual de qué género sea el talent de turno. Por eso mismo, fracasó el programa de baile de Antena 3 'Top Dance': se primó la historia de superación personal a la excelencia artística. De poco sirve el drama previo individual si luego el espectador no se asombra con el arte fruto del trabajo que se supone que muestra el programa.

Idéntico sucede en 'MasterChef'. Al equipo de casting no debe interesar captar tipos de concursantes con mucho carácter pensando que generarán conflicto si, al final, no emocionan por su destreza entre fogones. Porque, entonces, el espectador no empatiza. Y sin empatía por los protagonistas el interés por cualquier programa decae.

Por eso mismo, los talents shows siempre deben primar el talento a la historia personal. De la propia competición de talentos siempre sale de manera orgánica el conflicto durante la grabación del programa si están bien entremezclados los diferentes personajes del casting. Y, de esta manera, el espectador podrá conectará mejor con la motivación de los protagonistas y hasta se sentirá reflejado en ellos porque comprende de dónde surge la controversia, ilusión o sorpresa. Porque todos estarán participando en el programa con respeto al arte que representa al show y no pensando cómo llamar la atención de manera gratuita y sin ningún compromiso con su arte. Porque no han sido elegidos por lo conflictivo y sí por su capacidad. Capacidad con la que no quieren decepcionar. 

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