ANÁLISIS

'Slow TV' en la UCI: un salto periodístico

Aragón Televisión ha asentado una cita habitual el primer día del año con formatos de 'televisión lenta' que retratan la comunidad autónoma y, además, otorgan influencia a la cadena.

Un momento de 'El Viaje' en Aragón TV
Un momento de 'El Viaje', en Aragón TV.
Aragón TV

En tiempos de ruido viral e información de impacto, la 'slow tv' representa la televisión que permite al espectador sentarse para hacer el esfuerzo de ver. La primera vez de este género de 'televisión-lenta' surgió por casualidad cuando una cadena local de Nueva York se puso a grabar el fuego de una chimenea por Navidad. Eran los años sesenta y aquel experimento funcionó, relajaba. Incluso enganchaba. Aquello fue una anécdota con villancicos como banda sonora, ahora ver el fuego con su sonido real es prácticamente un fenómeno de éxito en las nuevas plataformas.

Más allá del fuego, ha sido en Noruega donde se ha indagado más en este tipo de formatos como oportunidad para mostrar su realidad geográfica y social. En España, el gran salto ha venido a través de Aragón Televisión que ya ha asentado una cita habitual el primer día del año con formatos de 'slow tv' en prime time que retratan la comunidad autónoma y, además, otorgan influencia a la cadena, ya que este tipo de formato atesora un valor diferencial sin rival. Este espacio anual se llama 'El Viaje' y el año pasado recorrió las aguas del Ebro, mientras que el anterior, la primera vez, emitió un viaje completo por tren hasta la emblemática  estación de Canfranc. El ejercicio consiste en poner una cámara, encender los micrófonos y empezar a grabar todo el trayecto. Un viaje en sí mismo, como el título del programa, sin cortes de edición para dar todo el poder al espectador que se convierte en un pasajero in situ.

Cuatro horas de plano secuencia. Solo la vista que se va encontrando el tren o el barco. Sin ningún corte, sin ninguna triquiñuela. Lo que se traduce en una experiencia por los campos y montañas aragoneses, la evolución de sus paisajes, el paso del tiempo, el movimiento de la luz, sus sombras, los vaivenes meteorológicos, los ruidos, las apariciones estelares -de ríos a pajarillos-, el adivinar lugares, el descubrir lugares, el suspense de la naturaleza.... Eso es la 'slow tv': sin prisas, sin filtros, que no hace falta verla entera, pero que engancha por la sensibilidad que cobija. Hasta relaja.

Y, tras las vías y las corrientes, este año probablemente tocaba volar. Pero el cielo puede esperar. En este año tocaba realizar un salto comprometido con su tiempo y su sociedad. Ahí la productora Factoría ha dado un innovador impulso al género de la 'slow tv' proponiendo al espectador sentirse dentro, cuatro horas, de las UCI del Hospital Clínico Universitario 'Lozano Blesa'. Ya no solo se asiste a la naturaleza, la innovación está en que por primera vez un formato de 'slow tv' se introduce en una UCI. El resultado ha sido la incorporación de lo transparente de la 'tele-lenta' al periodismo divulgativo. En este caso, visibilizando la relevancia del trabajo de los sanitarios en una unidad de cuidados intensivos. Sin morbos, sin incidir, solo dejando al espectador entrar y, como si estuviera allí, ver para entender. 

Pero, dentro de un hospital, para comprender también hay que explicar. Así el programa ha incorporado rótulos que van haciendo una labor pedagógica. Se mantiene la esencia del viaje pero aquí el recorrido es diferente. La imagen está estática, el movimiento lo otorgan los sanitarios cuidándonos. Además del grafismo didáctico, también se han aportado pequeñas declaraciones en vídeo del propio personal del hospital para que narren en primera persona cuál es la labor de cada uno. Siempre sin cortar el visionado principal, estas píldoras ayudan a entender lo que sucede y empatizar con sus protagonistas. No molestan, pues en la retransmisión se sobreimpresionan a través de una ventana que se abre en la esquina. Y el retrato de la UCI no cesa, siendo recogido por cuatro cámaras y ocho micros.

Las conversaciones, el esfuerzo, su talante. La vida en la UCI queda radiografiada sin intermediarios en esta edición de 'El Viaje', que representa el valor del periodismo televisivo de servicio público. Ese que se atreve incluso a salir de las tendencias imperantes para ofrecer experiencias auténticas y sin prefabricación: permitir simplemente al espectador asistir a lo que sucede, sea lo que sea lo que sucede. En otros espacios de reportajes o documentales, se rueda mucho para seleccionar lo que mejor venga a la historia, aquí simplemente se va a plasmar lo que acontezca en la jornada y lugar elegidos. La casualidad de la realidad. Eso es 'El Viaje'. No solo es un programa de televisión, es una experiencia que otorga herramientas al espectador para entender. Al espectador de hoy y al de mañana, ya que la cinta logra el trasfondo de la buena televisión: cuenta con valor documental.

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