OPINION

Socialité: así María Patiño se ha convertido en un problema para 'Corazón' de TVE

Socialité
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El legendario 'Corazón' de TVE tiene un problema con nombre propio y se llama 'Socialité'. El programa de María Patiño ha ido comiendo terreno al viejo espacio de actualidad rosa con astucia. La clave de su creciente éxito de audiencias está en el contenido. Lo que arrancó siendo un refrito de dimes y diretes se ha transformado en un show con la obsesión de dar la sensación de que todo puede pasar en riguroso directo. Porque 'Socialité' es en directo, mientras que 'Corazón' es grabado. Aunque intente disimularlo.

¿Cómo un informativo sobre el cuore inyecta ritmo para contagiar que está en vivo y en directo? Con muchas conexiones. Conexiones todo el rato. Aunque no haya que salir de las propias instalaciones de la productora. Así 'Socialité' construye la escaleta con un ir y venir de conexiones con la redacción. Es la manera de que parezca que el programa está atento al exterior y puede contar en directo en cualquier instante aquello que acontezca.

También con alguna que otra conexión real con el exterior. Pero no vale ir al lugar donde sucedió algo en el pasado y ya allí no está la 'noticia', 'Socialité' busca que ese 'algo' pase en directo. Intentar que salga el famoso de su casa, o al menos que el reportero pueda llamar a su telefonillo. El programa va más allá de informar para pretender que ocurra en vivo la acción.

Como consecuencia, 'Socialité' proyecta con ingenio la energía de programa en vivo en el que todo puede pasar en cualquier instante. Ya no es solo un espacio de corazón con vídeos de refritos, que hay, pero sobre todo ha incorporado con destreza una coreografía de conexiones con los redactores del programa, dentro y fuera de la sede de la productora La Fábrica de la Tele, que propician que el ojo del espectador sienta que está viendo un show de 'noticias de última hora' y no una escaleta previsible con ñoñas frases hechas como ha terminado siendo 'Corazón' en TVE.

'Socialité', además, aprovecha bien la figura de María Patiño, una presentadora que no es presentadora. No tiene sentido que se pase el programa leyendo estática un guion, pues su valor para el público es que ella misma tiene información e incluso una apasionada opinión como periodista del cuore. El formato aprovecha esta circunstancia: 'Socialité' es como una tribuna para Patiño.

Un púlpito en el que telepredicar a su audiencias sus ideas sobre los quehaceres de los famosos que comenta este espacio. Famosos que van de la crónica rosa tradicional hasta los realities de Telecinco, que son otro puntal decisivo en el éxito del programa y de toda la cadena que lo cobija.

Telecinco ha otorgado un margen de tiempo sensato para que 'Socialité' haya encontrando su sitio poco a poco. Comenzó hace dos años como  un caótico y lowcost resumen de vídeos ya vistos y, ahora, es un trepidante generador de contenidos tratados con el efectismo de Telecinco, una cadena que sabe la importancia de transmitir todo el rato que está viva. Intensamente viva.

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