OPINION

Así arrasa 'Supervivientes' en Telecinco: claves de una realidad muy bien guionizada

Isa Pantoja y Alejandro Albalá.
Isa Pantoja y Alejandro Albalá.
Isa Pantoja y Alejandro Albalá.
Galavisión.

Como si fuera un culebrón. Así comienza Supervivientes: los nombres de todos los concursantes van apareciendo en pantalla al estilo de Falcon Crest. La sintonía del programa suena fuerte y, nada más aparecer Jorge Javier Vázquez en plató, ya se anuncia una expulsión por una pelea en la isla. Eso ha sucedido en la última gala, cuando Saray Montoya, que tiró del pelo y pisó a otra participante en la playa, vio terminar su aventura.

No hay tiempo que perder, la gala empieza en alto. Inesperada tensión de un adiós precipitado que el programa comunica en el momento perfecto. No relega la decisión para atrapar desde el primer minuto a una audiencia y porque, además, el reality ya tiene otro cartucho preparado, pues antes de la publicidad Jorge Javier ya ha conectado con Honduras para mostrar que allí están, juntos, Alejandro Albalá e Isabel Pantoja (hija). No se miran. No se hablan. Son ex pareja, están visiblemente peleados. Incluso, como en una telenovela, sobreactúan el enfado para no decepcionar a nadie. Los dos ex han cruzado el océano  para ver a sus respectivas parejas, ya que cada uno de ellos está, casualmente, con un concursante de Supervivientes 2018. Ella con Alberto Isla, él con Sofía Suescun, ex de GH, a la que, dice, dejará en directo.

Alejandro es uno de los principales personajes de este espectáculo y no duda en tensar la cuerda. Va con la lección aprendida: está en un show de televisión y está sacando beneficio de este show. Parece disfrutar el momento de fama con su media sonrisa. Es más, da la sensación de que ha interiorizado que la ruptura en directo es un punto álgido para Telecinco, que no hay que desaprovechar.

Sofía y Alejandro, Supervivientes
Ruptura en directo.

Y todo funciona como un guion perfecto. No es casual, porque Supervivientes cuenta con un guion que coloca a la perfección las piezas del conflicto que surge en la isla. Hasta la publicidad se introduce sembrando un vuelco para que nadie cambie de canal. Y si no surge el conflicto se crea, ya que el programa no duda en traer invitados "sorpresa", planificar pruebas o poner vídeos que desestabilizan la tranquilidad del paraíso. No se espera a que vuelvan al plató en Madrid, aquí se alimenta la disputa suministrando información al personal.

El último giro, que parece planificado desde hace tiempo, ha sido llevar a Alejandro Albalá e Isa Pantoja. "La veo ahora más que cuando éramos novios", ha dicho el propio Alejandro. Era el golpe de efecto que necesitaba Supervivientes 2018. En esta edición, el cebo de base del casting no ha estado en los que están concursando, sino en las parejas de dos que concursan. Lo que ha ayudado a que Supervivientes sea un colosal éxito. Ahora toca hacer crecer la trama con Alejandro en la isla y, de regalo, ya han tenido una pedida de matrimonio de Alberto Isla a Isa Pantoja.

El programa está muy bien contado. No se pierde en rodeos y explica la historia con agudeza: con todo el confrontamiento explicado con una intensidad dialéctica para magnificar cada detalle, con todo el humor (que guisa con maestría Jorge Javier Vázquez) para equilibrar la balanza de la pelea y con, no menos importante, el visible adelgazamiento de los concursantes con el paso de los días.

Porque la otra clave del boom de Supervivientes es ver en bañador a náufragos tan imperfectos como la mayor parte de la audiencia. Con sus lorzas al aire incluidas. De Francisco a Raquel Mosquera. Y ahí están, todos, viviendo una aventura, cada uno a su manera. Una aventura narrada con las artes del culebrón surrealista. Surrealista, porque el buen culebrón siempre es surrealista.

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