OPINION

Tamara Falcó: su arma indestructible de 'pija' para triunfar en la televisión

Tamara Falcó, MasterChef
Tamara Falcó, MasterChef

CEl pasado viernes se celebró la entrega de los premios 40 Principales, llamados los ' 40 Awards' que suena más internacional. De repente, apareció a entregar uno de los galardones Tamara Falcó. Lo hizo junto a Boris Izaguirre. Pero ella no caminó normal. No entró a escena como las demás artistas invitadas. Ni Rosalía. Ni Mabel. Ni Lola Índigo. Ella directamente desfiló, con una estética coreografía de pies. Un armónico paso delante del otro en cada movimiento como si estuviera una pasarela internacional. Se nota dónde se ha criado y Boris, rápidamente, se percató de la peculiaridad en las calculadas maneras de andar de su acompañante encima del escenario: "acabas de hacer la pasarela como nadie en esta noche", remató el avispado escritor y showman. Razón no le faltó.

Tamara Falcó no es como el resto. Pero, sobre todo, tampoco quiere serlo. Esa su arma infalible. No intenta ser un camaleón que se disfraza en las tendencias imperantes. No se acompleja de sus peculiaridades, probablemente fruto de la vida de lujo y algodones en la que se ha criado.

Fuera de su área de confort, en un reality como 'MasterChef', su arte a la hora de reaccionar es una bomba televisiva, ya que transmite esa candidez de estar descubriendo otro mundo fuera de tu hábitat natural o, quizá en este caso, hábitat artificial. También es una colisión para los propios compañeros participantes del programa, que se quitan prejuicios e incluso aprenden con este trasvase de prismas entre estatus sociales y maneras de comprender el mundo.

Y Tamara ha enseñado su arma más destructible en 'Masterchef', fundamental para descolocar a cualquiera: la sonrisa de los buenos modales de la alta sociedad. La media sonrisa que, aunque estés en una discusión acalorada ni se inmuta.

Esta mueca la sufrió hace unos días Anabel Alonso, cuando en plena prueba se enfrentó con Falcó. Y Falcó contestó con sus protocolos de casa del embajador: en donde se contesta al enfado con una relajada sonrisa de 'educado' desdén. Lo que cabrea aún más al contrincante, pues siente que el rival ni se inmuta. De hecho, Anabel Alonso terminó expulsada en ese prime time.

Tamara estaba también indignada. Pero su enseñanzas vitales engullen esa indignación con el ritual de rebatir con una gélida sonrisa en la que parece que todo da igual. Un escudo que sirve para rebotar más indignación en el otro. Cómo es la alta sociedad...

 Y cómo es Tamara Falcó. Más que una niña rica, está demostrando en 'MasterChef que no le impone la televisión. No tiene nada que perder, ni nada que ganar: así que lo está disfrutando siendo honesta con su, a veces empalagosa, personalidad. Así, definitivamente y paradójicamente, está ganando todas las partidas de su paso por el concurso sin pretenderlo. incluso de las broncas sale airosa. Está por encima de todo. Ella y su perturbadora sonrisa como 'dramédica' arma arrojadiza que te transforma en (casi) indestructible.

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