OPINION

'Todo el mundo es bueno', ¿el nuevo fracaso de Pilar Rubio?

TODO EL MUNDO ES BUENO PILAR RUBIO CORBACHO
TODO EL MUNDO ES BUENO PILAR RUBIO CORBACHO

¿Quién dijo que hacer un talent show era fácil? Anoche, el nuevo programa de Telecinco, Todo el mundo es bueno demostró que realizar un programa de estas características no tiene nada de sencillo. Nada. Y la audiencia desde casa, que es poco paciente, ardió en cólera al ver el chiringuito de Pilar Rubio y Jose Corbacho.

El odio contra este show se apoderó rápido de las redes sociales, con parte de razón: Todo el mundo es bueno parecía Todo el mundo es malo. Unos participantes horteras y muy frikis, ideales para un programa noventero de la Televisión Valenciana (en plena efervescencia casposa de Canal 9), porque los artistas ni impresionaban, ni emocionaban al espectador. Incluso, a varios ya les habíamos visto mostrar sus dotes en Tú sí que vales. Lógico, se nos empiezan a terminar los artistas con ansias de un minuto de gloria catódica...

No obstante, Todo el mundo es bueno intentó alcanzar en su estreno un instinto televisivo en estado puro. El equipo del programa procuró contar con un público vivo en plató, una escaleta con sentido del ritmo y un espectáculo espontáneo. Lo malo: Pilar Rubio transmite todo lo contrario. Y da rabia, porque la presentadora se esfuerza en ser natural y ganar cercanía, pero no lo consigue. El artificio siempre puede con la ex reportera.

Por suerte, allí anduvo Jose Corbacho que trató de poner la rapidez de reflejos que necesitaba un show grabado y tremendamente editado (los cortes de montaje se notaban más que el movimiento de labios de Mari Carmen con sus Muñecos)

Todo el mundo es bueno no lideró el prime time (sólo tuvo un pobre 11 por ciento de share), las próxima semanas deberá aumentar su audiencia o desaparecerá de la parrilla, sumándose así a la lista de fracasos de Pilar Rubio en Telecinco.

Quizá, para mejorar los datos, los responsables del programa deberían acudir a la perspectiva que nos dan los grandes de nuestra historia televisiva. Y es que Chicho Ibañez Serrador ejecutó un espacio de las mismas características, El Semáforo. El programa era bastante parecido, pero su resultado era infinitamente mejor, pues Chicho, para aupar las excéntricas actuaciones, se inventó tramas de guion entre los presentadores, Jordi Estadella, Marlene Morreau y Asunción Embuena. Estos tres, con sus historietas, ponían gracia al formato. Anoche, en cambio, sólo vimos unas presentaciones prototípicas que hacían carismáticas las entradillas de María José Suárez y Juncal Rivero en Noche de Fiesta.

Faltó conflicto del sano e imprevisible en Todo el mundo es bueno. Eso sí, tiempo al tiempo, porque se notaba que detrás del programa está una productora que demuestra perspectiva, ganas y olfato televisivo. Una compañía audiovisual de la que debemos estar muy atentos, puesto que harán cosas interesantes. Se llama: La Competencia (Famosos al volante; Mucho que perder, poco que ganar).

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