ANÁLISIS PANTALLAS

¿Twitch acabará con la televisión convencional?

Nuevas plataformas para nuevos tiempos.

Évole con Ibai en una emisión en Twitch de este último. La fusión de referente de la tele clásica y las nuevas ventanas.
Évole con Ibai en una emisión en Twitch de este último. La fusión de referente de la tele clásica y las nuevas ventanas.
Captura de pantalla

¿Twitch acabará con la televisión convencional? Esta pregunta llega estos días por varias vías. Pero, primero, ¿qué es Twitch? Se trata de una plataforma, propiedad de Amazon, que permite realizar retransmisiones en vivo. Sólo con una web cam y una conexión a la red, cualquier usuario puede prácticamente emitir un programa de televisión. Aunque su impulso está sobre todo en los comentaristas de videjuegos, gamers que son los que más reclamo atraen alcanzando cifras millonarias de visionados. Empezando por el carismático Ibai, que de testar juegos ha dado el salto a la creación de otro tipo de contenidos más generalistas. Y es que Twitch tiene gran potencial para abarcar otros nichos de temáticas. Ya lo hace Emilio Doménech (Nanísimo) en el ámbito del periodismo a través del canal de la factoría Newtral o, en otra esfera, la de los talents shows y viralidades, Malbert como 'entretenedor' del mundo de las variedades. Este último, incluso tiene una cabecera de introducción a sus directos cargada de referencias y referentes de populares exprimidos por el mundo de la televisión clásica.

Porque en Twitch se aprende mucho de la televisión tradicional. Sus streamers, los prescriptores que emiten y sobre todo aquellos que cuentan con más popularidad, demuestran una influencia de la tele clásica en la manera de elaborar sus contenidos. Por ejemplo, el propio Ibai crea un acontecimiento emulando la liturgia de la televisión a la hora de emitir las campanadas de fin de año. Incluso se viste con las galas del maestro de ceremonias televisivo. Lo hace con la inteligencia del humor, pero siguiendo los patrones instalados en el imaginario colectivo por la veterana televisión. Prueba superada: logra una cita de expectación social entre su público fiel con las artes de la pequeña pantalla clásica. Pero sin necesitar un gran despliegue de equipo técnico.

Al mismo tiempo, Ibai anuncia que en la nueva 'mansión' a la que se ha mudado va a experimentar con más formatos. Hasta dice que, por apuntar uno, harán un 'First Dates'. Directamente utiliza el nombre de un show de Cuatro con derechos de emisión en la televisión para explicar lo que plantea. Aunque, luego, finalmente, la realidad de su forma de trabajar convierta ese 'First Dates' en otra historia. Es más, incluso recalca una especie de parrilla como si fuera la programación de un canal convencional en su declaración de intenciones: "Que la gente sepa que el miércoles hay un 'Humor Amarillo' y el domingo es 'El consultorio de Ibai".

Ante tanto parecido razonable con la televisión, pero sustentándose en una audiencia joven que es el público del futuro, surge la ahora recurrente pregunta de "¿Twitch acabará con la televisión?". Es evidente que la dinámica de Twitch atrae a las nuevas generaciones que ya han nacido con un móvil o una tablet en sus manos y ya es una ventana para indagar en otros contenidos más allá del predominante universo de los videojuegos. El superpoder de Twitch está en que el público siente que está conectando con sus referentes de una forma muy directa, sin edición y sin aparente filtro. Como si fuera una videollamada en abierto en la que puedes interactuar y sentirte partícipe. Aunque sea a través de un chat frenético que no suelen leer los streamers que emiten. Error, pues por ahí, en la fuerza de lo bidireccional de esa interactividad, pueden sacar aún más partido creativo a la plataforma y otorgar más identidad al producto, ya que es lo que la diferencia de otras pantallas de emisión.

Porque no, Twitch no va a terminar con la televisión. En realidad, es una ventana complementaria a la televisión clásica. Se repite la historia. Cuando nació la radio no mató la prensa, cuando nació la televisión no mató la radio, pero, vale, Internet ha engullido a todos los medios. Y ahora surgen plataformas más rápido que nunca, el boom de Twitch quizá de paso rápidamente a otro invento interactivo con idéntico público potencial. Pero lo que está claro es que estos soportes de emisión son suplementarios y van a volúmenes de espectadores diferentes. De hecho, en su virtud está que sepan proteger e impulsar lo que les distingue: Twitch es una plataforma bidireccional en el que un emisor es prácticamente autosuficiente. Sólo basta con una buena cámara, un ordenador, una conexión a la red y el carisma para emitir, aportar y conectar con la gente. La rentabilidad es sostenible porque se aguanta más en la marca de una sola persona, no en una inversión de una empresa con todas sus variables. Mientras la televisión representa más al trabajo en equipo de una factoría de profesionales que crean una obra audiovisual desde los matices donde tanto el contenido como la estética es importante. O eso debiera ser. Y los dos tipos de medios se complementan, incluso se retroalimentarán. Porque Twitch, por ejemplo, puede ser un buen lugar adicional para comentar series o programas de tú a tú. Hasta poder continuar ahí tramas extras, en directo, para generar más conversación y movilizar las expectativa de los fans más fieles y más activos cuando el tiempo de la emisión del capítulo en la televisión de masas se apague hasta la próxima semana. Porque la tele puede seguir, ahora, viva fuera de la tele.

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