En 'La última cena'

Un pezón en bucle en Telecinco

Como sucedió con Sabrina Salermo, a cámara lenta

"El gran descuido de Anabel Pantoja", incidía el rótulo
"El gran descuido de Anabel Pantoja", incidía el rótulo
'La última cena'

Anabel Pantoja acabó con una bata rosa puesta en la última emisión de 'La última cena', el casireality de casicocina de los colaboradores de 'Sálvame'. Pantoja se había quitado el vestido ya que la holgura de la prenda había propiciado que se mostrara un pezón en directo. De refilón. Casi ni se vio.  Pero el equipo de realización se puso repetir tal estampa en bucle y a cámara lenta, como si de una retransmisión deportiva o un experimento de 'El Hormiguero' se tratara. Mientras, el resto de participantes comentaban la jugada. Incluso desarrollaban un ensayo sobre tamaños de pezones.

Pantoja se empezó a sentir incómoda. Pero se le pasó rápido. Porque los de 'Sálvame' naturalizan este tipo de situaciones con una destreza que hasta transforma lo que podía ser una facilona estampa morbosa en una comedia que relativiza un traspiés como este. Sin retrógrados, casposos y machistas juicios de valor de otra época.

Aunque, por supuesto, el programa lo ha aprovechado para hacer espectáculo. Sacan titulares hasta cuando no hay titulares, así que no iban a perder la oportunidad de exprimir jugo de la aparición estelar de un pezón de la sobrina de Isabel Pantoja. Con lo que sube la cuota de pantalla todo lo que rodea a la tonadillera y sus sagas.

2020 y aún sigue siendo noticioso que se salga un pecho en televisión. Véase este artículo, sin ir más lejos. En la relación con determinadas situaciones, no hemos cambiado tanto como creemos. Ni siquiera en las narrativas audiovisuales a la hora de plasmarlo a cámara lenta porque, en la realidad de la emisión, el instante pasó desapercibido y se recalcó a cámara lenta, repitiendo la estampa una y otra vez. Ya se utilizó este mismo recurso de realización en los años ochenta, cuando la coreografía a botes de la cantante Sabrina Salermo propició una imagen para la posteridad ante media España que sintonizaba el show de fin de año de Televisión Española: pecho fuera en plena cena de Nochevieja.

Aquel especial de 1987 estaba grabado. En definitiva, un programa que TVE podía haber editado para cortar el incidente, pero se incidió. Es más, se partió la pantalla, se abrió un destacado y, ahí, se ralentizó la imagen bien ampliada para que la audiencia no se perdiera detalle de la indiscreción. Al día siguiente, no se hablaba de otra cosa. De hecho, esta anécdota fue recurrente durante años... o durante décadas. En eso sí que hemos evolucionado: lo de Anabel Pantoja no se juzgará con el disfraz de las risas de un chascarrillo nacional. 'La última cena' lo ha aprovechado como contenido erótico festivo, pero sólo unos segundos. Sabe que no da más de sí que un morbo instantáneo y fugaz, porque la sociedad está ya un poco más por encima de estos percances, relativiza su importancia y los termina olvidando a los veinte minutos.  Después de ver el pezón, por supuesto.

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