Telecinco ha cerrado esta noche su controvertido formato Vaya Fauna con un 12.4 por ciento de share y 1.499.000 espectadores. Rocky, un perro bailarín, se ha llevado el premio de 25.000 euros, que será donado a una asociación que promueve la adopción de canes abandonados.
Final con desenlace solidario, por tanto, para un talent show animal que ha generado trending topic de críticas en las redes sociales, sobre todo tras la participación del oso Tirma, capaz de tocar la trompeta. Su número circense despertó una indignación que se canalizó en una petición de cancelación del espacio en change.org, que ya suma más de 170.000 firmas.
"Los animales son obligados a llevar una conducta antinatural, realizando trucos que conllevan unos duros entrenamientos e incluso en algunas ocasiones implicando maltrato con el único fin de encandilar y entretener al público", alega la misiva de la plataforma de participación ciudadana.
El oso trompetista fue el mayor error para la imagen de Vaya Fauna, un programa que ha aterrizado en Telecinco cuando existe una cierta tendencia internacional de apostar por animales en programas de entretenimiento. Sin embargo, el formato no ha funcionado en España.
Porque salvo el polémico caso del oso domado, el concurso ha estado centrado en monótonas apariciones de mascotas jugando con sus dueños. La mayoría, perros correteando por el plató. Y ese ha sido el gran problema para conquistar las audiencias: un casting tan repetitivo como aburrido, a pesar de los intentos del equipo del programa por contagiar una positiva ilusión por los animales en la audiencia familiar del espacio.
De hecho, existía cierta obsesión en el guion de cada emisión por transmitir valores de cuidado y respeto a las especies animales. Incluso mostrando la importancia de perros guías para ayudar a personas con discapacidad o promoviendo la labor que realizan determinadas organizaciones para salvar mascotas abandonadas.
Pero esta positiva labor de divulgación ha chocado con la actitud de determinados dueños, que evidenciaban sus perturbadoras ansias de forzar al animal al más difícil todavía en plató para conseguir fama catódica, lo que ha provocado que el formato pase a la historia como un error de concepto y concepción del que aprenderán los responsables de las cadenas de televisión. El talent de habilidades circenses no era el camino para emocionar con animales en prime time. Vaya Fauna ha llegado tarde a Telecinco.
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