OPINION

'Ya es mediodía': el debate político que sucumbió al corazón de Telecinco

Ya es mediodía
Ya es mediodía

El mediodía es un punto débil de Telecinco. Tras el desgaste del lacrimógeno programa de estilistas reinventando vidas ajenas, Cámbiame, y el traspiés de la edición familiar de Pasapalabra, Pasapalabra en familia, la cadena principal de Mediaset optó por abrir una mesa al análisis político.

A esa hora, en el mismo grupo de comunicación, destacaba en cuota de pantalla Las Mañanas de Cuatro y los responsables de la emisora decidieron cancelar este formato para que dejara vía libre a lo nuevo de Telecinco con Sonsoles Ónega al frente. Así nacía Ya es Mediodía. Lo hacía con la llegada del verano e intentando atraer a un competitivo público que fuera complementario al de La Ruleta de la Suerte en Antena 3.

Sin embargo, el programa se estrenó en una época estival que es temporada baja de intensidad política y el espectador prefiere desconectar de las rutinas del resto del curso. Sin grandes contenidos para el debate de interés masivo, Ya es mediodía no terminaba de destacar en cuota de pantalla. Ni siquiera lograba superar la barrera de los dos dígitos de share. Nefasto porvenir.

Así que los responsables del programa decidieron inyectar al formato de contenidos del corazón. De repente, la mesa política incorporó una nueva sección, Ya es mediodía fresh y fichaba a personalidades como Alba Carrillo. Todo un giro dramático: del periodismo más serio a las varietés del reality made in Telecinco con personajes de portada de revista rosa, despechos indiscretos y otras tele-realidades. Hasta con abandonos del plató en directo. Lo opuesto al cometido para el que fue creado este espacio.

Con el chute diario de corazón, Ya es mediodía ha ido creciendo en audiencia y ha roto en alguna edición su techo del diez por ciento de cuota de pantalla, dato que no consigue superar con facilidad. 

El programa parece otro diferente al que comenzó. No ha conseguido hacer el trasvase de públicos dentro del mismo grupo. No ha robado los fieles seguidores de Las Mañanas de Cuatro, pero ha mejorado resultados con la distendida dosis de prensa rosa.

En esa misma franja, donde María Teresa Campos disparaba sus audiencias con una mesa de debate político, ahora Telecinco necesita tirar de corazón para mantener el tipo. Lo que denota que esta cadena ha definido tanto su target de espectadores dentro del género del folclore superficial que cada vez tiene más dificultad de dotar de credibilidad a otros contenidos y géneros que también deben tener cabida en una televisión generalista para alcanzar más anunciantes y crecer empresarialmente.

Ya es mediodía ha tenido que adaptarse a las demandas del público de Telecinco para intentar sobrevivir. También su presentadores, Sonsoles Ónega. A pesar del compromiso que supone comandar un proyecto que ha desvirtuado su concepción, ella sale fortalecida de los virajes de Ya es mediodía. No es un programa de éxito, pero si ha sido una prueba de visibilidad para esta periodista que, al frente de este magacín, ha dejado claro que es todoterreno. Sabe informar, pero también sabe jugar a reírse del corazón. Sale ilesa con desparpajo y demuestra una versatilidad que pone a la presentadora y cronista parlamentaria en una excelente  posición para liderar grandes proyectos televisivos. 

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