OPINION

Blockchain, la tecnología de la que todos hablan pero nadie entiende

En junio del año pasado, un grupo de expertos en blockchain presentó en BBVA Innovation Center un libro sobre que se titulaba “Blockchain, la revolución industrial de internet” (Gestión 2000, coordinado por Alex Preukschat).

Después de las largas explicaciones del panel de expertos, alguien del público levantó la mano e hizo la primera pregunta: “Por favor, ¿podrían explicar de nuevo qué es blockchain?”. La mayoría del público asintió.

Cuando fui a comer con los autores del libro, les planteé el siguiente desafío: necesitáis encontrar una buena analogía para explicar blockchain porque es difícil de entender incluso para los expertos.

Casi nadie ha entendido en qué consiste esta tecnología que está detrás de las monedas virtuales como el bitcoin. Si los tecnólogos no la entienden, menos aún el gobernador del Banco de España, Luis María Linde, que según recoge lainformacion.com, acaba de decir: “Si me dice: 'explíqueme la técnica del blockchain', yo no se la puedo explicar”.

Blockchain pretende ser un sistema trasmisión de información y de monedas virtuales. Para hacerlo ultraseguro, se apoya en una compleja cadena de verificaciones. Esa cadena es lo más complejo de explicar.

Hay periodistas que me han dicho que es muy sencillo de explicar. Consiste en enviar dinero por internet, como hacemos con los pagos a Amazon cuando compramos libros. Le damos la orden al banco, y se paga. Listo. Pero no es eso. El dinero no está en el banco. Es verdad que la primera fase consiste en comprar monedas virtuales, bitcoin usando nuestros bancos, pero a partir de ahí ya no hay banco. Ningún banco. Esa es la clave. No hay comisiones de transacción. No hay rastros.

El dinero, una vez lo sacamos de la banca electrónica se guarda en una cartera en nuestro ordenador. Y a partir de ahí se lo enviamos a otras personas de ordenador a ordenador pasando por un inmenso pasadizo de redes y servidores, en los cuales no aparece nuestro nombre: solo un código. Nadie sabe quiénes somos.

Eso es lo que lo hace atractivo para muchos porque, literalmente, obviamos a los bancos, a los bancos centrales, a las autoridades y al poder. El poder está en el pueblo, por primera vez, dicen los amantes de blockchain.

Los tipos malos han usado bitcoin para hacer cosas feas como pagar drogas, comprar armas, evadir impuestos o cosas peores. Estas personas estarán muertas de risa cuando escucharon al ministro español de Hacienda decir que va a perseguir a los que usan criptomonedas para defraudar. En serio: por ahora, no hay forma de pillar a esa gente debido a que la tecnología blockchain es invisible para los inspectores. Hacienda no tiene la suficiente tecnología para conocer las plusvalías logradas por las personas que usan criptomonedas. No pueden ser cazadas por Hacienda.

Hay gente que ha ganado mucho dinero con bitcoins. También hay gente que ha perdido. En 2013, cuando conocí por primera vez la tecnología blockchain, cada bitcoin valía 1.200 dólares. Luego, se debilitó hasta los 600. Hace poco subió a 20.000 dólares, y luego perdió la mitad de su valor.

Pero el sistema no es seguro del todo. Hay hackers que han logrado entrar en los ordenadores de personas concretas y llevarse su cartera de bitcoins. Pero en lo que se refiere a la trasmisión de monedas, sigue siendo una tecnología inexpugnable que está seduciendo cada vez a más gente. Los expertos predicen que no solo se transmitirán monedas sino documentos y hasta que un día se lograrán hacer elecciones fiables, usando blockchain para votar. No habrá hueco para las manipulaciones.

La tecnología blockchain está aún en el campo de pruebas, pues tiene que resolver algunas dudas. La principal es entenderla. Pero está claro que cuando se perfeccione, tendrá un campo de aplicación cada vez mayor .

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