OPINION

Jeff Bezos o cuando Amazon se llamaba Cadáver Inc

P

ocas horas después de celebrarse el Black Friday, muchos medios en EEUU afirmaban que la fortuna de Jeff Bezos, el fundador de Amazon rozaba la barrera de los 100.000 millones de dólares. Con eso se ponía en el número 1 de la lista de los millonarios del mundo.

El cálculo era sencillo: cada acción de Amazon vale alrededor de 1.200 dólares. El valor en Bolsa de Amazon es de 578.000 millones de dólares. Dado que Bezos tiene un 17% de la empresa, es supone tener una fortuna de más de 98.000 millones de dólares, es decir, más que Bill Gates y Warren Buffett.

En 23 años, Bezos ha pasado de pedir un préstamo a sus padres para montar una tienda digital de libros, a ser el más rico del planeta. Al propio Bezos le costará reconocerlo pues cada vez que le invitan a dar una charla, le vuelven los recuerdos de 1994, cuando abandonó su puesto de bróker en un hedge fund (basado en técnicas cuantitativas) en Wall Street para seguir una intuición: aprovechar internet antes que nadie. Pero habría otra razón muy sutil. “Tienes que proyectarte como su tuvieras 80 años, y pensar sobre tu vida yendo hacia atrás”, dijo en una charla que ofreció en 2013, donde dio las claves de Amazon.

Es decir, Bezos ya pensaba en 1994 que si no ponía en marcha esta idea de internet, cuando cumpliera 80 años tendría remordimientos por no haberlo hecho.

Así que con el negocio en la cabeza, Bezos también tenía el nombre en la primavera de 1994. Se llamaría Kadabra Inc, como si derivase de la palabra de los magos abra-cadabra. Ya tenía el nombre y cuando intentó registrarlo mediante un abogado, este le preguntó: “¿Cuál es el nombre de la compañía?”. Bezos le respondió emocionado: “Kadabra”. Y el otro respondió: “¿Cadáver?” Bezos desechó la idea meses después.

Lo que impulsó a Bezos a meterse en el negocio on line era que en la primavera de 1994 internet estaba creciendo a una tasa anual del 2.300%. Cualquier cosa que pusieras en marcha aprovecharía ese crecimiento. Bezos hizo una lista de 20 cosas que se podrían vender en línea y llegó a la conclusión de que los libros eran los mejor posicionados porque había millones de títulos disponibles “muchos más productos que en cualquier categoría”. Además los ordenadores podían clasificar esa cantidad de libros con relativa sencillez.

Para ponerlo en marcha necesitaba alquilar un espacio grande para almacenar la mercancía. Luego, montar la web. Y además, contratar empleados que le ayudaran a empaquetar libros.

Fue entonces cuando se dirigió a sus padres para pedirles un préstamo de 40.000 dólares. “Mis padres no pusieron el dinero en un negocio, sino en mí”, dijo Bezos en la charla. “No sabían lo que era internet”.

Bezos alquiló un local que tenía los techos tan bajos, que uno de sus empleados tenía que entrar agachado. A las pocas horas de abrir su negocio digital, comenzaron a llegar pedidos: ni siquiera nos lo creíamos nosotros.

El negocio crecía de tal manera, que se pasaban todo el día empaquetando libros. Pero lo hacían en el suelo, razón por la cual un día Jeff Bezos tuvo una idea que él consideró brillante: “¿Por qué no compramos rodilleras para no fastidiarnos las rodillas mientras empaquetamos?”.

Entonces, uno de sus empleados le dijo: “Oye, Jeff, ¿por qué no compramos mesas y lo empaquetamos de pie?”. “Fue la mejor idea que he escuchado en Amazon en toda mi vida”, suele afirmar Bezos.

Durante todos estos años, los accionistas que apostaron por Amazon han tenido un sabor agridulce en la boca: por un lado, el valor de la acción ha pasado de 250 a 1.200 euros en 5 últimos años. Casi un 400% más. Pero por otro, no han recibido dividendos pues la política de Bezos es invertir los beneficios de la empresa, y seguir creciendo.

Gracias a esa política, Amazon ya no es un sencillo vendedor de libros por internet: vende tantas cosas que un libro sobre la vida de Bezos se titulaba: “La tienda de todo” (The everything store).

Ha entrado en el negocio de la producción de películas y series, alquila almacenamiento en la nube, vende casas prefabricadas y, por último, tiene su propia compañía de cohetes, pues hace competencia a SpaceX, la empresa espacial de Elon Musk.

Hoy día, Bezos tiene tanto dinero que por capricho se compró un periódico que estaba en rebajas, The Washington Post. Y logró salvar los puestos de trabajo.

¿Qué más le queda por hacer a un señor que vende de todo?

Mostrar comentarios