OPINION

Dos hechos basados en el acero que explican el desafío económico de nuestro tiempo

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Una de las imágenes que representaba el poder económico de un país eran las acerías: la visión de gigantescos hornos que derretían el hierro, lo mezclaban con coke y producían acero para barcos, plataformas, trailers, o construcciones, quería decir que un país había llegado a un elevado nivel de desarrollo.

La gran acería española se creó después de la Guerra Civil. Era Ensidesa, que llegó a tener más de 30.000 empleados. Situada en Asturias, a sido una industria clave en la tardía industrialización española. Cometía con los Altos Hornos de Vizcaya en producción y en poder.

Y ahora, ¿qué son?

Para empezar las dos acerías fueron compradas. No son españolas. Su dueño es un indio que tiene acerías repartidas por todo el mundo. La empresa se llama Arcelor y cada año produce menos acero en Europa.

El año pasado, todas las acerías españolas produjeron 1,2 millones de toneladas menos que el año anterior. La caída es notable: un 8%.

España es el país número 16 en producción de acero. El número 1 es China, que ha hecho caer el precio de esta materia prima, puesto que, debido a su enfriamiento económico, se encontró con que le sobraba mucho acero y lo puso en el mercado mundial a precio de derribo.

El golpe ha sido duro en España. La planta de Arcelor en Zumárraga ha sido convertida en parque de chatarra y allí solo trabajan ocho operarios, según informaba El Comercio de Gijón. Y la planta de Sestao ha estado parada durante muchos meses. Ahora solo abre algunos días.

Gran Bretaña lo ha tenido peor pues su producción ha caído un 30% y ha perdido 5.000 empleos solo en 2015 con el cierre de Tata Steel, SSI y Caparo Industries.

Si todas las plantas del mundo se pusieran a trabajar a pleno rendimiento, les sobrarían 800 millones de toneladas de acero cada año.

China, debido a su volumen y a su estrategia de tirar los precios, está convulsionando el mercado mundial del acero. Ha logrado vender un 1,2% más acero en 2015, según la World Steel Association citada por el periódico gijonés.

India, Oriente Medio y Australia han subido sus ventas, pero la UE ha caído un 2,3%, y eso que goza de un mercado interno sin aranceles. De hecho, la UE nació como una alianza del carbón y del acero. Para un país, o para una federación de países como la UE, ser autónomos en acero ha sido la base de su independencia. Pero ese mismo acero ahora se hace en otras partes del mundo, incluso en la cercana Turquía.

¿Cómo se puede competir?

Es el segundo hecho que quería comentar. En días pasados, los paisanos de Avilés vieron cómo se cargaba en gigantescos barcos unas piezas enormes destinadas a factorías del mundo. Se trata de bienes de equipo necesarios para refinerías en Perú y en Polonia. Están fabricadas por el grupo Daniel Alonso y son las más grandes construidas jamás por esta empresa de Avilés.

La empresa, fundada en 1992, está especializada en grandes piezas como coke drums, columnas de vacío, fraccionadoras y hasta piezas para reactores nucleares.

Es decir, el acero como cualquier materia prima, tiene importantes y fuertes competidores en el mundo, y está sometido a los vaivenes de los precios de los mercados. Pero las piezas hechas de acero con valor añadido como las que se exportaron a Perú y a Polonia desde Avilés, sí pueden abrirse paso en los mercados.

Ese es el gran desafío de nuestro tiempo: ser capaz de fabricar algo especializado, con mayor valor añadido, que pueda resistir los embates de las oscilaciones de precios. Y vale para grandes o pequeñas empresas.

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