OPINION

El admirable caso de Paul Steiger: la esperanza del periodismo de investigación

steiger foto alvaro garcia fuentes
steiger foto alvaro garcia fuentes

Para aquellos que no están familiarizados con la industria de la prensa, voy a resumir dónde estamos ahora y por qué.

Cada mañana, la mayoría de ustedes se levanta, enciende el móvil, la tablet o el portátil, y suelta cosas como: "Oh, Dios mío: ese político es un ladrón", "Jesús: esa empresa está traficando con información confidencial"; "Madre mía, ese hospital está lleno de médicos corruptos".

La mayor parte de esas informaciones proceden de periodistas de investigación. Ustedes en el fondo se sienten reconfortados porque saben que hay alguien que les cubre las espaldas en lo que refiere a sus derechos civiles. Mientras ustedes duermen, un grupo de periodistas va revisando las basuras y publicando escándados, denunciando corrupciones, y escribiendo sobre comisionistas. Pero eso es caro: hacer periodismo de investigación es muy caro porque los periodistas tienen que rastrear historias durante días, semanas, meses y a veces, años.

Sin embargo, me gustaría centrarme en un gesto que han tenido ustedes esta mañana. Se han enterado de todas las noticias sin pagar nada. Les ha salido gratis. Ni siquiera han ido al kiosco a comprar un periódico. Y ahora se me ocurre una pregunta: ¿Quién va a pagar a los periodistas de investigación? ¿Quién paga todos esos gastos si al final ustedes están consumiendo noticias de forma gratuita?

En este momento, muchos de ustedes dirán: "Espera un momento. Esta mañana, cuando encendí mi móvil y leí las noticias, había anuncios. Mira". Y entonces me enseñan la pantalla llena de anuncios. Y yo digo: ¿en serio? ¿Han visto los anuncios? Lo dudo.

Yo creo que esta mañana, antes de leer las noticias, ustedes buscaron el aspa que están en alguna parte de sus pantallas, la presionaron y así hicieron desaparecer los anuncios. A ustedes no les gustan los anuncios.

De modo que mi pregunta sigue estando en pie. ¿Cómo se puede sostener  el periodismo de investigación?

He aquí la foto de este problema. Por un lado, tenemos a los medios digitales que muestran anuncios que nadie quiere mirar. Y si los miran, estamos hablando de que los medios obtienen ingresos que se miden en céntimos. Créanme. Céntimos.

Y por otro lado, tenemos a los viejos medios de papel que están en declive porque cada vez va menos gente a los kioscos. Es decir, los medios obtienen muy poco dinero de su soporte digital; y obtienen cada vez menos dinero de sus soportes de papel.

¿Es posible sobrevivir así? ¿Es posible dar la batalla frente a los abusos, denunciar la corrupción, sacar a la luz los errores? ¿Es posible hacerlo sin dinero? ¿Sin anuncios? ¿Es posible hacer periodismo de investigación?

Afortunadamente, en España hay buenos periodistas de investigación, hay buenos medios de papel que saben investigar y buenos medios de internet. Pero ¿hasta cuándo? ¿Tendrán suficiente dinero con ese modelo económico?

Uno de las fórmulas más llamativas para hacer periodismo de investigación con buenos recursos se puso en marcha en EEUU hace ocho años. Un grupo de altruistas pusieron 10 millones de dólares para lanzar Propublica. Nombraron a Paul Steiger responsable del proyecto. Paul, ex director editorial de The Wall Street Journal, se acababa de jubilar con 65 años, y por eso le insistieron en que hiciera periodismo de investigación.

Paul reunió a un grupo de periodistas sagaces y les dio todos los medios y el tiempo para investigar. "No ha habido un reportaje que se haya quedado sin fondos para continuar", dice ufano Paul Steiger. Los periodistas de Paul han sacado innumerables escándalos que han dado la vuelta al país: desde las extrañas muertes ocurridas en hospitales de Nueva Orleans durante el huracán Katrina, hasta los manejos de un grupo de financieros de Chicago con derivados.

La fórmula de Paul es original porque colabora con grandes cabeceras como The Washington Post, The New York Times y la BBC, a las que cede sus investigaciones. Eso les da mucha más visibilidad porque con la catapulta que suponen esos medios, las historias de Propublica se hacen famosas y aumenta el número de norteamericanos donantes del periodismo de investigación. Lo ven como una causa civil.

Para hacer ese periodismo, Paul combina periodistas con tecnólogos. "Pero los tecnólogos tienen que saber de periodismo", dice Steiger. Incluso lo llama periodista tecnológico. ¿Qué hacen? Usar todas las herramientas tecnológicas de última moda para rastrear y manejar una inmensa cantidad de datos. Por ejemplo, Paul y su equipo consiguieron que el gobierno federal, gracias a la Ley de Libertad de Información, les suministrara los expedientes de los médicos del país y sus resultados con pacientes.

Propublica elaboró una aplicación donde cada estadounidense podía comprobar, antes de ir a un médico, si el facultativo está por encima de la media de resultados eficaces... o por debajo. Esta información en manos del pueblo permite que todos tomen decisiones más acertadas y desde luego, saca los colores a los malos médicos.

Las investigaciones de Propublica les han hecho ganar muchos galardones, entre ellos, el Pulitzer. Para un periodista, trabajar en Propublica es un honor hasta el punto de que periodistas de Propublica que ganan 200.000 dólares al año, han recibido ofertas para irse a otros medios, y no lo han hecho. Por cierto, un periodista joven recién entrado a Propublica –vamos, el becario o el de prácticas, como diríamos aquí–, gana 50.000 dólares al año. Ejem.

Gracias a la Universidad de Navarra Paul Steiger ha estado estos días en España y ha dado una conferencia en la Fundación Rafael del Pino, donde tuve el honor de hacer la presentación. Parte de este texto que están ustedes leyendo lo utilicé para dicha presentación.

Al final, me quedé con la sensación de que a pesar de la crisis del periodismo, se puede seguir haciendo buen periodismo de investigación, y que no es extraño que el modelo de Propublica basado en una fundación altruista, surja a España. Desde luego, casos de corrupción no nos faltan.

(Foto de Álvaro García Fuentes).

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