OPINION

¿Hay que preparar a los jóvenes para el éxito o para el fracaso?

Nadal
Nadal

En la vida de cualquier persona hay más fracasos que éxitos.

El mundo de la ciencia, del deporte y de la empresa está lleno de fracasos. Es el famoso 'prueba y error'.

El tenis mismo es una lección de fracasos. Cada partido está lleno de sets perdidos. Estadísticamente, por lo menos la mitad. Pero si un deportista como Nadal tiene fuerza de voluntad puede sobreponerse, como se ha sobrepuesto muchas veces a sus fracasos, puede llegar muy lejos. Que haya perdido en esta ocasión no demuestra que vaya a perder en los próximos encuentros. Lo digo porque mucha gente no imaginaba que a su edad, con las lesiones, y con el historial, pudiera llegar a la final de Australia. Y llegó. ha perdido ahora. Puede ganar más adelante. Depende de su voluntad.

Sin embargo, parece que no preparamos a los niños y a los jóvenes contra la frustración del fracaso, cuando esa es la mejor educación. Hay mil formas de equivocarse, pero solo una de hacerlo bien. De modo que estadísticamente, nuestro camino hacia el éxito estará lleno de fracasos. Forma parte de nuestro aprendizaje como seres humanos, porque no nacimos con un gen del 'ya lo sé todo', sino que tenemos que pasar las pruebas que nos impone la vida. Debería haber en los colegios y en los institutos una materia que fuera: "El fracaso: método y coraje". Y hasta en las facultades de Filosofía debería haver una materia titulada Filosofía del fracaso. En el fondo sería la filosofía del dolor. Hay que aceptarlo.

Pero fracasar es un golpe muy duro. Emocionalmente insuperable para algunos. Muchas personas que intentan poner en marcha un proyecto fracasan en sus inicios. Luego tiran la toalla. La clave está en si les queda fuerza de voluntad para sobreponerse. Uno de los libros que mejor resume esta herramienta que la naturaleza nos ha dotado –la voluntad– es el libro del investigador español y premio Nobel Santiago Ramon y Cajal. Se llama Los tónicos de la voluntad.

Cajal no quería ser médico sino artista. Su padre le obligó a hacer la carrera de médico, y al final, el joven médico puso todo su empeño en esa carrera hasta que al final descubrió las conexiones neuronales del cerebro y hoy es el padre de la neurociencia.

En ese libro confiesa Cajal que el arma de que se puede valer cada ser humano para sobreponerse a sus fracasos es la voluntad. La voluntad, o la persistencia, nos conducirá al final al éxito, precisamente porque puede superar los peores momentos.

La escuela y las familias deberían educar a los niños en tonificar su voluntad. En aceptar las derrotas, analizarlas, saber que es lo que falló y cómo se pueden corregir.

Con esa ventaja educativa, pueden llegar a ser prácticamente lo que quieran: artistas, empresarios, maestros, deportistas, escritores... Solo hay que entrenarla.

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