OPINION

La habitación de las ideas

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Hoy he conocido una habitación para producir ideas. Es una sala amplia de colores, con tres juegos de mesas, sillones confortables y taburetes donde los profesionales de 101 se dedican a pensar.

101 es una agencia de publicidad y estrategias digitales fundada por Gustavo Entrala.

Está cerca del parque del Retiro en Madrid y acaban de estrenar su nueva sede. Tiene una entrada larga muy rara con cesped creo que acrílico, un banco y una farola. Luego una oficina bastante amplia llena de ordenadores. Era un garaje con lucernarios y ahora tiene salas colocadas a diferentes niveles.

Y allí está la habitación de las ideas. No sé si lo llaman así, pero eso es lo que entendí cuando me lo explicaron.

Como he dicho, se reúnen allí para crear, idear, pensar... una diversión intelectual que, según Entrala, es la base de la empresa porque allí se producen grandes cosas que al final se convierten en productos, servicios y soluciones para sus clientes.

"Aquí nos reunimos y hablamos", dice Entrala, periodista que empezó su carrera en Actualidad Económica hace algunos años, igual que yo. "Pero sobre todo, debatimos y creamos".

Cuando me hablan de reuniones siempre pienso en la cantidad de reuniones en las empresas que empiezan con muy buena intención y acaban con, en fin, acaban.

¿Cómo hacer una reunión eficaz?

"Tiene que haber un jefe de grupo que sea como el dueño del bar", dice Entrala. "Y no solo hay que debatir, sino que al final cada uno tiene que salir allí con una lista de deberes. No basta con reunirse".

Lo importante es aportar ideas, debatirlas y acometer misiones. Las tres cosas son importantes pero pienso que si no hay ideas, el resto no funciona.

Estuve hablando de eso con Entrala. Crear el ambiente para producir ideas no es fácil. Primero, porque en España se tiende a discutir, en lugar de compartir ideas y pulirlas. Y segundo, porque si alguien con ideas se siente cortado, al final no habla y  se pierde su aportación. Es un arte conseguir que un grupo se una para crear y solucionar.

La habitación de las ideas es algo que existe en todas las empresas y se llama sala de reuniones. La de 101 está coloreada, es tan amplia que parece que faltan sillas, y las paredes son de vileda, es decir, se puede escribir sobre ellas. Dan ganas de despatarrase con un café en la mano, ponerse a parir cosas y pintarrajear grafitis. Así da gusto romper con la rutina.

La rutina suele matar la creatividad en las empresas. En un periodo tan crítico como el actual, muchas empresas siguen apegadas a sus rutinas sin pararse a pensar en soluciones, soluciones imaginativas, incluso audaces. Y locas.

Justo al lado de la habitación de las ideas del 101 hay una sala de formación con una puerta corredera donde Entrala ha hecho pintar una frase legendaria. Stay hungry, stay foolish.

[caption id="attachment_6857" align="alignright" width="450" caption="Copyright Guccio"][/caption]

"¿Te recuerda algo?", me pregunta. Es la frase con la que Steve Jobs concluyó su original discurso en la universidad de Stanford ante miles de estudiantes. Significa: "Sed insaciables, sed locos".

Esta frase se ha convertido en el lema de los creativos del planeta y supongo que presidirá muchas habitaciones de las ideas. Jobs creó productos que estaban más allá de la línea racional de la informática. Eran audaces. Se podía haber estrellado con ellos, pero no.

La innovación tiene mucho de alocado. A veces creen en ella unos pocos, o uno a solas. Algunas de estas ideas supongo que habrán nacido en momentos creativos bajo la ducha o en un aeropuerto. Pero si hubiera una habitación en las empresas destinada a producir ideas alocadas sin complejos, y luego alguien se dedicara a ponerles patas, muchas empresas estarían ahora saliendo de la crisis.

Me metí en Google y puse 'habitación de ideas'. Me salieron muebles de Ikea y cosas de decoración. Pensé que el día en que exista alguien que diseñe e instale habitaciones para producir ideas, seguro que muchos empresarios se quedarán estupefactos. Pero si se convirtiera en un habitáculo tan necesario como la sala de ordenadores o la de las máquinas de café, las cosas marcharían mucho mejor.

Total: máquinas las tenemos todos. Ideas, muy pocos.

(Mi Twitter para los amantes de las ideas locas:

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O en el periódico:

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