OPINION

La última cena de Alfredo Sáenz

alfredo saez
alfredo saez

Alfredo Sáenz invitó a cenar a un grupo de periodistas en 1997 para explicar cómo se había llevado a cabo la salvación de Banesto.

El 28 de diciembre de 1993, este banco presidido entonces por Mario Conde, fue intervenido por el Banco de España. La razón: se sospechaba que tenía un profundo déficit patrimonial. Ese mismo día, Sáenz (Getxo, 1942) recibió una llamada del gobernador Luis Angel Rojo. Le ofreció tomar Banesto. Salvarlo. Por la tarde entró por las puertas del banco. Mario Conde estaba en su despacho pero no le recibió. Fue Enrique Lasarte, el consejero delegado.

Segun cuenta Conde en su libro de memorias (Los días de gloria), Sáenz dijo: "No entendemos nada. Todos pensamos que [Conde] iba a tomar el dinero e irse. Ahora la que ha liado...".

Se refería a que el Banco de España había pedido a Conde que dimitiera y se fuera antes de ser intervenido. Pero Conde se negó.

Tras la pista de los morosos

El caso es que a Alfredo Sáenz le tocó enfrentarse a un banco con un déficit patrimonial de 638.000 millones de pesetas (unos 3.800 millones de euros en términos corrientes). Es decir, Conde se había metido en operaciones tan arriesgadas que el banco debía más dinero del que tenía en su haber. ¿Por qué había sido elegido Sáenz para sanearlo? Porque ya había actuado de salvavidas con otro 'marrón' financiero. Le habían encomendado reflotar Banca Catalana en 1983. Ahora, era consejero delegado de BBV pero su nueva misión era salvar Banesto.

En aquella cena, Sáenz explicó el dramático efecto 'toma el dinero y corre' que se desató en Banesto tras la intervención. Los clientes que debían dinero al banco no querían devolverlo. Se hicieron los suecos. "Una de mis primeras instrucciones a todos los directores de oficina fue que salieran a recuperar a esos morosos", nos dijo en aquella cena.

Un tropiezo en el camino

Y así, poco a poco, por las miles de oficinas del mayor banco del país, se fueron recuperando los créditos. Pero algunos clientes se mostraron especialmente difíciles. Se trataba de Pedro Olabarría, Modesto González y José Ignacio Romero. Debían 600 millones de pesetas (3,6 millones de euros). Banesto presentó una querella por 'estafa y alzamiento de bienes'' a estos empresarios asentados en Cataluña. El caso cayó en manos del juez Pascual Estevill, quien inmediatamente condenó y encarceló a los empresarios morosos.

¿Estevill? No era precisamente el mejor juez de España. Pues en lugar de usar la ley para juzgar, empleaba la extorsión: amenazaba con cárcel a los acusados, y cuando éstos temblaban de miedo, les pedía una compensación económica. Estevill fue acusado de prevaricación, extorsión, cohecho, y detenciones ilegales, y fue enviado a la cárcel.

Este desenlace insólito animó a los empresarios morosos Olabarría,  González y Romero a devolver el golpe, y denunciar a Banesto y a Alfredo Sáenz de 'falsa acusación'. Y lo lograron.

Condena al que acusa

La Justicia se volvió contra el banquero. En 2009, la Audiencia de Barcelona condenó a Sáenz a seis meses de cárcel por delitos de acusación y denuncia falsa. Los abogados de Banesto recurrieron. En 2011, el Tribunal Supremo rebajó la condena a tres meses de arresto y suspensión de su cargo de banquero.

Para esas fechas, 16 años después de la intervención de Banesto, Sáenz había sido elegido varias veces el mejor consejero delegado de Europa. Había saneado Banesto. Ahora era consejero delegado de Santander (dueño de Banesto desde 1994), y había logrado convertir al mismo Santander en uno de los mayores banco de América Latina y de Europa.

Días de indulto

¿Iba a acabar sus días de banquero con esa ignominia? Solo le quedaba una salida a Sáenz. El indulto. En noviembre de 2011, el gobierno de Rodríguez Zapatero le concedió el indulto parcial. Con ello, se lograba sortear una norma del Banco de España, según la cual un banquero debe mantener la 'honorabilidad'.

La noticia escandalizó al país entero, sumido en una ola de rabia contra el sistema financiero por su participación en la crisis. Pero Santander y Sáenz salvaban un gran escollo.

Y de nuevo, en 2012 llegó otro sobresalto. El Tribunal Supremo sentenció que el gobierno no podía conceder ese indulto, pues era entrometerse en cuestiones administrativas. Los indultos son para otra cosa.

¿Estaba todo perdido para Sáenz? Hace un mes, el gobierno de Rajoy adaptó una normativa europea según la cual, un banquero condenado por delitos, puede mantener el cargo. Faltaba la palabra del Banco de España, quien tiene que decidir sobre la 'honorabilidad', pero...

El fin de una carrera

Antes de que se pronunciase el Banco de España, Sáenz anunció su abandono de todas las actividades en Santander el lunes 29 de abril. La lectura es clara: el banquero más importante de España, no puede pasearse por el planeta financiero teniendo a sus espaldas una deshonrosa condena, por pequeña o injusta que sea.

El domingo 28 de abril por la noche fue su última cena como consejero delegado del mayor banco de este país y de uno de los mayores del planeta.  En ese momento, ya había leído la nota de prensa a los medios. "En el periodo en el que Alfredo Sáenz ha desempeñado sus funciones como consejero delegado del banco, el Grupo Santander ha casi cuadruplicado su tamaño... consolidándose, además, como primer banco de la zona euro por capitalización bursátil". Calificaban su labor de '"extraordinaria".

Sáenz se va con 88 millones de euros de su plan de pensiones (Ángel Corcóstegui tiene el récord con 108 millones). Y los empresarios  morosos que torcieron su trayectoria... siguen sin devolver el dinero que debían.

@ojomagico

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