OPINION

Los ejecutivos descubren las redes sociales... gracias a sus hijos

¿Redes sociales? Los ejecutivos y los empresarios de este país pensaban que debía ser una forma benigna de pescar atunes sin hacerles daño. La inmensa mayoría de las empresas no ha descubierto aún la utilidad de las redes sociales. No entienden a Facebook, o a Tuenti, menos aún los nuevos formatos de comunicación rápida y resumida con Twitter.

"Muchas organizaciones y personas se sienten perdidas", resumía el bloguero César Alonso Peña en "Comunicación Positiva". Pero no solo sucede en las pequeñas organizaciones sino en las grandes. La razón es muy sencilla: el fenómeno de las redes sociales ha estallado hace relativamente poco tiempo. Facebook tienen apenas seis años. Twitter cuatro. Tuenti cuatro también. Lo ven como un juguetre de adolescentes. Y es lo que son. Pero son juguetes poderosos.

"Los ejecutivos de las grandes empresas están descubriendo las redes sociales gracias a sus hijos", afirma Pablo Herreros, socio de la consultora Goodwill. "Un día su hijo les explica cómo se usan y para qué sirven, y de repente, los ejecutivos regresan a la empresa y gritan a un departamento: ¡hay que estar en las redes sociales!".

Sí, claro, hay que estar. Pero no vale cualquier forma de estar. César Alonso Peña recomienda "no empezar una estrategia social sin tener claro y conocer las habilidades de nuestra audiencia y lo que les interesa". Dado que los grandes ejecutivos todavía no entienden bien para qué sirve ese juguete, se conforman con ver que su empresa ha abierto una cuenta en Facebook o Twitter, o un blog con la marca de la compañía. ¿Y?

"Como tienen un enfoque muy comercial, se pueden encontrar con la sorpresa de que los internautas los rechazan", dice Herreros, que ha trabajado para compañías del Ibex. Esas empresas se convierten en trolls, invasores, chupadinero, codiciosos, y la red les pone el signo del diablo. Están tachados y recuperar la fama cuesta mucho.

Conocer productos a través de los hijos no es algo novedoso. Es una de las formas más habituales por las que los empresarios y los altos ejecutivos de las compañías descubren gustos, manías, aceptaciones... Ven lo que hacen sus hijos y comunican estas experiencias a sus subordinados. Una de las primeras películas protagonizadas por Tom Hanks (Big), trata de un niño metido en el cuerpo de un adolescente. Entra en una tienda de juguetes y destaca porque entiende lo que quieren los niños. El dueño de la empresa se fija en él, y trata de explotar esta cualidad.

Lo mismo está pasando en las empresas. Los adolescentes e incluso los niños están descubriendo a sus padres el uso de las redes, el juguete de nuestro tiempo. Pero muchas empresas lo descubren muy tarde o no lo entienden todavía.

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