OPINION

Los prejuicios contra los italianos

Me invitaron a comer los miembros de la Accademia Italiana della Cuccina, un club que repite periódicamente los mismos ritos en todo el planeta: los italianos que aman su comida se reúnen en un restaurante de la ciudad que los acoge (Madrid, por ejemplo), y con pompa romana, agasajan a las viandas, el vino y a los cocineros de su patria. El restaurante se juega mucho su prestigio en estas celebraciones. Si lo aprueban, entonces es un "buen italiano".

Los italianos que estaban sentados a mi mesa no pudieron ocultar una preocupación: ¿Por qué los españoles nos tratan tan mal a pesar de que nosotros les tratamos tan bien?

No se referían al trato en la calle ni a sus amistades: se referían a la prensa, que suele dar una imagen patética de Italia. Y era verdad.

Muchos pensarán que se debe a que Berlusconi da motivos para burlarse del país, pero esto viene de lejos.

Si uno toma todos los artículos que se han escrito sobre Italia en España, y los que se han escrito sobre España en Italia, comprueba que ellos nos tratan mejor. Incluso, en las entrevistas a italianos que se publican en España, siempre hablan bien de España: nuestro modo de ser, nuestro disfrute de la vida, hasta nuestra organización de la administración pública. Y encima elogian nuestra seriedad. (Bueno, dicen que somos demasiado formales).

Pero cuando se trata de leer noticias de Italia parece que no salimos de la mafia, Berlusconi, escándalos, corrupciones, etcétera.

No oculto la verdad porque eso existe. Pero aun así es una superpotencia. Ahora mismo su tasa de paro es menor que la española. Su economía está en general más sana, Tienen más multinacionales, y son grandes emprendedores. Tienen sus defectos pero les hemos imitado en muchas cosas porque ellos las hacen bastante bien como la moda o los coches.

Seat nació como una copia de Fiat. Zara es la ropa de Milán pero más barata y sin marca. El peso de la industria en su PIB es mayor que el nuestro, y tienen a grandes fabricantes de bienes de equipo, desde trenes y aviones, hasta panificadoras o cafeteras.

Son grandes vendedores estos italianos pues hasta compran nuestro aceite, le ponen un nombre italiano y lo comercializan en EEUU con éxito. Admiran nuestras autopistas y nuestros trenes. Les hemos superado en vías. Bueno, sobre todo porque nuestras infraestructuras son más recientes.

Gran parte de nuestro arte es imitación de lo italiano. Garcilaso imitó sus sonetos, y Velázquez, Ribera y Murillo, son herederos del realismo y del tremendismo de Caravaggio.

Uno va a Venecia o a Pisa, y se queda boquiabierto. Por ahora, nos ganan como el país con más monumentos que son Patrimonio de la Humanidad. Por poco pero nos ganan.

¿Y su comida? Ahora es que la comida española empieza a ser conocida en el mundo y hasta crecen los Tapas Bar en cualquier gran ciudad. Pero los italianos llevan exportando la suya desde hace decenios.

Si uno viaja a Italia, se encuentra con camareros que hablan español, con traducciones simultáneas al español en muchos museos, y visitas guiadas en español a las obras de la vieja Roma. Cosa que no hacen con el idioma francés o el alemán.

Les caemos bien, en serio. Nos tienen cariño.

Por eso, aunque admito que hay cosas de ese país que parecen sacadas de la Comedia del Arte (los histriones teatrales del Renacimiento), creo que somos bastante injustos con ellos.

Mostrar comentarios