OPINION

Xavier Sala-i-Martin, el economista barcelonista

Acaba de presentar el último informe del Foro Económico Mundial donde España sale con muchas magulladuras: hemos perdido cuatro puestos en la lista de los países más competitivos. Estamos en el puesto 33.

El informe se llama Competitividad Global y ha sido realizado por un grupo de economistas dirigido por Sala-i-Martin, el único economista del mundo que se puede reconocer por la calle sin mirarle la cara: siempre viste con chaquetas de colores chillones.

Pero Sala-i-Martin es también motivo de polémicas. Muchos le critican por ser un exagerado nacionalista catalán. Otros se mofan de su narcisismo porque tiene una página web donde expone que él es uno de los economistas más citados del mundo. También se sorprenden de que su despacho en la universidad Pompeu Fabra esté decorado con los muñequitos de los dibujos animados de la Warner porque, como suele decir él, “no me gustan nada los de Disney”

Pero nadie puede dudar que Sala-i-Martin es uno de los economistas más prestigiosos del mundo, uno de los más citados a escala internacional, uno de los más entrevistados, y además, premiado en España con el galardón Rey Juan Carlos de Economía en 2004.

Este hombre bajito (46 años), de pelo negro, y ojos inquietos, es un amante de la economía liberal: no quiere que el Estado meta la nariz en la economía; critica a los universitarios catalanes que “sólo quieren trabajar en La Caixa”; es autor de un libro divertido titulado “Economía liberal para no economistas y no liberales” (Plaza Janés).

Es doctor por la universidad de Harvard y profesor de la Universidad de Columbia (Nueva York), además de profesor visitante de la Pompeu Fabra. Ha sido consultor del Fondo Monetario y del Banco Mundial, y hoy es consejero de Telefónica y miembro de la junta directiva del Barça, por supuesto.

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