Tribunal global

Oro, ¿hemos visto ya los máximos?

Los traders a corto plazo, más que buscadores de activos refugio, llevaron los precios de oro a niveles récord en verano. Parece que los precios se han movido más allá de su pico por ahora.

El Balón de Oro es el galardón más preciado para los futbolistas (EFE)
El oro simboliza el premio máximo en el deporte. 
Efe

Las ventas recientes en el mercado de oro han recordado los primeros días de la crisis del coronavirus en marzo. El rápido aumento de las tasas de infección y el temor a un confinamiento generalizado desencadenaron un movimiento de riesgo en los mercados financieros, lo que ejerció presión sobre la renta variable y se extendió al metal dorado a medida que el dólar estadounidense se fortalecía.

Si bien a primera vista son tendencias contrarias a las expectativas marcadas, no son inusuales en el caso del oro en momentos en que cambia la percepción del riesgo en los mercados financieros y los inversores abandonan los activos de riesgo a favor de los dólares estadounidenses. Para muchos, el dólar estadounidense sigue siendo un refugio seguro.

Aunque un dólar estadounidense más fuerte y un rendimiento de los bonos reales estadounidenses ligeramente superior -o más bien ligeramente menos negativo- parecen ser los desencadenantes de las ventas recientes, ni uno ni otro es suficiente para explicarlo.

En cambio, la explicación pasa más bien porque los seguidores de la tendencia y los traders técnicos han vuelto a salir del mercado después de focalizarse en oro durante la carrera récord de julio y principios de agosto. 

Si bien el oro es un valor seguro que ha demostrado su trayectoria en múltiples ocasiones en el pasado, también es un activo financiero que atrae a traders a corto plazo y especulativos. Estos traders buscan ganancias a corto plazo en lugar de los beneficios del oro como activo refugio. Amplifican los movimientos de los precios, tanto al alza como a la baja, desdibujando la imagen fundamental del mercado del oro.

El contexto fundamental sigue dominado por la crisis del coronavirus, la recesión relacionada y la respuesta política. Mirando atrás, creemos que una corta y aguda recesión fue totalmente valorada en oro a niveles inferiores a los actuales. También creemos que el repunte del verano se vio alimentado por el temor de que las medidas de estímulo masivo para luchar contra las consecuencias de la crisis del coronavirus, a menudo denominadas "impresión de dinero", provocaran inevitablemente un rápido aumento de la inflación, una pérdida de confianza en las divisas del mundo -en particular el dólar estadounidense- y un repunte de los precios del oro.

Esta narrativa de la impresión de dinero alimentó el ánimo alcista del mercado y algunos incluso vieron la reciente debilidad del dólar estadounidense como un preludio de una degradación más duradera. No estamos de acuerdo. La debilidad del dólar se debió a razones cíclicas más que estructurales. Simplemente, los EEUU estaban lidiando con la crisis del coronavirus peor que Europa, que es la razón por la cual el dólar estaba bajo frente al euro.

Cuando se trata de la inflación, la pregunta para el oro es si el mundo se enfrentará a una buena inflación, que refleje un repunte de la actividad económica, o a una mala inflación, como resultado de la mencionada pérdida de confianza en las divisas del mundo. Sólo esta última, que vemos como un riesgo bastante remoto, sería buena para el oro. 

El aumento del precio del oro y la disminución del rendimiento real de los bonos son dos caras de la misma moneda, reflejando una huida hacia la seguridad. Si el entorno económico sigue mejorando gracias a las medidas de estímulo masivo actuales no nos sorprendería que se rompiera la estrecha relación que existe actualmente entre el oro y los rendimientos reales de los bonos estadounidenses.

¿Protección o solo demanda?

En lugar de los rendimientos de los bonos en dólares o en dólares reales estadounidenses, es la demanda de los inversores de oro como refugio seguro lo que está impulsando los precios. Y la demanda está muy determinada por el entorno económico, por lo que el aumento de los riesgos lleva a un aumento de las inversiones en oro y viceversa.

Como esperamos una mejora continua del entorno económico a pesar de la pandemia imperante, la demanda de refugio seguro debería desvanecerse y los precios deberían bajar algo en los próximos meses. Por ahora, parece que los precios han superado su punto máximo, aunque reconocemos que la lucha contra la crisis del coronavirus podría sembrar las semillas de una nueva crisis financiera dentro de unos años. 

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