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¿Quiere cobrar intereses por sus depósitos? Monte una cola o resígnese

Sede del Banco de España en Bilbao
¿Quiere cobrar intereses por sus depósitos? Monte una cola o resígnese. 
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Hacer una cola por razones financieras es una imagen que suele generar suspicacias, porque reaviva el recuerdo de crisis económicas, corralitos y retiradas de depósitos. Pero de vez en cuando puede resultar útil -o casi obligatorio- cuando vemos cómo suben los tipos de interés, las cuotas de las hipotecas avanzan, pero la línea de cobro de intereses en cuenta corriente sigue a cero... e intuimos que se mantendrá en punto muerto durante un tiempo. Fíjese lo que ha sucedido en el Banco de España cuando se ha corrido la voz de cómo subía el interés de las Letras del Tesoro. Ni el frío gélido de estos días ha impedido a los interesados acercarse a abrirse una cuenta y el organismo se ha visto obligado a imponer turnos.

Los bancos no ocultan su nulo interés en pagar por los depósitos -o recuperar eso tan bonito como era recibir intereses por el saldo en cuenta corriente- y sin ningún problema afirman preguntes a quien preguntes que es algo que no está en la hoja de ruta... de forma masiva. Onur Genç, consejero delegado del BBVA, lo recordó este miércoles durante la presentación de los resultados anuales del banco -récord-, pero también mostró una grieta: es una política variable dependiendo del cliente

Así que o es usted una empresa (en ese caso enhorabuena porque según los datos del Banco de España la banca le retribuye su pasivo casi el doble que a los particulares) o se puede ver obligado a transformarse en la pesadilla de su oficina bancaria. Que la estrategia de presión esa tan clásica de ir de forma reiterada a la oficina, hacer cola a diario (mejor si le acompañan algunos vecinos que también necesiten algo del banco) y provocar que algunos comerciales se escondan debajo de la mesa en cuanto ven su sombra a través de los cristales podrían darle alguna alegría y traducirse en unos puntos básicos adicionales de retribución a su ahorro. La banca está muy cómoda porque no hay un exceso de inquietud de los clientes por no cobrar intereses a pesar del giro en el precio del dinero y que España es un país de ahorradores y no de inversores, pero empiezan a moverse. El noviembre, el interés de los depósitos de las familias duplicó del de octubre, al pasar del 0,32% al 0,7%. Insista que algo se consigue.

Con la implementación de las citas previas se anulan los efectos sobre otros clientes del efecto queja y el efecto cola

La pandemia encima ha ayudado al sector. Con la implementación de las citas previas para limitar el riesgo de contagio de coronavirus, se ha evitado el efecto queja y el efecto cola. Sin aglomeraciones de insatisfechos y sin clientes que muestren su insatisfacción delante de otros, es mucho más sencillo gestionar de forma privada a los que no están conformes. Por el momento, el sector ha ido tapando el problema vendiendo fondos, especialmente de renta fija o rentabilidad objetivo. Para los bancos es un negocio redondo: retiene al cliente y recibe comisiones. Pero no olvide que un depósito no es un fondo. Puede darle un 2%, pero si no es garantizado (y entonces tendrá el dinero inmovilizado durante un tiempo), el capital no está asegurado y podría sufrir pérdidas dependiendo del ánimo del mercado.

El coste de un sector con menos actores

Los clientes minoristas han perdido fuerza en los últimos años porque su capacidad de negociación se ha visto mermada por la reducción del número de bancos. La fuerte restructuración que el mercado financiero español ha sufrido en los últimos años, con una operación acordeón nunca vista, y muchísimas fusiones y absorciones, ha reducido de forma drástica el número de entidades con oficinas; de esas que colgaban ofertas comerciales en las ventanillas y que forzaban a otras a mejorar las suyas para no perder clientes. Igual algunos echan de menos ahora a las cajas de ahorro, que fueron pagadoras de grandes intereses en depósitos y cuentas hace no tantos años.

La tensión de la competencia es mucho más sutil ahora y en lo que se refiere a los depósitos es inexistente. Los grandes bancos se miran los unos a los otros y ninguno quiere ser el primero que tire la piedra y es obligado reconocerles que es una buena decisión de negocio. ¿Si cuentan con financiación gratis para qué darse un tiro al pie y provocar un cambio? Los accionistas y los resultados lo agradecen, pero no deberían estirar mucho de la cuerda. Llevan años hablando de la importancia de preservar el interés de todos los 'stakeholders' y los clientes también son uno de esos grupos; habrá que equilibrar el reparto.

Con los neobancos presentes solo en Internet, las mejores ofertas en imposiciones son visibles solo para ciertas tipologías de clientes y la falta de competencia incluso está provocando la retirada de algunas de las entidades con productos más rentables. Los usuarios menos digitalizados, como los mayores, que además son perfiles inclinados al depósito lo tienen más difícil. Pensemos también en ellos. Por su edad probablemente sean los que más necesiten herramientas para amortiguar la pérdida de poder adquisitivo de la inflación, ya que cuentan con menos tiempo para recuperar esa pérdida vía inversión. 

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