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Europa contraprograma a la COP 27 con su Green Deal y una alerta de más inflación

Von der Leyen en la COP27
Europa contraprograma a la COP 27 con su Green Deal y una alerta de más inflación.
EFE

Que se anticipe que el resultado de la COP 27 no será excesivamente lucido, no es sinónimo de que se esté perdiendo ánimo en avanzar en la transición energética. Planes estratégicos como los de Iberdrola son un ejemplo, pero también avances individuales como los que acaba de confirmar la Unión Europea en materia climática, aunque al margen del resultado de la conferencia que se celebrará hasta el 18 de diciembre en Egipto.

Oculto tras la propuesta de reforma del Pacto de Estabilidad Europeo, Bruselas reforzaba su estrategia verde. Por una parte, el Parlamento Europeo y el Consejo han llegado a un primer acuerdo para elevar los objetivos de reducción de emisiones de sectores que ahora están fuera del sistema de derechos de emisión (el mercado de ETS). La generación eléctrica o la calefacción o sectores intensivos en consumo energético como las refinerías de petróleo o la producción de acero, cerámica metales o aluminio ya participan y deben 'pagar' si se exceden contaminando.

El preacuerdo alcanzado esta semana, que establece objetivos de recorte de emisiones comprendidos entre el 10% y 50% para 2030 respecto a 2005, abarca otros segmentos como los edificios, la agricultura, la gestión de residuos, la pequeña industria o el transporte. Todos ellos, una vez se apruebe definitivamente por ambos organismos, tendrán que darse prisa en presentar planes concretos porque entrarán en vigor tras su publicación al tratarse de la actualización de un Reglamento. No hay que trasponer nada.

Consejo y Parlamento logran un acuerdo para establecer límites a las emisiones de la agricultura o del transporte

Aunque la reforma es algo menos ambiciosa que la planteada en su origen por la Comisión Europea -su objetivo era fijar un rango de reducción de emisiones comprendido entre el 29 y el 40%-, Bruselas señala que con este paso se cierra el último capítulo legislativo del desarrollo del programa Fit 55 y se demuestra que la Unión Europea no da pasos atrás en su proceso de descarbonización a pesar de la Guerra en Ucrania

Después de la inclusión del gas y la energía nuclear en lo se conoce como la taxonomía de las actividades sostenibles, el espíritu del Green Deal, la política estrella del equipo actual de la Comisión Europea, había quedado algo denostado y desde entonces hace esfuerzos por rehabilitarse. No existe mejor escaparate que hacerlo en plena COP 27, y pocas horas después de que se discutiera sobre los riesgos del 'greenwashing', pero ahora habrá que ver cómo afrontan estos sectores las nuevas obligaciones de descarbonización y cómo repercute en la subida de precios que vivimos en Europa.

Con los bancos centrales elevando tipos de interés y los costes disparados, se ha hablado mucho del concepto de inflación verde. Los sectores forzados a reducir sus emisiones están obligados a invertir para acelerar la transición o, mientras incumplan sus obligaciones, a adquirir derechos de emisión. Estos mayores costes, o al menos una parte, necesariamente se tendrán que trasladar a los productos que venden y se notarán en el IPC. Con la ampliación de objetivos de descarbonización a sectores como la agricultura o el transporte, se están tocando dos áreas económicas que están sufriendo especialmente por el ciclo inflacionista y por la Guerra en Ucrania

Antes de que Rusia invadiera Ucrania esta inflación se veía como un mal menor y era defendida por casi todo el mundo, pero el escenario ha cambiado y ahora plantea retos adicionales, que podrían requerir de inversiones -o apoyos- también extraordinarios. Pero no parece que esto ponga freno a la Comisión. De hecho, lo que quiere es ampliarlas y de ahí el paquete de emergencia aprobado esta semana: para que los proyectos de renovables críticos salgan adelante, se pondrá en marcha un modelo simplificado de impacto medioambiental para levantar más instalaciones.

El objetivo es poner en marcha cuántas más instalaciones de renovables se pueda para avanzar en la independencia energética a lo largo de los próximos meses. La energía solar, la rehabilitación de instalaciones ya en marcha y las bombas de calor son los tres tecnologías designadas como de interés público. Un paso muy verde, pero también inflacionista. El impulso llega tras fuertes subidas en los precios de los materiales, que van a encarecer los proyectos que ya estaban en marcha si no están todos los recursos guardados en 'stock'. La transición verde bien vale otro toque de inflación.

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