OPINION

Economía circular o cómo repensar la forma en que vivimos

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omienza la Cumbre de Bonn. Líderes de medio mundo se reúnen en la Conferencia de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP23) con un objetivo: impulsar la aplicación del histórico Acuerdo de París tras el portazo de Trump, porque estamos ante un acuerdo legalmente vinculante e incuestionable para los 169 estados firmantes entre los que está España.

El Acuerdo de París de 2015 reconoció que el cambio climático representa una amenaza apremiante, con efectos irreversibles para el planeta y la sociedad humana, y propuso mantener el aumento de la temperatura mundial por debajo de 1.5-2 ºC respecto de los niveles preindustriales.

Y ¨no es posible resolver los problemas de hoy con las soluciones de ayer¨ que diría Roger Van Oech. Para alcanzar este objetivo es necesario repensar los sistemas de producción y consumo, para poder alcanzar un nuevo sistema económico que no limite el bienestar y la prosperidad de las generaciones venideras. Y es aquí donde surge la oportunidad: si queremos repensar la forma en la que nosotros producimos, trabajamos y consumimos, tenemos la posibilidad de generar nuevas oportunidades y crear nuevos empleos. Demos entrada a lo circular.

En la segunda mitad del siglo XVIII la revolución industrial cambió radicalmente las formas de producción y consumo, con una rápida transformación de los sistemas de producción. El desarrollo tecnológico que supuso la máquina de vapor, el desarrollo organizacional, la globalización de mercados, la disponibilidad de una energía asequible como el carbón y la mano de obra promovieron un sistema lineal de producción y consumo que ha sido beneficioso en términos de desarrollo y bienestar y que no ha cambiado desde aquella primera revolución industrial. Pero un sistema basado en extracción de materia prima, la producción de bienes, el consumo y la generación de recursos no es sostenible, es incompatible con un mundo de recursos limitados y carece de capacidad para reducir las emisiones de agentes contaminantes que exige el Acuerdo de París.

La transición hacia la economía circular nos ofrece muchas ventajas, concentrando una atención creciente entre responsables políticos y empresariales, convirtiéndola en una alternativa al actual modelo de producción y consumo, con el potencial de resolver retos medioambientales, al mismo tiempo que abre posibilidades de crecimiento económico. La innovación es clave para la transición de lo lineal a lo circular. Son necesarias nuevas tecnologías, procesos, servicios y modelos empresariales, así como el cambio integral en los patrones de comportamiento de los consumidores.

La economía circular se propone como una innovación radical de nuestro sistema de producción y consumo, una enorme oportunidad para Europa y para España; 400.000 empleos se crearían según estimaciones de la Comisión Europea, de los cuales 52.000 se localizarían en España. Y ha comenzado a introducirse en la actual política económica y ambiental de la Comisión Europea, particularmente a través del Plan de Acción de la UE para la Economía Circular presentado por la Comisión Europea al Parlamento Europeo en diciembre de 2015.

Las iniciativas sobre economía circular en España son incipientes y hasta ahora las medidas adoptadas han estado centradas en las políticas ambientales de la fase final del ciclo económico, como la gestión de los residuos; con buenos resultados, por cierto. Se hace necesaria, y así se está abordando, la definición de una hoja de ruta clara, que comprenda objetivos y estrategias de largo plazo así como medidas y acciones a corto plazo, y que integre los esfuerzos a diferentes niveles: estatal, autonómico y local, incluyendo también el rol de las ciudades y los sectores industriales específicos. Una transición hacia lo circular que enfoque la distribución de los recursos limitados para que no se sobreexploten, fortaleciendo un ciclo sostenible que permita su reúso y el equilibrio medioambiental.

Sin duda, la transición hacia una nueva economía circular representa una oportunidad de crecimiento económico y creación de empleo para España que no podemos dejar pasar, tanto por su positivo impacto en el plano socioeconómico como en el medioambiental. Es una ventaja en el sentido de que incrementa la competitividad y sostenibilidad de una economía, construyendo un sistema más resiliente y adaptable a la escasez de recursos materiales y energéticos y a la volatilidad financiera; impulsa la innovación y la eficiencia empresarial y cambia de manera radical patrones de producción y consumo.

Esperemos que en este sentido la Cumbre de Bonn permita escribir la letra pequeña del Acuerdo de París y acordar un sistema de reglas que sirva para medir, comparar y comprobar si los objetivos del clima se están cumpliendo en cada país. Que la ambición en la lucha contra el cambio climático no la eclipse el efecto Trump.

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