OPINION

La transformación digital como acicate para renovar (y financiar) el tercer sector

Cuando abordamos el momento de transformación sin precedentes que vive la sociedad actual -provocado por muchos factores como la innovación tecnológica, la evolución demográfica, las tensiones geopolíticas o el cambio climático, entre otros- es habitual que el debate y la reflexión se centren en el sector público y en el mundo empresarial.

Pero ¿y el tercer sector, actor clave en el desarrollo económico y social de nuestro país? ¿Cómo debe tener en cuenta la transformación digital? ¿Cómo le afecta e impulsa el concepto de más sociedad a través del nuevo entorno digital? ¿Cómo superar los efectos de la crisis económica a través de la digitalización para garantizar la viabilidad del tejido social y dar respuesta a las nuevas y múltiples necesidades que de la propia crisis han surgido?

El tercer sector, de la misma manera que el mundo empresarial y el sector público, tiene que adaptarse y evolucionar rápidamente para hacer frente a las exigencias de esta gran revolución; y lo está haciendo. El proceso de transformación digital le ofrece nuevas oportunidades que puede ayudar de manera substancial a incrementar el impacto y la eficiencia de su labor. Nuevamente estamos, también cuando hablamos de las entidades sociales, mucho más allá del cambio tecnológico ya que afecta de forma trascendental a la esencia misma de los modelos de organizaciones tradicionales. Desde la captación de recursos a la transformación de programas y de los servicios o a la mejora de los procesos están experimentando el reto de la transformación digital, generando un gran impulso de la mano de la innovación social.

El reciente estudio "La transformación digital en las ONGs. Conceptos, soluciones y casos prácticos” publicado por ESADE-PwC de Liderazgo Social nos plasma cuáles son los objetivos que persiguen con su estrategia digital las ONGs -quienes curiosamente reconocen que solo un 8% de ellas tiene una estrategia de transformación digital- y éstas han sido sus respuestas: el 81% quiere llegar a mayor público o ampliar su base social, el 61% prefiere mejorar la eficiencia de su gestión interna y el 40% va a impulsar nuevos programas y servicios.

Sin embargo, el reto y las oportunidades van más allá: podemos conocer y comunicar mejor a nuestro público y colaboradores, con mayor potencial para generar “engagement” y fidelización y conseguir afrontar los grandes retos que tiene el sector social en nuestro país para superar la crisis económica.

El sector social tiene diagnosticadas las necesidades para superar las consecuencias de la crisis económica y, curiosamente, la transformación digital es una de las herramientas más importantes para garantizar su viabilidad y sostenibilidad futura. Necesita flexibilizar la organización siendo fiel a su esencia; innovar con fórmulas de financiación para superar su alta dependencia de financiación pública (a través, por ejemplo, de plataformas on-line de crowdfunding); implantar una cultura de medición de resultados (el uso de las herramientas big data lo facilita) y no de justificación de subvenciones mediante facturas; invertir en relaciones que le permitan ganar influencia, eficiencia e impacto (con canales on-line y redes sociales a través de influencers y youtubers); buscar nuevas formas de mutualizar los recursos (a través de la generación de trabajo en red colaborativas); conseguir hacer de la sociedad civil un socio estratégico (a través de plataformas on-line capaces de promover grandes movilizaciones como, por ejemplo, change.org).

La situación actual requiere por tanto el planteamiento de una estrategia multicanal integrada que consista en ofrecer una propuesta única y homogénea en todos los canales de comunicación y captación (tradicionales y on-line) y una estrategia de transformación digital en los programas y servicios que permita a las ONGs:

Que el sector social ponga el foco en la transformación de los programas, utilizando la tecnología para mejorar la calidad de los servicios prestados a los usuarios. Las APPs se convierten en oportunidades, como la APP Jobui que pone en contacto a jóvenes que buscan orientación profesional con mentores. Entramos en la época digital de análisis de datos, y el tiempo que transcurre entre recoger los datos, analizarlos e incorporarlos en la toma de decisiones es lo que va a aportar ventaja competitiva a las ONGs.

Las nuevas tecnologías puede suponer una redistribución de los roles del tercer sector por el papel protagonista y directo al que se puede acceder (sirvan como ejemplo los cibervoluntarios que amplían considerablemente su masa social). La innovación abierta y la colaboración serán claves para ayudar a resolver las problemáticas sociales del futuro. Ejemplos como Ashoka, comunidad de emprendedores sociales, o HacesFalta.org, portal específico del tercer sector en el que las ONGs buscan perfiles profesionales y voluntarios, son prueba de ello.

Obviamente, las ONGs no siempre tienen los recursos y los presupuestos para tecnología de las empresas, más bien diría que tienen capacidad limitada de éstos. Por ello el tercer sector puede aplicar modelos ya experimentados en otros sectores e incorporar buenas prácticas en materia de gestión de sus grupos de interés: usuarios, socios, voluntarios, empleados... Igualmente, es clave afrontar experiencias de éxito a la hora de gestionar la experiencia de usuario, concepto clave sin duda también en el ámbito social.

De nuevo lo digital se convierte en el vehículo para la transformación social, y no solo para dar respuestas a nuevas necesidades y posibilitar la optimización de recursos económicos. Cuando hablamos del tercer sector, la digitalización es la base para algo más profundo: fortalecer a la sociedad, dándonos la oportunidad de una mayor participación pública, avanzando hacia un modelo de más sociedad y menos administración.

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