OPINION

El 'papelón' de Jordi Sevilla en REE... y la última Liga de Florentino Pérez

Pedro Sánchez y Jordi Sevilla
Pedro Sánchez y Jordi Sevilla
EFE

1 de octubre de 2018. El flamante presidente de Red Eléctrica (REE), Jordi Sevilla, anuncia sus planes futuros para el operador de la red y lanza una ambiciosa hoja de ruta con el objetivo de duplicar las inversiones en transporte hasta 2025. ¿Total? 7.000 millones de euros, siempre a cargo de la factura de la luz, claro. ¿Y la compra de Hispasat a Abertis? “No es una operación prioritaria para el grupo”, zanja, confirmando la noticia que había adelantado La Información. Véase, que el exministro se había lavado las manos y dejado en ‘stand by’ la adquisición para tomar el control de la compañía de satélites, en manos de ACS y la italiana Atlantia tras el acuerdo alcanzado por ambas para adueñarse de Abertis. Parece lógico pensar que Sevilla -designado a dedo por el Gobierno de Pedro Sánchez tras sacar adelante una inesperada moción censura- se pronunciaba tras conocer la posición del principal accionista de su empresa, véase el Ejecutivo de turno a través de la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI).

De hecho, también cuadra que Pedro Sánchez no quisiera dar demasiado vuelo a una operación muñida durante la última etapa del Ejecutivo del Partido Popular. Cuentan fuentes conocedoras de aquel episodio que el ministro del ramo, Álvaro Nadal, se enteró de la opa de la italiana Atlantia por Abertis en pleno asueto de Semana Santa… y por la prensa. Su enfado -con las consiguientes trabas a la operación- solo fue amainando cuando vio la posibilidad de españolizar el proyecto. Gracias a los buenos oficios de Borja Prado, presidente de la única eléctrica con la que Nadal congenió durante su mandato, Florentino Pérez y ACS se presentaron como el caballo de Troya ideal para dulcificar la iniciativa. Una parte básica de la misma era la desinversión en Hispasat, en tanto un activo estratégico para el Estado que está a buen recaudo en REE, a la que además se le abre una vía alternativa de negocio. Y es que parece difícil responder al mercado con la mera gestión de infraestructuras.

En ese punto, otro invitado llega al sainete. No en vano, la nueva ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, deja claro entonces a quien quiere escucharle -empezando por el propio Jordi Sevilla- que el gabinete ‘sanchista’ no está para comprar satélites, sino para bajar el recibo de la luz, poner en marcha la transición energética, empujar hacia una fiscalidad verde, etc. Es más, desde el Ministerio se cuestiona que Red Eléctrica deba recibir la retribución que anualmente se anota como operador de la red si al final se dedica a negocios ‘periféricos’ para mantener la retribución al accionista vía dividendos. En esas, mientras Pedro Sánchez ve cómo sus ministros van saliendo uno tras otro en el arranque de legislatura y está para todo menos para satélites, Sevilla se da cuenta de que la ‘operación Hispasat’ no tiene recorrido y desliza -primero en privado y luego en público- que no le dará prioridad y que está todo en manos del Ejecutivo. Hasta aquí, el primer acto que lleva a la comparecencia del 1 de octubre.

12 de febrero de 2019. Contra todo pronóstico, se cierra la operación. Red Eléctrica anuncia un acuerdo para adquirir casi el 90% de las acciones que Abertis tenía en Hispasat, por las que desembolsará 950 millones de euros. Para Sevilla, el movimiento ahora sí parece estratégico, según cuenta a ‘Cinco Días’: “La compra supone un salto cualitativo muy importante. Somos ya un gran operador de fibra óptica y esto nos permite ampliar nuestra oferta comercial en telecomunicaciones (…) En paralelo nos abre muchas puertas en Latinoamérica, donde la presencia de Hispasat es muy importante”. Ante tamaño alarde, la pregunta que muchos se hacían la semana pasada es qué había cambiado en apenas cinco meses para que el Ejecutivo de Pedro Sánchez, con Sevilla como correa de transmisión y Teresa Ribera lamiendo sus heridas, pasara de bajar a subir el pulgar. Con el agravante de que Moncloa da luz verde a la iniciativa apenas días antes de bajar la persiana y convocar elecciones, en un ejercicio de dudosa transparencia y legitimidad ética. ‘Cui Prodest’?

Desde luego, el planteamiento apoya sin fisuras la estructura de financiación diseñada por ACS y Atlantia para su opa conjunta por Abertis. Según se publicó hace ya casi un año, en el pasado mes de abril, el préstamo de 10.000 millones solicitado a los bancos para hacer frente a la adquisición se estructuraba en dos tramos. El primero, de unos 7.000 millones, con vencimientos a corto. Para repagar esa primera parte, el tándem hispano-italiano contaba con emitir bonos y, en paralelo, desinvertir en activos como Cellnex -ya puesto en manos de la familia Benetton- y sobre todo… Red Eléctrica. Aunque según aseguran fuentes financieras al tanto de los plazos, ACS aún tiene margen para cumplir con las entidades -se examina en noviembre de este 2019-, lo cierto es que un ‘impasse’ político como el que viene con la convocatoria de elecciones ha metido el miedo en las compañías de Ibex pendientes de autorizaciones regulatorias o de una decisión gubernamental. Especialmente si la aritmética no ayuda y la formación de gobierno se conviverte en un ‘via crucis' del que ya hay penosas experiencias. En este punto, fuentes financieras próximas a ACS aseguran que los contactos con el gabinete de Pedro Sánchez se habían intensificado en las últimas semanas para acelerar la compra de Hispasat, un planteamiento que desde la Moncloa de Iván Redondo se niega de plano.

Como telón de fondo, el debate sobre una estructura empresarial mal concebida que da alas a los enjuagues. ¿Tiene sentido que el operador de red sea una empresa cotizada que necesite generar ingresos/beneficios para ofrecer jugosos dividendos? No es casualidad que la CNMC haya puesto pie en pared e implementado una propuesta -actualmente en consulta pública- para reforzar la vigilancia de la solvencia financiera de las compañías distribuidoras de gas y electricidad, también con Red Eléctrica en el punto de mira. Si la iniciativa prospera en los próximos meses, los parámetros que fije Transición Ecológica o el Ministerio de Energía correspondiente limitarán muy mucho la capacidad de los operadores para dar dividendos o lanzarse a aventuras internacionales. Razón de más para acelerar el cierre de operaciones en marcha como la de Hispasat. Demasiados intereses en juego mientras todo el mundo mira hacia el ‘procés’ y a las próximas citas electorales. Para reflexionar.

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