OPINION

Guindos y su sueño europeo: adiós al Eurogrupo... ¿y también al BCE?

"Ha sacado algún voto más que yo y por eso ha ganado. El resultado es el que ha sido. Ha sido muy, muy apretado". Corría el mes de julio de 2015 y el ministro de Economía, Luis de Guindos (Madrid, 1960), expresaba una lógica decepción tras verse derrotado por Jeroen Dijsselbloem en la decisiva votación para presidir el Eurogrupo. El responsable de la finanzas holandesas concurría tras cerrar un principio de acuerdo para negociar un tercer rescate a Grecia, un aval suficiente para verter un jarro de agua helada sobre las bien fundadas aspiraciones del candidato español. Y es que llevar el timón de un cónclave que -aunque de manera informal- reúne a las cabezas visibles de la economía comunitaria y sus principales instituciones financieras era, y es, un botín demasiado codiciado.

La referencia histórica viene a cuento porque, precisamente, esta semana hay reunión del Eurogrupo. Y aunque desde los ministerios afectados se pasa de puntillas por el encuentro con el desafío soberanista catalán en plena ebullición, lo cierto es que empezará a abordarse el relevo de Dijsselbloem dos años después de que renovara mandato tras dejar en la cuneta las esperanzas españolas. En concreto, el de los Países Bajos -también recordado por su gloriosa reflexión sobre los países del sur y su tendencia a gastarse en alcohol y mujeres el dinero de los rescates- hará las maletas en el mes enero, si bien su sustituto debería ser elegido mucho antes, con toda probabilidad en la reunión prevista para el 4 de diciembre.

Y a partir de ahí, las quinielas que siempre florecen ante este tipo de elecciones. De hecho, abría la veda este fin de semana el semanario portugués 'Expresso', que en su edición del sábado advertía de que el ministro de Finanzas luso, Mário Centeno, será de la partida para acceder al cargo. Competirían con él, siempre según el citado periódico, el eslovaco Peter Kazimir, el galo Bruno Le Maire, el luxemburgués Pierre Gramegna y, cómo no, el español Luis de Guindos, una cara casi siempre presente en este tipo de aproximaciones. Recordaba la información que, de mantenerse el equilibrio de puestos entre las diversas familias políticas, el cargo debería ser para un socialista, ya que los conservadores copan Consejo Europeo, Comisión y Eurocámara. Un planteamiento que daría ventaja al propio Centeno.

Ahora bien, visto lo visto, ójala el único problema que a priori afrontara De Guindos fuera ese criterio de alternancia no escrito. Y es que el proceso de decisión en Bruselas coincide con la mayor crisis del Estado de Derecho en España desde la vuelta a la democracia. Y el peso del actual ministro de Economía en el gabinete no es pequeño. Sin ir más lejos, fue él quien defendió tras el Consejo de Ministros el denominado 'decreto Caixa', una ley hecha a medida de la entidad y que favorece la salida exprés de Cataluña de firmas radicadas en esa comunidad. Parece difícil que el Ejecutivo pueda prescindir de un ministro clave en un momento como el actual.

Es más, a priori, todo sería un castillo en el aire si atendemos a las palabras del propio interesado, que allá por el mes de marzo de 2017, concedía el cargo por 'nolo contendere'. "En principio, no soy candidato a la jefatura del Eurogrupo", subrayaba, alejando cualquier especulación. Una afirmación que ha mantenido después sin ambages. Por el camino, el nombre de Luis de Guindos -en apariencia siempre sujeto pasivo de intrigas ajenas- es mencionado a menudo por conspicuos representantes del Ibex como un mirlo blanco ante cualquier reto. Por ejemplo, 'sotto voce' se alentaba su candidatura cuando el choque de trenes catalán era inminente y un gobierno de concentración de PP con PSOE y Ciudadanos, una posibilidad.

El sueño europeo del madrileño, empero, es firme, aunque parece dispuesto a cumplirlo subido a otro tren. Superado el trance del Eurogrupo, el portugués Vítor Constâncio dejará vacante la vicepresidencia del BCE el 31 de mayo de 2018. Para suplirle, Guindos, que en aquella fracasada aventura frente a Dijsselbloem siempre pensó que el apoyo alemán que encarnaba Wolfgang Schäuble podría bastarle, tendrá ahora sí a favor en el BCE ese equilibrio de fuerzas que se intenta respetar en Europa. Véase, presidente alemán -Jens Weidmann, actual jefe del Bundesbank- para sustituir a Mario Draghi y número dos del Sur, esto es, el propio Guindos.

¿Problemas? Primero, que no pueden descartarse complicaciones internas. Según aseguran fuentes conocedoras del debate interno, hay quien en el Consejo de Ministros juguetea con otra opción y hasta reivindica la cuota femenina. Y no es quien lo desliza una figura de poco peso dentro del gabinete, por mucho que por ahora todo el mundo se cuide muy mucho de avanzar otro nombre. Resulta paradójico que Guindos, tradicionalmente un verso suelto en las pugnas abiertas en el Ejecutivo, a quien Rajoy ha dejado hacer siempre como negociador avezado y figura clave en las relaciones con la Unión Europea, podría no tener del todo ganada la mano en su propia casa.

Y no es la única tela que falta por cortar. No en vano, está por ver cuál es el futuro de la legislatura en tierras nacionales. Por si alguien tenía alguna duda, el PNV ya dejó claro ayer que en este momento ni se plantea colaborar en la aprobación de unos Presupuestos. Y un triunfo independentista en las elecciones del 21-D, ya fuera en votos o escaños, abriría un frente de consecuencias imprevisibles. Dicho de otra manera, hoy el tiempo hasta mayo podría medirse en siglos. Y en esas, las oportunidades, como los trenes, pasan. Ya saben lo que le pasó a la Penélope de Serrat, esperando en el andén, con sus zapatos de tacón y su vestido de domingo.

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