OPINION

Las 'telecos' se reinventan... y el capital riesgo afila el cuchillo

El presidente de Telefónica, José María Álvarez-Pallete. TELEFÓNICA
El presidente de Telefónica, José María Álvarez-Pallete. TELEFÓNICA

“¿Qué es hoy Telefónica?”, se preguntaba recientemente durante un almuerzo un exalto ejecutivo de la firma. Una inquietud que no es exclusiva de la compañía que preside José María Álvarez-Pallete y que, más bien, toca de una forma u otra a todas las grandes ‘telecos’ europeas y mundiales, inmersas en un brutal proceso de reinvención. Más allá de las definiciones clásicas y obvias, no es raro que directivos hablen de sus firmas desde hace años como ‘TV companies’, poniendo todo el énfasis en la generación de contenidos. O incluso que otros se refieran a estos gigantes corporativos como compañías tecnológicas, con todo el espectro que esa definición abarca. Véase, por seguir con el ejemplo de Telefónica, de Movistar a Aura. De forma más amplia y en su propia página web, la multinacional española habla de sí misma como “una compañía sensible a los nuevos retos que exige la sociedad actual”, que se sintetizan en el afán de dotar de “los medios para facilitar la comunicación entre las personas”. Un reto tan global y defendible como nebuloso para el que, al fin y al cabo, tienen que salir las cuentas. Y esas son las dos claves en tensión permanente, véase relato y números, una ecuación que no acaba de cuajar en las compañías a tenor de las cotizaciones y los informes de analistas.

“Bueno, puede ser, pero ya quisiera yo arrancar el año con 50.000 millones de euros en ingresos prácticamente garantizados. Es el caso de Telefónica y de otros grandes de sector, cuya base de facturación es motivo de envidia para otras grandes empresas cotizadas. A falta de consolidar un nuevo modelo operativo y evolucionar hacia una necesaria diversificación del negocio, parece que la cuenta de resultados en el sector tendrá que hacerse por el otro lado, por el de ajuste de los gastos”, explica la citada fuente, con toda lógica y bajo condición del anonimato. España, en este punto, no puede apelar a un proceso de consolidación nacional en busca de sinergias, teniendo en cuenta las restricciones que imponen las autoridades de competencia a reducir el número de grandes operadores. La vía de los ajustes de plantilla, escenificada claramente por Vodafone en el final y arranque de año, con su pretensión de laminar a una cuarta parte de la plantilla, también tiene un recorrido limitado, con el riesgo de llegar al hueso más pronto que tarde. Entonces, ¿cuál es el camino?

Por ahora, parte de la respuesta parece estar al otro lado de los Pirineos. O al menos en tierras galas puede encontrarse el origen de la historia que viene. Corría el mes de abril de 2018 y Advent, uno de los principales ‘private equity’ mundiales, completaba la adquisición del Grupo Circet, a la sazón el proveedor líder en redes de telecomunicaciones en Francia. El fondo de capital riesgo, como no podía de ser de otra forma, mantenía al equipo gestor al frente de la firma, cuya facturación por entonces se elevaba por encima de los 750 millones de euros. “El aumento creciente en el consumo de datos, el despliegue intensivo de las redes de fibra y la continuada inversión en las infraestructuras móviles, incluyendo el 5G, hacen del movimiento una oportunidad de inversión excitante para Advent”, aseguraba su responsable internacional, Michael Ogrinz. En Francia, la empresa de servicios no solo mantiene importantes contratos con Orange en el mantenimiento de las redes fijas como “valor refugio”, sino que también ha colaborado en el despliegue de las redes móviles.

La boda entre Advent y Circet es el mejor ejemplo de cómo los fondos, siempre ávidos de rentabilidad, han entendido que las grandes ‘telecos’ precisarán más y más de servicios externos al tiempo que van adelgazando unas estructuras deformadas y plagadas de grasa, tras años a resguardo gracias a la cobertura estatal. De hecho, el órdago de Advent para adquirir Circet no se detenía en su país de origen. En octubre de 2018 y de la mano del fondo, la francesa adquiría KN Group, grupo radicado en Irlanda y Reino Unido. Meses después, en enero de 2019, irrumpía en España con la toma de la andaluza Cableven, en lo que puede verse como todo un aviso a navegantes en territorio nacional. La sociedad, apenas presente en seis provincias, solo facturaba 50 millones de euros… Sin embargo, ya atesoraba contratos con Vodafone, Orange y Masmovil. Y apuntaba directamente a ser un actor relevante en el despliegue del 5G, aprovechando “la especialización de Circet en redes móviles”.

En este contexto, la apuesta ‘española’ de la firma de capital riesgo -que mantiene invertidos 43.000 millones de dólares en 41 países y 340 proyectos- no puede ser más sintomática y, quién sabe, si tal vez el principio de un ‘boom’. Diferentes fuentes del sector explican que hay interés y contactos permanentes de ‘private equities’ internacionales por entrar en el mercado español de los proveedores de servicios de telecomunicaciones y tomar posiciones en compañías todavía no muy grandes pero cuyas aportaciones van a día de hoy mucho más allá de la ‘última milla’. “Existe interés sobre todo en los vehículos cotizados, cuyas cuentas están claras y que son los que ofrecen mayores garantías de transparencia”, se explica desde uno de los 'aspirantes' a comprar, que glosa las oportunidades que se abren desde unas ‘telecos’ que tarde o temprano buscarán cómo dar lustre a sus balances, al tiempo que pugnan por apuntalar su maltrecha posición en los diferentes índices bursátiles. “Dominion, Elecnor, Ezentis son cortejadas por posibles ‘partners’… Se trata de firmas ágiles, muy bien gestionadas y con recorrido desde el punto de vista de negocio que sin duda están bajo el foco de los grandes inversores. Es buen momento para operaciones”, se subraya.

Agonizaba el mes de agosto pasado y la crisis argentina hundía a Telefónica por debajo de los 7 euros, algo que no le sucedía en década y media. Es solo un ejemplo de las dificultades que atraviesa un sector otrora boyante. Las trabas del marco regulatorio y político comunitario, la creciente amenaza china y estadounidense o la fragmentación a nivel europeo no son cuestiones que vayan a resolverse de un día para otro, lo que obligará a que las grandes ‘telecos’ tengan que cuadrar sus cuentas ‘a martillazos’. Descartadas por el momento las fusiones continentales -en tanto obligarían a un acuerdo político previo que solo podría surgir de la desesperación y la falta de futuro para compañías ‘de bandera’-, el corto plazo pasa por trabajar de puertas adentro. Y los fondos de inversión y ‘private equities’ hace meses que identificaron una oportunidad más para hacerse de oro, vinculada en este caso a actividades reguladas… y con ingresos garantizados. Permanezcan atentos y no cambien de canal.

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