OPINION

¡Ojo mercados! Llega el 'comando del gasto'... pero sin el yugo catalán

Iglesias Sánchez vertical
Iglesias Sánchez vertical
EFE

“Nos ha ido tradicionalmente mejor con el PSOE. Sé que es un mensaje provocativo y políticamente incorrecto, pero es la verdad. El Partido Socialista gasta y licita, el PP no”. Era la reflexión la semana pasada de un insigne constructor, bajo condición de anonimato. “No hay más que ver estos últimos diez meses. Ábalos ha puesto en marcha más proyectos que el PP en toda la legislatura anterior. Eso sí – concedía sin ambages –, por el camino, la economía sufre. Se tira de gasto y luego tiene que venir la derecha a arreglar el desaguisado. De hecho, esa es la dialéctica en la que nos hemos movido en los últimos 40 años”. Honestidad brutal que explica que el Ibex haya gozado de mejor acogida en la Moncloa de Sánchez que en la de Rajoy, con el adusto y hasta beligerante Montoro como centinela de los dineros. Mucho mejor así, por otra parte, para un guardián de lo público.

Bajo esta premisa, ¿qué implicaciones tiene el triunfo de Pedro Sánchez para la economía y los mercados? Desde luego y a tenor de los análisis hechos públicas esta semana por los bancos de inversión, el resultado no es ni mucho el peor de los posibles. La holgada victoria del PSOE –que ha resistido los peores augurios demoscópicos que auguraban una debacle tras los debates– le sirve para gobernar de la mano de Podemos -y compañía-, pero sin entregarse a los independentistas catalanes. En roman paladino, aunque entre en liza el “comando del gasto” que encabeza Pablo Iglesias -incluso por primera vez con presencia en el Ejecutivo-, se evita el ‘gobierno Frankenstein’ que nadie quería y que por definición hubiera generado un foco de inestabilidad económica de proporciones isabelinas. Ese era el verdadero arsénico para los mercados.

Lo advertía JP Morgan, que no daba el mismo grado de precariedad a un gobierno de PSOE y Podemos que a uno que incluyera al soberanismo catalán. “Desde nuestro punto de vista -aseguraba esta semana pasada la firma en un informe que ahora conviene recordar-, tal gobierno mosaico no sólo sería inestable, sino también capaz de generar un impacto negativo tanto en la confianza de las empresas como de los consumidores, en el caso de concesiones excesivas a los catalanes, algo que se percibe como capaz de romper el ‘status quo’ constitucional”. Dicho esto, también es una pena que no parezca hallarse en nuestros políticos la altura de miras suficiente como para plantear, como opción posible, un gobierno de PSOE y Cs, que suman sin necesidad de ayuda. ¿Se imagina alguien a Rivera dando paso a Arrimadas para cerrar un pacto y contentar al Ibex? Difícil, ni por el bien del país.

En esta línea, también se evita un escenario de bloqueo ‘a la italiana’, del que ya hemos tenido experiencia, con elecciones a la vuelta de septiembre. Un planteamiento que hubiera golpeado con fiereza a la economía en un momento ya de por sí delicado. Como explicaban este fin de semana Fernando Pastor y Rubén J. Lapetra, la actividad en España empieza a notar la desaceleración que ya sufren Alemania, Francia e Italia vía exportaciones e inversión directa. Es más, un chute extra de inseguridad podría haber sido el último clavo en el ataúd para un país que ha soportado como ha podido la debilidad del entorno. En las presentaciones a analistas, los grandes fondos de inversión han hablado sin matices de una recesión entre los años 2020 y 2021, en lo que supone toda una profecía autocumplida. España no puede permitirse más inestabilidad política, ni políticos sin escrúpulos que sólo piensen en su interés personal. No es casualidad que las grandes compañías, bancos incluidos, estén en plenos ajustes. La gran fotografía debe mandar.

Mención aparte merece la entrada en escena de Vox. Su veintena de escaños, claro reflejo del descontento del voto conservador -y de la incapacidad de los partidos de derechas para presentar una propuesta firme frente al desafío catalán-, tendrá efecto doméstico y golpea sin duda la imagen de España en el exterior, pero al no afectar a la formación de gobierno (e incluso estar por debajo de los casi 40 que otorgaban al partido de Abascal algunas encuestas) es también un bálsamo de Fierabrás para los mercados. Sin ir más lejos, Santander alertaba de que la fragmentación política y la llegada del partido de extrema derecha “podría resultar en una volatilidad relativamente alta del Ibex 35 en las próximas semanas”. ¿Conclusión? Temor conjurado.

En suma, las elecciones han demostrado el buen tino de los ‘fontaneros’ de Moncloa, encabezados por Iván Redondo, a quienes el resultado no solo da la razón en la fecha de convocatoria, sino en la estrategia de campaña. Con el actual respaldo, Sánchez tendrá las manos libres para llevar a cabo las medidas que incorporaban sus Presupuestos fallidos, incremento de la presión fiscal incluida, tanto para grandes corporaciones como para ciudadanos. Eso sí, por mucho que el nuevo tándem con Iglesias no sea ni mucho menos caviar para el Ibex, muchos respiraron aliviados ayer al conocer los guarismos definitivos, en tanto podrán cenar sin atragantarse durante una legislatura más. Y es que cuando esperas el cadalso, una condena a 20 años hasta hace brotar llantos de alegría. En este caso, además, la condena es solo a cuatro.

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