Tribuna Global

Bolsa: un "paso muy delicado" para los mercados

El principal riesgo para los mercados es el de una desaceleración del crecimiento económico acompañada de tensiones inflacionistas y apenas existe una política monetaria ideal en un escenario de tales características.

El Ibex 35 tira de cautela a la espera de Powell y de las noticias sobre la vacuna
Bolsa: un "paso muy delicado" para los mercados
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Los mensajes que los mercados de renta fija y renta variable envían a los analistas suelen ser curiosamente evasivos y a veces difíciles de interpretar. Al cierre del cuarto trimestre del año pasado, el mensaje no dejaba lugar a dudas: el descubrimiento de vacunas de elevada eficacia y los planes de reactivación presupuestaria, sobre todo en Estados Unidos, lograrían impulsar el crecimiento económico mundial. Tanto el aumento de los tipos de interés como el alza de los mercados de renta variable, alentados por el comportamiento superior de los sectores cíclicos, confirmaban estas expectativas.

A partir del segundo trimestre de este año, la situación se complicó un poco, primero en Estados Unidos y un mes más tarde en Europa. Los economistas comenzaron a contemplar la posibilidad de que esta mejora podría desvanecerse rápidamente. En consecuencia, los tipos de interés reanudaron la tendencia bajista. En cambio, los mercados de renta variable siguieron avanzando, espoleados por la paradoja que tanto respaldo les ha ofrecido desde 2009: las noticias económicas decepcionantes garantizarán el apoyo ininterrumpido de los bancos centrales.

Ahora bien, este mes de agosto vuelve a traernos un mensaje diametralmente opuesto. Mientras que los tipos de interés parecen mantener en general su tendencia bajista, tras una breve inversión a principios de mes, los mercados de renta variable se muestran esta vez mucho más titubeantes. Y es porque esta nueva fase inaugura una nueva lectura de los mercados.

En primer lugar, el escepticismo de los mercados de renta fija se ha visto confirmado por varias estadísticas económicas publicadas en Estados Unidos estas últimas semanas: los consumidores estadounidenses, pese a la montaña de ahorro, muestran muy pocas ganas de gastar. Una posible interpretación de este fenómeno es que los consumidores constatan que los precios de los bienes de consumo se han disparado, como consecuencia de las tensiones en las cadenas de suministro, justo cuando comienzan a acusar las primeras reducciones de las ayudas sociales acordadas en el punto álgido de la crisis. 

Por otro lado, la rápida propagación de una nueva variante más virulenta, que hace tambalear en todo el mundo el calendario inicialmente previsto para el «regreso a la normalidad» de las actividades de servicios, no hace sino socavar aún más la confianza de los consumidores. Por consiguiente, las perspectivas de crecimiento para los próximos meses se han revisado a la baja de manera casi unánime.

Al mismo tiempo, no obstante, la situación del empleo ha seguido normalizándose en Estados Unidos. En el caso de numerosas vacantes, asistimos a una verdadera tensión entre la oferta y la demanda. Así pues, la subida de los precios de consumo impulsada por el alza, temporal, del precio de los materiales podría venir seguida de una inflación más duradera por el aumento de los salarios, incluso si los consumidores no parecen estar todavía muy convencidos de ello. 

En consecuencia, para Jerome Powell, presidente de la Reserva Federal estadounidense, se acerca el momento de «casus belli», que ocurrirá cuando el diagrama de puntos (que establece el nivel considerado «adecuado» de los tipos oficiales) le indique que debe comenzar la normalización de su política monetaria. Antes de la subida de los tipos, esta normalización implicará primero una reducción paulatina de las compras mensuales de deuda pública. Ahora bien, esta disminución podría ahora comenzar antes de que finalice el año.

Y esto es lo que podría provocar una interrupción en los mercados de renta variable. En efecto, este endurecimiento monetario, aunque se lleve a cabo de manera muy paulatina, constituirá en sí mismo un nuevo parámetro bastante desfavorable, y podría llegar en un momento en el que los mercados comienzan a sospechar que se ha sobrestimado el futuro crecimiento económico. Si esto llega a materializarse, muchos hablarán de error de política monetaria. Tal vez sea más justo reconocer que el principal riesgo para los mercados en la actualidad es, efectivamente, el de una desaceleración del crecimiento económico acompañada de tensiones inflacionistas, una especie de «estanflación 2.0», y que apenas existe una política monetaria ideal en un escenario de tales características.

Dicho sea de paso que China, muy por delante de Estados Unidos y más aún de Europa en el ciclo económico, ya ha atravesado a su manera esta etapa sumamente delicada para los mercados de renta variable. La rentabilidad de su mercado no evitó las consecuencias, exacerbadas en su caso por un espectacular endurecimiento del entorno reglamentario. No resultaría ilógico que, por ahora, su rentabilidad relativa se invirtiera al menos durante un tiempo con respecto a los mercados occidentales, especialmente en el caso de sus títulos de crecimiento de excelente calidad.

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