OPINION

Europa debe prestar atención: Marruecos se rearma en EEUU

Un helicóptero Boeing AH-64 Apache. / EFE
Un helicóptero Boeing AH-64 Apache. / EFE

Europa y Marruecos comparten una de las barreras físicas más cercanas entre continentes. Apenas 14 kilómetros de agua separan ambas orillas. Una separación que además de física es eternamente económica. Así, España y Marruecos presentan la mayor brecha fronteriza entre rentas per cápita del mundo. Dicho de otra manera: la linde hispano - marroquí es la más desigual del mundo, por encima incluso de la de EEUU y México.

Mucho debería preocuparnos y ocuparnos lo que pueda suceder en Marruecos y, sin embargo, muchas de las noticias e informaciones que provienen de nuestro vecino pasan inadvertidas en el dormido espacio político español. En los últimos 10 años Marruecos ha cambiado mucho en todos los aspectos. El aumento de población en este periodo de tiempo ha sido meritorio, concretamente la población marroquí se ha incrementado en cuatro millones de personas. A diferencia de otros países, el reino alauita lo ha hecho sin aumentar su tasa de inmigrantes. Este es uno de los aspectos en que Rabat debe aprender a gestionar para no convertirse en un 'hub' de la inmigración ilegal hacia Europa.

Los datos de sentimiento económico contrastan con la renta per cápita. Marruecos es considerado como un país fiable a la hora de hacer negocios. Así lo atestiguan los índices de Doing Business, que se realizan periódicamente en el mundo. Su industria comienza a ser competitiva gracias, sin duda, a los bajos salarios, pero también a la inversión extranjera y su proximidad geográfica con el continente europeo, algo de lo que España debería comenzar a ser consciente.

En este marco económico y político, llama la atención los esfuerzos del Reino de Marruecos por ostentar un poder militar que, proporcionalmente, dista mucho de su auge económico.

El esfuerzo inversor de Marruecos en el campo militar es realmente apabullante. Sobre todo, si lo comparamos con el realizado por España. Así, Rabat destina más del 3,2% de su PIB al Ejército, unas cifras dos puntos por encima de Madrid, que se sitúan en el 1,2%.

Si en términos absolutos su voluntad es determinante, no lo es menos en términos relativos. Estados Unidos acaba de hacer público el interés marroquí por hacerse con 36 helicópteros AH-64E, los famosos Apache, por un importe de 4,25 billones de dólares. La apuesta de Marruecos, a diferencia de otros países (incluso de la OTAN), va más allá de la mera adquisición de helicópteros. Junto a los 36 aparatos ha solicitado la venta de misiles aire-tierra, sistemas de intercomunicación, navegación e identificación de objetivos de última generación y repuestos. Un dato que convierte en plenamente operativa esta fuerza de combate aéreo-terrestre.

De hacerse efectivo todo este material de guerra, situaría a Marruecos como un actor privilegiado en el norte de África, colocándolo como un poder militar hegemónico en un presumible conflicto a mediana escala en su zona de influencia. Directamente afectada quedaría Argelia e incluso rivalizaría, por no decir que pone en peligro, el equilibrio de fuerzas entre otros países vecinos.

La adquisición no supondría más que una gota de agua en un vaso, si no fuera porque el vaso está lleno de otras compras realizadas en el pasado más reciente y que van desde la renovación y compra de aviones F16, a la adquisición de carros de combate M1A1 Abrams, fragatas y buques de guerra para su marina y un interés poco conocido por hacerse con submarinos. Este aspecto es especialmente relevante puesto que su adquisición pondría directamente en cuestión el precario monopolio en guerra submarina que tiene España en el Estrecho.

Sumen misiles contracarro, buques de investigación militar, aumento de programas de cooperación y entrenamiento con Estados Unidos y obtendrán un país que esta rompiendo cada vez más la brecha militar y el mal llamado equilibrio de poderes en la frontera sur de Europa.

Estratégicamente, Marruecos se está rearmando en todos los espacios tradicionalmente señalados como vitales para las Fuerzas Armadas de un país. El poder terrestre y aéreo es, en estos momentos, considerable. Por su parte, la Armada, comienza a tener una cierta importancia táctica en el Mediterráneo. Siendo críticos, con la adquisición de este tipo de equipamiento, Marruecos da un gran paso adelante para situarse como potencia media en el ámbito militar, pero aun le queda mucho. Los Ejércitos distan mucho de ser una mera suma de tanques, aviones o barcos. Su poder se basa más en la preparación, inteligencia y adiestramiento que en tener miles de artefactos tecnológicos a disposición de alguien que los sepa utilizar.

Las relaciones entre Estados Unidos y Marruecos siempre han estado basadas en un interés mutuo tanto en la industria militar como en la esfera política. Los números dan la razón a Rabat, puesto que el interés americano por presionar a sus socios atlánticos para que incrementen el presupuesto militar encuentra un eco sordo en los pasillos de la OTAN en Bruselas. La administración estadounidense se ha puesto como objetivo hacer que los europeos paguemos por nuestra seguridad, algo que debería ser lógico en un mundo con intereses cada vez más privatizados e interdependientes.

Mientras que a Europa le cuesta creer en la importancia económica y estratégica de la industria militar, Marruecos opta por aumentar su seguridad. Es algo loable y que incluso debería redundar en mayor estabilidad, tanto en su territorio como en general en el Magreb.

No estará lejos el día en que las potencias occidentales puedan retirarse de zonas en conflicto, como el Sahel, y sean sustituidas por potencias como Marruecos, algo que para llevarse a cabo es imprescindible contar con Estados que puedan proyectar la fuerza de manera eficiente más allá de sus fronteras. Por su parte, en el ámbito político, Estados Unidos consigue ganarse un aliado no OTAN que será dependiente de su industria militar. Precisamente por eso contribuirá a ser su punta de lanza en África. De nuevo, en las relaciones internacionales la mejor solución es aquella en la que todos ganan. Los dos lo han hecho.

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