OPINION

El circo de Pedro Sánchez

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, durante una de sus intervenciones en el pleno celebrado este miércoles en el Congreso. /EFE/Pool/Mariscal
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, durante una de sus intervenciones en el pleno celebrado este miércoles en el Congreso. /EFE/Pool/Mariscal

Al término del Consejo de Ministros celebrado el 21 de abril, compareció en rueda de prensa la Ministra Portavoz, María Jesús Montero, para informar a los ciudadanos de los acuerdos adoptados por el Gobierno. Entre ellos, la Ministra Portavoz anunció que desde el próximo domingo los menores de catorce años serán "desconfinados" y podrán salir a la calle. Pero no para llenar sus pulmones de aire libre sino, de la mano de uno de sus progenitores, para hacer la compra en el supermercado, pedir un paracetamol en la farmacia o hacer una transferencia en la entidad financiera del barrio. Además, el acuerdo del Consejo permite que los muchachos acompañen al padre o la madre a su centro de trabajo. Esos paseos de ida y vuelta, ¿no ponen en riesgo la salud de los menores? ¿O ha confundido la Ministra Portavoz el estado de alarma con el estado de sitio y el Gobierno habría militarizado a los niños y a sus padres? Los primeros serían los ayudantes de unos oficiales llamados papá o mamá. La guerra es la guerra.

Ante el estupor generalizado que cundió en las familias españolas, pocas horas más tarde de la intervención de María Jesús Montero, salió a la palestra Salvador Illa e intentó parar el golpe. Illa anunció que pronto "emitiría" una orden "rectificativa" para ampliar la movilidad de los chicos aunque no precisó de qué forma y en qué condiciones.

El 22 de abril, el presidente del Gobierno compareció ante el Congreso de los Diputados para solicitar la prórroga del estado de alarma hasta el 9 de mayo. En un asombroso juego de malabarismo que me hizo muy feliz porque me devolvió a mis años infantiles, Pedro Sánchez defendió el acuerdo del Consejo en su integridad, aunque admitió que contenía un error imperdonable respecto a la movilidad de los menores. Sin embargo, el presidente utilizó la vieja excusa de 'pelillos a la mar'. Respaldó la huída hacia adelante, iniciada el día anterior, por el Ministro de Sanidad: la mancha de una mora, con otra verde se quita. Sánchez confirmó así la información de algunos medios. El acuerdo se sometía a la autorización del Congreso sin añadirle o quitarle una coma. 'Time over'. Sánchez se negó a imitar a Fofito, uno de mis payasos preferidos. Sánchez solo dispone hasta el 26 de abril (término de llegada de la segunda prórroga del estado de alarma, Acuerdo del Pleno del Congreso de 9 de abril) y no está dispuesto a convocar un nuevo Consejo de Ministros para subsanar los errores cometidos el 21 de abril.

Roma locuta, causa finita? En mi modesta opinión, no. Es verdad que el acuerdo de prórroga faculta al "ministro de Sanidad, en atención a la evolución de la emergencia sanitaria, a dictar órdenes e instrucciones" en relación con los desplazamientos de los menores. El propio acuerdo califica las eventuales medidas del titular de Sanidad como "orientaciones específicas".

Cualquier disposición del ministro de Sanidad que diverja de las aprobadas por el Consejo de Ministros entraría en conflicto con el acuerdo gubernamental que, previa autorización del Congreso, adoptará la forma de Real Decreto. Salvador Illa está muy 'preparao' para sonarse la nariz con el principio de jerarquía normativa. Las normas administrativas están jerarquizadas según el siguiente orden: decretos, órdenes ministeriales y disposiciones de las demás autoridades y órganos inferiores. El principio de jerarquía normativa goza de la máxima protección (artículo 9.3 CE). ¿Está dispuesto Pedro Sánchez a violar la Constitución?

El problema se complica por el inevitable conflicto entre el ministro de Sanidad (con el visto bueno del Presidente del Gobierno) y el Congreso de los Diputados. La Ley Orgánica 4/1981 (artículo sexto) declara terminantemente que la prórroga de la declaración del estado de alarma del Gobierno está supeditada a la autorización expresa del Congreso de los Diputados. Las eventuales y desconocidas "orientaciones" del ministro de Sanidad significarían, a mi juicio, una usurpación del Parlamento como único representante de la soberanía nacional. O eso o el libramiento de un cheque en blanco por parte del Congreso de los Diputados al miope don Salvador (sic), algo que me parece absurdo.

Como soy de letras, desconozco si el Covid-19 puede mutar a un estado de mayor peligrosidad. Lo que sí me parece evidente de toda evidencia es que el virus ha trastornado al Gobierno, que está revolucionando tacita a tacita nuestro sistema constitucional. Sea como sea, Pedro Sánchez no acata las prohibiciones del Decreto que declara el estado de alarma. Hasta nueva orden, del rey abajo, nadie puede abrir un circo.

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