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¿Alguien se imagina a Pablo Iglesias de presidente de Madrid?

Pablo Iglesias
¿Alguien se imagina a Pablo Iglesias de presidente de Madrid?
EFE

Antes de que se celebren los comicios históricos del 4-M en Madrid, ya se parte con un claro vencedor de la primera batalla, a corto plazo, y otro ganador por puntos a medio y largo plazo de forma indiscutible. Por un lado, Pablo Casado, el líder del PP, ha pasado en apenas una semana a recuperar gran parte de la validez como alternativa que había perdido tras el descalabro de las elecciones catalanas, más allá de vender la sede de Génova para recomponer las maltrechas finanzas de la formación e intentar hacer un imposible borrón y cuenta nueva con el caso Bárcenas de la época Rajoy. Y por otro lado, a nadie se le escapa que, pase lo que pase, lo peor que le puede suceder al presidente Sánchez y su equipo de Moncloa es quedarse como están, con los fondos europeos en sus manos y haciendo política ficción con la economía del país.

Por mas que queramos extrapolar los resultados electorales de Madrid, en su esencia, a la pelea nacional entre dos modelos de hacer política, el socialista y el liberal, el inquilino de Moncloa sabe que con la aprobación de las cuentas públicas de este año ha logrado sustento, al menos, hasta 2023, para cerrar la legislatura completa. Sólo hay dos razones por las que podría convocar elecciones anticipadas: una ruptura total de la coalición de Gobierno, menos probable ahora tras la salida de Pablo Iglesias del Ejecutivo; o una debacle electoral en Madrid sobre el PP que le sacara de la Puerta del Sol, que dejaría tan noqueado a Pablo Casado y a su partido como para generar la tentación de darle la puntilla con un anticipo electoral en otoño.

Claro que una victoria de Isabel Díaz Ayuso con mayoría absoluta, máxime sin necesitar el apoyo de Vox para gobernar, sería un revulsivo brutal para el denostado líder popular tras los sustos de Murcia y Castilla y León. Pero incluso en esa tesitura, Sánchez seguiría como está ahora, con los mismos amigos y enemigos en el tablero político nacional y tirando de la UE para hacerse valer. Ni que decir tiene que una mayoría de izquierdas como vencedora en Madrid, con un Ejecutivo a tres bandas (o a cuatro si sobrevive Ciudadanos), sería incluso más complicado para Sánchez dependiendo de quien fuera el líder y de los difíciles equilibrios de poder entre supuestos ‘amigos’ que habría que mantener.

Yo creo que todavía no se le ha pasado a nadie por la cabeza, de verdad, la imagen de Pablo Iglesias como presidente de Madrid, sobre todo porque será difícil que supere a Más Madrid y al PSM (además de a Ayuso). Pero ese poder en manos de Unidas Podemos, manejado en cuestiones como la intervención de los precios de los alquileres, los colegios concertados, las residencias de ancianos, los carriles bici y los impuestos a los ricos, es seguro que le traería mayores quebraderos de cabeza a Sánchez que los que ahora pueda tener con la presidenta ‘popular populista’. Todo ello una vez descontada la fuga de capitales y de grandes inversiones a otros lugares con menos incertidumbre política y, sobre todo, jurídica. Visto con frialdad y puestos a tener una presidencia de izquierdas en la capital, la visión de Gabilondo el “soso sosegado” o de Mónica García, puede ser hasta un alivio.

El problema de todas estas cábalas políticas de la ‘villa y Corte’ es que, al menos en las dos últimas semanas, han logrado tapar lo que de verdad tendría que estar preocupando a todos los españoles, que es la salida de la crisis sanitaria, primero, y la recuperación de la economía, después, porque al mismo tiempo es casi imposible. Con la vorágine y la parálisis política, hemos dejado de hablar de la gestión de los fondos europeos, en la que nos jugamos le reindustrialización del país y la búsqueda de soluciones y oportunidades para los más de 4 millones de parados desesperados que hay en España, además del casi millón de personas en ERTE. Un drama al que no se ve el final con la Semana Santa delante y las cifras de contagios e incidencia que no tocan suelo por más restricciones que se ‘aconsejen’ por parte de los científicos y algunos políticos. Los sanitarios están agotados y la población esquizofrénica viendo como llega el sol y no se puede aprovechar otro año más. Eso es una bomba de relojería en nuestro país que no se si vamos a saber desactivar. Cuando explote nos acordaremos de la pelea entre Ayuso y de Sánchez como una anécdota.

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