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Juan Roig o Pedro Sánchez... ¿Quién aprovecharía mejor los fondos europeos?

Juan Roig Mercadona
Juan Roig o Pedro Sánchez... ¿Quién aprovecharía mejor los fondos europeos?
MERCADONA

Una vez que Moncloa ha soltado del todo el mando único de la gestión de la pandemia, para que se encarguen las CCAA de aguantar las vacunaciones y la cuarta ola, todo parece indicar que el centro decisor ha cambiado de concepto, pero no de sitio, de forma que los ‘generales en jefe’ que rodean a Pedro Sánchez tienen ahora sobre la maqueta del campo de batalla el reparto de los fondos europeos a punto de atacar, en supuesta cogobernanza autonómica, pero sin que nadie se mueva del sitio asignado. No es nada nuevo. Desde el mismo día en que se alumbró el sistema leonino de las ‘manifestaciones de interés’ y los PERTE todo apuntaba a un embudo en el que la decisión final siempre estaría en manos de Presidencia, con las comunidades autónomas a modo de comparsa y los empresarios de convidados de piedra. Por un lado, es lógico que la gestión del dinero público esté controlada y administrada de forma férrea por el Gobierno de turno; pero por otro, no lo es que a las autonomías solo se las quiera para ejecutar, no para decidir, y se genere una percepción de caos, retraso y desorden en la gestión que haga valer al argumento que hace varios meses auguraban los asesores legales más avezados: esto va a ser una ordenación por amontonamiento.

La conferencia sectorial sobre el reparto de los fondos y el plan de recuperación con los responsables de Economía de las CCAA de esta semana no ha contentado a nadie. Seguro que a María Jesús Montero le han venido a la cabeza las pasadas conferencias similares de Hacienda dirigidas por su homólogo Montoro, en las que tampoco salía nadie satisfecho y ella llevaba entonces la voz cantante de la oposición y las críticas. Esta vez no se trata solo de una pura cuestión de transparencia o de cesión de competencias a la periferia autonómica o los ayuntamientos. Después de todo lo que hemos pasado, las ayudas europeas deben servir para financiar proyectos empresariales y para levantar el ánimo de todos los que lo han pasado mal, sobre todo los pequeños empresarios y algunos sectores como el turismo, el comercio o el entretenimiento, que se han quedado a cero.

Gobiernos autonómicos como el gallego o el vasco ya han demostrado en muchas ocasiones que son capaces de llegar a donde el Estado no puede, por más empeño que Moncloa tenga en ponerse todas las medallas. Hay gente del campo y de las pequeñas poblaciones españolas cuyas peculiaridades o formas de trabajar no entran en las ortodoxas normas europeas, a los que solo se puede llegar si se da más margen de maniobra a los responsables autonómicos y locales para adaptar los PERTE y su condicionalidad a situaciones especiales. Frente a ello, el mando único cerrado y el 'amontonamiento' limitarán la mayor parte de las ayudas a la automoción y las energías renovables tamizadas por el sector público empresarial, que es lo único que hay hasta ahora.

La reactivación económica, de la mano de una eclosión del consumo doméstico y el turismo interior tras más de un año de ahorro por obligación, está a la vuelta de la esquina, solo a la espera de que las vacunas avancen, los contagios cedan y la incidencia baje. Es la hora de reaccionar bien y aprovechar el dinero de Europa de la manera más eficaz y repartida posible, para que nadie pueda decir dentro de dos años que las ayudas son como los Reyes Magos, muy bonitos, pero de mentira. Para que todo el mundo se crea el cuento, hay un cuarto componente tras Gobierno, autonomías y ayuntamientos a tener en cuenta, que puede convertir en realidad los sueños de trabajo y de recuperación de mucha gente, que son los empresarios.

El mayor empleador de este país, Juan Roig, de cuya organización viven 95.000 personas en España y Portugal, lo decía bien claro al presentar los resultados de Mercadona esta semana: “Que nos dejen hacer lo que sabemos hacer a los empresarios, sin trabas y con más agilidad administrativa”. Pero los hechos demuestran que ese final de la cadena está aún muy lejos del mando único de Moncloa. Las demandas empresariales para cooperar y agilizar el reparto de los fondos, realizadas a través de la CEOE, no han sido tenidas en cuenta, y eso que estaban hechas por los mejores asesores en Derecho Público de este país.

Por el momento, el control férreo de lo público se ha impuesto a la concesión administrativa sin trabas para acelerar la actividad y la generación de empleo. Por si esto era poco, la vorágine electoral madrileña, convertida en un plebiscito nacional, corroe todo y pone al Gobierno en contra de los empresarios por puro postureo. La pregunta que surge es evidente: ¿Quién puede hacer más por la recuperación económica con los fondos europeos, empresarios como Roig o el equipo económico y estratégico de Sánchez? 

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