OPINION

La falsa creencia de que las empresas pagan pocos impuestos

Es ya una polémica recurrente cada vez que se conocen los

datos de recaudación de la Hacienda Pública, hablar de lo poco que, supuestamente, pagan las empresas en sus impuestos, sobre todo en el que grava los beneficios, el de Sociedades. El Foro de Grandes Empresas de la Agencia Tributaria, que podemos decir que reúne a las que más dinero se dejan en el Fisco cada año, ha pedido expresamente que se retire el dato que dice que solo pagan el 7% de su resultado contable total por este tributo, frente a un tipo nominal del 25%, porque daña su reputación. Y es cierto que la daña. Lo grave es que, además, ese sea el dato que alguna vez ha utilizado el ministro de Hacienda para advertirles que pagan poco, a sabiendas de que no es así. El dato más cercano sería la comparación con la base imponible del Impuesto, una vez realizados los correspondientes ajustes y deducciones, que colocan la tasa en un 19,8%, una proporción más próxima a la realidad.

Se pueden hacer muchas comparaciones y argumentar sobre la progresividad o la justicia redistributiva de los impuestos en general, incluida la eterna disyuntiva entre lo mucho (o no) para pagan las rentas del trabajo y lo poco (o no) que lo hacen la rentas empresariales. Cálculos y demagogia hay para todos los gustos. Pero de entre todo ese cúmulo, hay una cosa que está meridianamente clara: es injusto decir que las empresas, sobre todo las más grandes, pagan pocos impuestos. Según el momento (crisis o bonanza) o el sesgo político (progresistas o liberales) se podrá argumentar si deben pagar más o menos, con un modelo o con otro, pero en ningún caso va a ser poco, y nunca va a estar por debajo de un tipo medio del 15%.

El Impuesto de Sociedades, con altibajos, se ha movido en torno al 2,8% y el 3% del PIB español, una proporción que es ‘grosso modo’ la tercera parte de lo que se recauda por IRPF, sin ánimo de comparar, pues son dos cosas muy distintas uno y otro. Es más, si le añadimos lo que las empresas (y trabajadores) pagan a la Seguridad Social para que todos tengamos una sanidad y unos servicios sociales dignos y gratuitos, las cifras se elevan muy por encima de todo eso y rompen cualquier agravio comparativo que se quiera hacer.

Para tener una perspectiva amplia y más real de lo que pagan las empresas por Sociedades hay que tener más vectores en cuenta. El argumento básico es que muchas de esas grandes sociedades facturan hasta el 80% de sus ingresos fuera de España, y ya pagan impuestos allá donde generan las ventas. Esos impuestos se deben descontar de lo que hay que pagar en sus países de origen, para evitar la doble imposición

internacional, y eso modifica en gran manera la recaudación y el cálculo del tributo. Pero en el caso español se olvida otro aspecto muy importante, que es la tremenda crisis de la que las empresas salen ahora y la opción que tienen de descontar de sus bases imponibles del impuesto una parte (recientemente ajustada en la última reforma del tributo) de las pérdidas sufridas en estos años. Son los llamados créditos fiscales, que

compensan ahora, en época de crecimiento y generación e beneficios, parte de lo que se perdió antes.

Solo si pensamos en el sector financiero y la tremenda transformación que ha sufrido en España en la última década, podemos hacernos una idea del fuerte impacto que este ajuste puede tener en lo que las entidades financieras pagan por Sociedades. En este caso, aderezado además con las implicaciones contables que ello tiene en la consideración del capital social y la solvencia financiera impuesta por las normas internacionales (la polémica de las DTAs de la banca). Las ayudas (rescate) a la banca en plena crisis se estiman en algo más de 76.000 millones de euros en ese periodo de crisis (tres veces la recaudación media anual del Impuesto de Sociedades en España). Sin saber aún si se va a recuperar algo más de la tercera parte de ese dinero, las estimaciones que algunos expertos hacen sobre las pérdidas sufridas por el sector financiero entre 2008 y 2014 susceptibles de convertirse en créditos fiscales, pueden llegar a los 250.000 millones de euros (diez veces la recaudación media del tributo).

Es evidente que no se va a poder compensar fiscalmente todo el dinero que las empresas españoles (del sector financiero y de todos los demás) tienen apuntado en sus balances como créditos fiscales. Pero que esta es una variable fundamental que las voces más autorizadas, sobro todo las públicas, deben tener en cuenta antes de decir si las empresas pagan muchos o pocos impuestos sobre sus beneficios, es también inapelable. Lo más absurdo de la polémica entre Hacienda y los grandes contribuyentes sobre lo que se paga por Sociedades es que unos y otros tienen todos los datos y conocen bien los argumentos. Y tanta culpa tienen quienes lo manipulan con declaraciones interesadas, como quienes lo ocultan o no quieren que se sepa todo lo que pagan, porque siempre va a ser considerado poco. Transparencia y coherencia, es tan fácil como eso, para que los ciudadanos se queden tranquilos y no se vean abocados a pensar que todas las grandes empresas defraudan, porque no es verdad.

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