OPINION

Las luchas de poder en el caso Villarejo cuando toca el Ibex

FG tira la toalla y recorta el bonus a directivos que premia nuevas compras
FG tira la toalla y recorta el bonus a directivos que premia nuevas compras

Cuando hace un año y medio estalló la pieza del caso Villarejo que implica al BBVA todo el mundo se podía imaginar que debajo de toda esa trama podía haber un tremendo cúmulo de fango y guerras sucias como para salpicar a mucha gente dentro del banco. Empezaron a caer consejeros y a desfilar directivos por la Audiencia Nacional, pero lo que no podíamos imaginar en ese momento era que al conocerse la mayor parte de los datos (van 18 tomos del sumario), en esta sola pieza se iban a concentrar una serie de luchas de poder tan amplias. Lo que empezó siendo una acusación sobre las tribulaciones de un expresidente y su jefe de seguridad con el polémico comisario que actuaba como policía o como empresario, a su antojo, se ha chocado con una red de espionaje consentido a periodistas, empresarios, asociaciones y sujetos de todo tipo, hasta llegar a tocar el entonces Gobierno de Rajoy y toda la trama de la guerra de comisarios que se produjo con la llamada ‘policía patriótica’ de su ministro del Interior. La transversalidad del chiringuito que tenía montado Villarejo ha mezclado el caso Kitchen, que investiga la supuesta conspiración policial para espiar al tesorero del PP, con algunas de las más importantes empresas del Ibex 35. Y eso no se lo esperaba nadie.

Si todo discurre según lo previsto, la pieza del BBVA va a ser una de las que primero se vean en una vista oral, una vez que García Castellón y sus fiscales acaben la instrucción, pero su resultado y conclusiones (siempre a partir de hechos probados) van a marcar la pauta para el resto de las separatas de la macrocausa Tándem, sobre todo en aquellas en las que pueda estar implicada una empresa como responsable penal. La apertura del sumario y los escritos conocidos sobre la trama del banco que presidía Francisco González, van marcando el camino que cada defensa se está planteando para que su cliente salga lo mejor parado posible frente a los bandazos que dan los fiscales y las dificultades para discernir entre unas tramas y otras que tiene el juez.

El actual BBVA que lidera Carlos Torres se escuda en la existencia de un modelo de 'compliance' en el banco que, aunque no haya funcionado en el caso concreto de ciertas personas (sobre todo si una de ellas era el máximo dirigente), para intentar librar a la entidad de toda culpa y cargársela a las actuaciones concretas de exdirectivos como Antonio Béjar, Julio Corrochano y el propio FG. Cuenta con los dos despachos más fuertes en el derecho de los negocios -Garrigues y Uría- e incluso sus sistemas de 'compliance' los controlaba y verifica en todo lo que respecta a la responsabilidad penal del banco como persona jurídica otro de los grandes, Cuatrecasas, aunque para el proceso no se haya contado con ellos. Con esa muralla legal, los fiscales van a tener muy complicado demostrar que no había un sistema de “supervisión, vigilancia y control” suficiente.

Es más, la retirada del banco de la acusación del caso Ausbanc es una estrategia clara de separar a la actual cúpula de la entidad de lo que hacía la anterior, de forma que toda la carga legal caiga sobre personas concretas, no sobre el banco. No se podía estar en el juicio de Ausbanc como principal acusador, diciendo que la entidad fue perjudicada por las supuestas prácticas extorsionadoras de esa asociación, que hicieron saltar por los aires todos los controles del compliance, y llegar después ante García Castellón a defender justo lo contrario. Sobre todo si se llega a demostrar, incluso en el propio forensic que el banco ha hecho, que las pruebas sobre las que se acusa a Ausbanc (incluida la denuncia anónima teledirigida desde el banco y el espionaje a su responsable, Luis Pineda) pudieron estar obtenidas por métodos fraudulentos. Cortada esa vía de agua, habrá que ver cómo queda en el juicio la actual cúpula del banco.

De forma paralela, los exdirectivos investigados tratan de salvar sus muebles aunque para ello se tengan que llevar por delante todo lo que en su día fue su 'modus vivendi'. Béjar, que es el único que hasta ahora ha tirado de la manta, no duda en soltar lastre, por aquello de que a rio revuelto… Faltan aún las explicaciones de los directivos investigados que no quisieron declarar antes de que se levantara el secreto, pero la clave va a estar sobre el exresponsable de seguridad, que todos los datos sitúan en el centro de todas las batallas, sin que él se haya explicado todavía.

Mientras las piezas del puzle encajan y la reputación del BBVA sufre cada día un poco más (aunque no tanto su cotización), al juez le tocará lidiar con sus fiscales y con las implicaciones mayores que pesan sobre la causa, sobre todo en lo que respecta a la condición o no de Villarejo como empresario (cosa que dejaría a la causa sin el delito de cohecho) y a la presión política, que ve como la amenaza del excomisario en prisión de que podía provocar un incendio de grandes dimensiones coge cada vez más cuerpo sin que nadie pueda evitarlo.

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