OPINION

Los efectos colaterales de la batalla electoral de Madrid

Carmena y Errejón se besan / YouTube
Carmena y Errejón se besan / YouTube

Algunos de los gestores de inversión a nivel internacional más importantes de la capital se quejaban amargamente la semana pasada de lo mucho que los políticos hablan de cara a la galería sobre cualquier cosa y en su lucha de poder particular, y lo poco que hablan entre ellos para intentar llegar, al menos, a algún consenso en las grandes cuestiones del Estado. A quienes están habituados a negociar operaciones de riesgo en busca de rentabilidad en cualquier parte del mundo, pendientes de lo que pasa con el Brexit, con Trump o con Irán, les choca amargamente la falta de visión de conjunto de unos políticos que no entienden que el dinero huye despavorido cada vez que levantan la voz con verdades a medias. Aunque parezca lo contrario, hay muchas miras puestas en como va a quedar el panorama de los pactos a los que se verán abocados a partir del domingo que viene miles de ciudades y comunidades autónomas, en las que hay empresas y operaciones en ciernes que necesitan lo que menos tienen en cuenta los políticos, estabilidad económica y jurídica.

Una vez aclarado que el país va a tener un Gobierno de izquierdas, pero sin la presión independentista de los últimos meses, una de las claves para el mundo de las finanzas va a estar en lo que ocurra en la Comunidad de Madrid, el centro de negocios más importante de España, favorecido en el último año por la crisis política y social de Cataluña. Junto con Murcia y Castilla y León, la capital es el último bastión que le queda al PP que ahora, tras casi dos décadas y media de gobierno autónomo, puede perder. Después de que la izquierda de Manuela Carmena diera un vuelco al ayuntamiento hace cuatro años, ahora todo se va a jugar en un puñado de votos, tanto para reeditar en la Comunidad el pacto andaluz de una derecha a tres ‘colgada’ de los radicales de Vox, o un ‘sorpasso’ a la izquierda de la mano del ‘rebelde’ Errejón y el socialista Gabilondo.

Bajando al terreno esa disquisición general y a sabiendas de que a falta de una semana para las elecciones todo puede pasar en Madrid, dos son los fenómenos que pueden poner la balanza de un lado o de otro en la Comunidad: por un lado, la envergadura del desplome del PP, que ya dan por seguro hasta sus propios candidatos cuando se muestran dispuestos en público a ir de la mano de Ciudadanos si gana; y por otro lado, el alcance que pueda tener el efecto Errejón. El exlíder de Podemos rompió con su amigo Iglesias y generó una debacle en la formación morada que se ha visto reflejada en sus malos resultados de las generales, pero es ahora cuando se la juega él en las urnas, a ver si aupado por el partido de Carmena es capaz de lograr una cesta de votos mayor de la que hace cuatro años logro Podemos solito. Si eso no es así, será difícil ver un gobierno de izquierdas en la capital, y el PSOE puede quedarse compuesto y sin novia para tomar el poder. El potencial de Errejón como político, muy alabado hasta ahora, podría incluso desvanecerse. Héroe o villano, no tiene otra.

Del alcance de la caída del PP dependerá también si Ciudadanos es capaz de imponerse como la fuerza más votada de la derecha en la capital e iniciar por ahí su conquista para ser líder de la oposición, algo que a los de Rivera les parece gustar más, por el momento, que convertirse tan pronto en los ganadores de todo.

Lo que ocurra en Madrid va a reflejar también en gran medida la imagen de estabilidad o desconcierto que se lleven los inversores internacionales cuando apuesten por la economía española. Es evidente el afán del Sánchez por colocar cuanto antes la reforma fiscal que se le quedó en el alero para sacar a las empresas los 6.000 millones de euros que le faltarían para cubrir sus políticas de “justicia social”. Tanto es así que no descartan incluso resucitar los Presupuestos que el independentismo catalán les revocó hace apenas dos meses y medio. Pero esa subida de impuestos con un Ejecutivo que no esté en guerra con la principal autonomía del país en concentración de poder, se adapta y negocia de otra manera que con un enfrentamiento entre administraciones, aunque no sabemos si eso será mejor o peor para las empresas que apuesten por centrarse en la capital para invertir en España o canalizar negocios a otras zonas.

Para completar esa imagen de caos político preelectoral causado por la mezcla en un apenas mes y medio mes de tantas citas con las urnas, antes del domingo habrá que asistir todavía a la formación de las Cortes, donde bajo la seriedad de conformar las mesas del Congreso y del Senado, de las que depende en gran medida la dirección legislativa del país, tendremos que sufrir el ‘show’ independentista con que amenaza la presencia de los presos del procés como diputados y la irrupción, por primera vez en el Hemiciclo, de los nuevos diputados y senadores de Vox. Podemos se quejo amargamente cuando les colocaron en el ‘gallinero’ de la sala en su estreno, de forma que no esperamos menos de Vox si ocurre una cosa similar. Habrá que verlo.

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