OPINION

Los misiles en Siria, pero la batalla entre Trump y Putin está en Irán

Por más comedido, selectivo o calibrado que haya sido el ataque de Estados Unidos y sus dos aliados europeos (Francia y Reino Unido) a Siria, no deja de ser perturbador ver cómo los misiles de Occidente vuelven a volar sobre las ruinas en las que se desarrolla la guerra permanente en la que Al Assad ha metido a su país, supuestamente, para librarle del terrorismo. Después de ocho años de conflicto, miseria y muerte, resulta poco creíble ver cómo todas las potencias mundiales, de uno y otro lado, justifican sus acciones en la defensa de los derechos humanos en la zona, cuando a nadie se le escapa ya, por poco experto que sea, que lo que se está jugando en el tablero de Oriente Medio es una partida de intereses económicos enfrentados, con el petróleo como el fluido que lo mueve todo y la amenaza nuclear a la espera de dar el jaque mate.

Aunque los mercados tengan descontados los efectos de un conflicto bélico en la zona, más por lo que se mueve alrededor de Siria que por la situación y los intereses del propio país, nunca se puede prevenir todo de antemano. El ataque aliado, por el momento, ha tenido más de toque de atención internacional a los dirigentes rusos e iraníes para que sepan aquello de que ‘no nos temblará el pulso’, que de acción bélica global. El apoyo europeo sirve, además, para intentar ‘justificar’ mejor algo que nunca es bueno hacer, y de paso calmar las ansias de un líder norteamericano loco por demostrar al mundo su poderío.

La versión lógica de los analistas sobre este tema es evidente: mientras esto no vaya a más, no perjudicará a la economía tanto como para pensar en una nueva recesión mundial tras una escalada del precio del petróleo que pueda asfixiar a las economías domésticas. Pero todo el mundo es consciente de que este lunes, las bolsas mundiales van a abrir a la baja y lo van a notar, porque el dinero es el ‘ser’ más miedoso del mundo y teme una reacción en cadena que pueda afectar a las rentabilidades que se esperan de una economía mundial al alza. ¿Dónde está el problema? En el tremendo riesgo que este ataque abre sobre el equilibrio inestable del mercado del petróleo y las relaciones comerciales de las potencias occidentales en la zona.

Curiosamente, todas las miradas no están puestas ahora en Siria no en los muertos de unos y otros ataques. Ni siquiera en la maldad de usar armas químicas y la película de espías que se ha montado alrededor de su macabro resultado. El riesgo de los mercados ya no es la muerte en las calles de Siria, sino la reacción de Putin ante la demostración de fuerza aliada, por un lado, y el efecto que todo esto va a tener en las ya de por sí tensionadas relaciones entre Irán y Estados Unidos, y su efecto colateral en el mercado del petróleo.

Putin ya ha advertido que esto “tendrá consecuencias”. De alguna manera, el ataque de Trump, May y Macron, avalado por Merkel, le va a dar alas para mover tropas dentro de Siria, arrasar lo que le convenga de las posiciones rebeldes y llevar a la mano a Al Assad hacia un mayor control del país a medio y largo plazo. Es muy previsible que haga de Siria (de una vez por todas) su plaza fuerte en Oriente Medio, con Irán de aliado y mirando de reojo a China, que está atenta a todo para ver de donde puede sacar mejor tajada, sin molestar.

Con ese escenario, todos los observadores internacionales van a tener la mirada puesta en las próximas semanas, no en Siria, sino en Irán. El 12 de mayo es el plazo máximo que se ha marcado Estado Unidos para volver a poner sobre los iraníes las sanciones económicas que hace un año se relajaron, gracias al acuerdo firmado junto a Rusia, Francia, Reino Unido, China y Alemania, a cambio de que Irán congelase su plan de desarrollo de armas nucleares. La tormenta perfecta está montada: tres de los firmantes de aquel acuerdo se han enfrentado a otros dos (Irán y Rusia) con misiles de por medio; Trump promueve en su país una ley antiiraní y se enfrenta a sus propios aliados europeos, a quienes acusa de no querer ver como Irán se salta el acuerdo y sigue con su aventura nuclear. Si Francia y Reino Unido han atacado junto a Estados Unidos, cabe pensar que también pueden apostar por volver a las sanciones a Irán. Y los líderes iraníes que advierten que si vuelven las sanciones, habrá respuesta contundente por su parte “en una semana”.

Todo ello, con la Agencia Internacional de la Energía (AIE) pendiente del equilibrio en la producción del petróleo, después de haber logrado reducir la sobreoferta en el último año y mantener el control de los precios en el entorno de los 70 dólares el barril. La pretensión de la AIE es seguir por esta línea de estabilidad en el precio del crudo, con la demanda al alza y opciones para manejar cada día lo que sale o entra, gracias a que Venezuela produce muy por debajo de lo que podría, y Angola y Libia también están en horas bajas. Pero los expertos en este mercado saben ahora que solo de Irán, avalado por Putin, va a depender que se pongan en el mercado un millón más de barriles al día , o no, y eso puede trastocar mucho los intereses económicos mundiales.

Si las bolsas mundiales no caen y aguantan bien este lunes la tremenda carga de riesgo e incertidumbre que se ha generado en la atmósfera, es que lo pueden aguantar todo. Podrían contenerse a muy corto plazo, pero una postura inteligente y prudente obliga a ponerse en el peor de los escenarios a medio y largo. Y aunque España no haya sido protagonista de los ataques, está en el barco europeo y la economía en pánico, sobre todo cuando cae, no entiende de fronteras ni de banderas, lo arrasa todo.

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